Otra forma de acordarse de Martí en el 170 aniversario de su nacimiento.

María Mantilla hija de Martí sentada con su hijo, nieto de Martí y posteriormente actor de Hollywood, Cesar Romero

María Mantilla y la hermana del actor María Teresa Romero
Efectivamente, un 28 de enero de 1853, hacen 170 años, nació en la calle Paula, en pleno corazón de aquella Habana, el niño José Martí y Pérez, de padre Valenciano y de Madre Canaria que, gracias a una primera educación recibida por el poeta Rafael María de Mendive, fijó cualidades intelectuales que le hicieron ser - con el tiempo - uno de los más grandes próceres de nuestra América.

Pero nos gustaría recordarlo hoy de otra manera, con una anécdota que marcó su vida y no con el acostumbrado cliché propio de esta fecha. Por que además de haber sido un abnegado patriota y amante como nadie de la libertad de Cuba, de hecho vivió más tiempo fuera de Cuba que dentro y aún así la dedicó casi por completo a ella, Martí fue un ser humano común y corriente con sus problemas, sus inquietudes y necesidades y, ¿por qué no?, sus defectos que también los tuvo.

Por ejemplo, sabemos que aunque se había casado un 20 de diciembre del 1877, con la señora Carmen Zayas Bazán, mantuvo relaciones extra matrimoniales, en este caso con otra cubana, la señora María Mantilla. Cuando Martí llegó a Nueva York el 3 de enero de 1880, se hospeda en casa de un compañero del presidio, Miguel Fernández Ledesma, quien vivía en el No 337 West y la 31 calle. 

A los pocos días se muda para un hostal propiedad del matrimonio Manuel Mantilla y Carmen Miyares, cito en la 49 East y la 29 calle en Manhattan, muy cerca de donde se había hospedado en un inicio. Allí sucedió algo que muchos estudiosos de su vida se empeñan en esconder, entre otras cosas para no manchar la imagen prefabricada de un Martí endiosado e intocable.

Es más, los hay que ante la evidencia innegable del hecho, crearon una fábula de que el señor Manuel Mantilla era un inválido desvalido, y que por tanto la señora tenía sus necesidades, de tipo económicas "y de otro tipo", que al parecer Martí ayudó a solventar y de pasó "calmar". 

Por ejemplo en la página número 17 del libro "Cuba, hablo contigo sigo hablando contigo", del escritor asturiano José Manuel Castañón, se describe a la señora Carmen Miyares como una mujer abnegada y luchadora, que para mantener a su esposo paralítico y los tres hijos del matrimonio –Manuel, Ernesto y Carmen,– tuvo que abrir una pequeña pensión donde Martí se alojó.

Otro literato, Rubén Pérez Nápoles, en la página 230 de su obra "Martí el poeta armado", de 2004, describe al señor Mantilla como “un anciano achacoso e inválido, con dificultades físicas que le impedían llevar una vida matrimonial normal. En el caso de este escritor, se hacen aun mas evidente el intento por limpiar la imagen de Martí.

Y podría pensarse que una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose en una verdad, pero resulta que tanto en el censo de Nueva York de 1880, como en el certificado de defunción del propio señor Mantilla, todas estas versiones casi ancestrales quedan desmentidas.

En ese certificado de defunción, el No. 519022 de Manuel Mantilla, confirma que cuando falleció al mediodía del 12 de febrero de 1885 tenía 42 años de edad con dos meses y dos días, de manera que cuando Martí fue a residir en su hogar en 1880, el señor Mantilla tenía solamente 37 años. ¡Menudo anciano achacoso!.

Por otro lado el censo federal de 1880 también lo confirma, mientras que Carmen Miyares aparece con 29 años de edad y sus hijos son Manuel, de 9 años, nacido en Cuba, Carmen de 6, y Ernest de 2, estos últimos nacidos en la ciudad de Nueva York. Por tanto, ¿de donde sacó esa teoría Pérez Nápoles? y encima que debido a la deteriorada salud no podía "cumplir como hombre". De haber sido así, entonces ¿quién le engendró los tres hijos de la señora Miyares, el espíritu santo?. 

El Dr Antonio de la Cova, en una columna publicada en el sitio digital latinamericanstudies.org, asegura que en la columna 20 del citado certificado de defunción se hace señalar - en un recuadro - si el occiso estaba postrado o con alguna discapacidad, y ese espacio se encontraba vacío. Y agrega además que en 1884 murió enfermo del corazón. Según este documento, el señor Mantilla murió de "Estenosis mitral", un tipo de deficiencia coronaria en la válvula mitral. (estrechamiento). 

Martí y su "ahijada" Carmen

Por otro lado, la historia de que Carmen Miyares era una pobre mujer abnegada que tuvo que luchar muy duro para sacar a flote a sus hijos, también la ponen en dudas. Tal es así, que el Centro de Estudios Martianos afirma que en el censo de 1880 se encuentra anotado que el señor Mantilla era un comerciante a comisión; y que su esposa era una ama de casa que incluso, se daba el lujo de tener una sirviente alemana y un cocinero cubano. El señor Mantilla fue inhumado en el cementerio Holy Cross en Brooklyn, New York.

El certificado de nacimiento de la niña María Mantilla señala que nació a las 4:40 de la madrugada del 28 de noviembre de 1880 en el No 243 Grand Avenue, en Brooklyn, y la fecha indica que si Martí era su padre, fue concebida en febrero, ósea pocas semanas después de mudarse y conocerla en el hostal.

Todos los relatos históricos concuerdan que Martí estaba viviendo como huésped de los Mantilla en febrero de 1880. Sin embargo, cuatro meses después, cuando Carmen Miyares estaba en avanzado estado de embarazo, Martí ya no residía con ellos. Por cierto al nacer la niña, Martí se hace pasar por su padrino para mantener el vínculo, sin necesidad de reconocer su paternidad. 

El censo federal de Nueva York del 8 de junio de 1880, demuestra que para esa fecha Martí se alojaba en la casa de huéspedes de Henry C. Beers y familia, cita en el No 345 Fourth Avenue de Manhattan, en este caso un poco lejos de la familia Mantilla. El hogar de los Beers era más amplio, y residían ocho miembros de la familia, nueve huéspedes, y dos sirvientas. 

Cuando la esposa de Martí, doña Carmen Zayas Bazán llegó a Nueva York en diciembre de 1880, acompañada de su hijo José Francisco, el famoso Ismaelillo que luego llegó a ser coronel y jefe del estado mayor del ejército durante el gobierno del presidente José Miguel Gómez, escuchó los rumores de infidelidad. No solo eso, supo que la niña María Mantilla era hija de Martí. 

Tal debió ser el rebote que cogió doña Carmen, que a escondidas de Martí se regresó a Cuba, gracias a que el cónsul Español en New York le resolvió los trámites del pasaporte sin el consentimiento del apóstol y que en esos tiempos lo necesitaba. Por otro lado, llama mucho mas la atención que una vez muerto el señor Mantilla, Martí regresara a vivir a casa de Carmen. Seguramente  fue "para consolar su pérdida". 

En 1915, la señora Carmen Mantilla viajó a La Habana y se hospedó con la familia Baralt. Allí entregó la biblioteca personal de José Martí al doctor Julio Villaldo e incluso, coincidió con la señora Bazán en un homenaje al apóstol. Fue entonces que por exigencias de esta ultima, la señora Mantilla se tuvo que sentar bien detrás donde ella no la pudiera ver. En ese entonces tenía unos 70 años. 

Carmen Mantilla falleció el 17 de abril de 1925 y fue inhumada en el cementerio Woodlawn, en el Bronx, donde posteriormente la acompañaron sus dos hijos. Nunca llegó a ser ciudadana americana. Diez años después, esa niña de la foto, madre del actor cubano César Romero, le confesó en una carta de nueve páginas y fechada el 9 de Febrero de 1935, que José Martí era su abuelo.

Un fragmento de aquella carta decía así: “Yo quiero que sepas, querido, que él (Martí) era mi padre y yo quiero que tú te sientas orgulloso de eso. Algún día, hablaremos mucho sobre esto, pero claro, esto es solamente para tu conocimiento y no para darle publicidad. Este es mi secreto y tu padre (Cesar Julio Romero) lo sabe".

Con Cesar Romero e hijo 

María Mantilla, que aquí en la foto aparece con su esposo y su hijo el actor, falleció en Hollywood en 1962, y sus cenizas están depositadas en el panteón de la familia Romero en el cementerio de Inglewood en California. Como dato adicional les diremos que este actor fue el que dio vida al "Joker" en la serie televisiva "Batman" entre 1966 y 1968; e interpretó también a Hernán Cortés en "El capitán de Castilla", de 1947. 

El 23 de enero de 2004 las nietas de María Mantill y bisnietas de José Martí, Victoria y Margarita Romero, ambas hijas del actor, viajaron a La Habana. Allí donaron una colección que incluía correspondencia, fotos y recuerdos relacionados a José Martí. Casi toda la correspondencia era entre María Mantilla de Romero y oficiales en Cuba. 

Gran parte de esa colección estaba relacionada con celebración del centenario de Martí, llevada a cabo en 1953, aunque las fechas abarcan casi un siglo, desde 1875 a 1974. La mayor parte de la colección estaba organizada cronológicamente, siendo de primordial interés las cartas que José Martí le envió a María Mantilla. El original de esta carta, así como toda la documentación fue donada a la Fragua Martiana por las bisnietas del apóstol.  

Por supuesto el manipulador de Fidel Castro la dio a la publicidad, pero del contenido, como de la propietaria, no dijo ni una sola palabra al pueblo. En esos tiempos no había en Cuba la más mínima posibilidad de conocer nada al respecto. Hoy son otros tiempos muy distintos. ¿Dónde se encuentran esos documentos?, posiblemente en el mismo lugar donde "guardó" del diamante del capitolio. 

Puntos de Vista.


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