El Castrismo borró del mapa una obra de arte del deporte hispano cubano

Imagen real del frontón Jai-Alai de la Habana

En el año 1962 se clausuraba definitivamente el frontón Jai-Alai de la Habana. Este histórico recinto había sido inaugurado el 3 de marzo de 1901 en la confluencia de las calles Concordia y Lucena, el pleno corazón de la Habana, y entre 1930 y 1950 llegó a ser el frontón más importante del mundo. 

Las veladas en el Jai Alai alternaban la emoción y la etiqueta. «El hecho de pagar una localidad no exime de mostrarse educado», se leía en la pared izquierda de la cancha. Sin embargo la pasión primaba. Animaban tanto las «finísimas, bellas y arrogantes damas», cruzaban con tanto fragor sus apuestas los caballeros de bigote y canotier, que el frontón de Concordia pasó a conocerse como "El Palacio de los Gritos".

Es que esta bella modalidad se extendió con tanta fuerza, que se convirtió en locura, no sólo en Navarra, sino también en Guipúzcoa, frontones Jai Alai, Moderno, Urumea, Madrid, (frontones Jai Alai, Fiesta Alegre, Central, Recoletos, y en otras ciudades de nuestra geografía como Bilbao, Logroño etc, hasta que cruza el charco hacia Cuba, aunque, según las crónicas de la época, parece que a los isleños les gustaba mas de la cesta-punta. 

Entre ellos, ninguno tan popular como el bilbaíno Luis Gardoy, «príncipe vasco de la chistera» a quien apodaban Macala. Históricas fueron los duelos que escenificaron esta pareja, con Chiquito de Vergara, frente a Eloy Gaztelumendi y al finado José Michelena, alias "el Miche", quien murió de un fatal pelotazo en plena cabeza. Una noche de 1903, con el partido empatado a 29 y esperando el saque del rival, el Palacio de los Gritos estalló en un clamor que pasó a ser santo y seña en toda la Isla: «¡Aire, Macala!» 

Ahora aquel palacio es solo un montón de ruinas y su entorno colonizado por la industria precaria de la lucha por la vida. Se han adosado viviendas a una de sus fachadas tipo "albergues" en ese perverso panorama que adorna la Habana de estos días. Atrás quedaban los días en que aquellas calles de Belascoain, Salud, San Rafael transitaban los cestitas considerados como verdaderas estrellas del momento.
Articulo Anterior Articulo Siguiente