¿Será que estamos pagando lo que un día hicimos?.

Judíos a bordo del St Louis. Ni se imaginaban el destino que les deparaba

No cabe duda que el infortunio migratorio de los Cubanos después del 1959 ha sido eso, una tragedia con todas las letras. Las vías para conseguir escapar de la dictadura Castrista han sido, cuando menos, traumáticas, generando miles de muertos que nadie ha pagado, ni pagarán por ahora visto lo visto, tal pareciera que los Cubanos estamos siendo castigados por algo. 

¿Pero que hemos hecho los Cubanos para que el karma nos golpee como ha estado haciendo desde hace 64 años?. Revisar nuestra historia sería una buena manera de responder a esa pregunta; y entonces veremos que la cosa se remonta al 13 de Mayo de 1939, cuando 4 barcos procedentes de Europa repletos de refugiados que huían del fascismo Alemán, buscaron ayuda en América. 

Uno de ellos, el S.S. St Louis, que fondeó en aguas cubanas, transportaba la friolera de 937 de esos judíos. Sin embargo las autoridades Cubanas impidieron que tocara tierra y desembarcaran.  Pero no solo el St Louis, también llegaron "El Orduña", "El Flandre" y "El Orinoco", los que se vieron en la misma situación.

Orduña

El 27 de mayo de 1939, el mismo día en que el St. Louis arribó al puerto de La Habana, también llegó el Orduña, de la British Pacific Steamship Navigation Company, transportando a 120 judíos austriacos, checos y alemanes. Las autoridades cubanas permitieron que 48 de sus pasajeros que contaban con permisos de desembarque entraran al territorio nacional, pero los restantes 72 pasajeros tuvieron que quedarse a bordo

Refugiados Judíos a bordo del St Louis 

Ante la negativa Cubana, el Orduña zarpó de nuevo el 29 de mayo con destino a Sudamérica, pero sin tener la certeza de que a los pasajeros se les permitiría desembarcar en algún que otro solidario puerto y que a esas alturas no importaba cual. 

Dos días después, a través de un radiograma, los pasajeros apelaron al presidente Franklin D. Roosevelt para obtener ayuda de Estados Unidos, señalando que 67 de los 72 refugiados restantes tenían declaraciones juradas o números de registro para inmigrar a Estados Unidos y que habían pensado esperar en Cuba mientras se expedían sus visas de entrada. 

Durante semanas, el Orduña buscó un país que aceptara a los refugiados. Después de cruzar el Canal de Panamá, el barco hizo breves escalas breves en Colombia, Ecuador y Perú. Mientras estaba en Ecuador, un representante del Comité para la Distribución Conjunta (Joint Distribution Committee, JDC) consiguió refugio para cuatro de los 72 judíos. 

Al mismo tiempo, el capitán del Orduña se comunicó con el rabino Nathan Witkin, Jr., un representante de la Junta de Bienestar Judío con sede en Estados Unidos, que estaba destacada en la Zona del Canal controlada por ese país. Con el apoyo de la British Pacific Steamship Navigation Company y del JDC, Witkin logró que los 68 refugiados restantes fueran transferidos en Lima, Perú, al barco británico "Orbita", que iba hacia Europa a través del Canal. 

Witkin persuadió entonces a las autoridades estadounidenses de la Zona del Canal para que permitieran que los pasajeros refugiados del Orbita desembarcaran en Balboa, una ciudad próxima al mar Pacífico. Una vez en Balboa, siete refugiados judíos obtuvieron visas de entrada a Chile y partieron hacia ese país. Los 55 restantes se quedaron en Balboa, en el Fuerte Amador, donde se encontraba la estación de cuarentena de la Zona del Canal, y allí permanecieron hasta finales de septiembre de 1940. 

Documentos migratorios de Cuba expedidos a Ella Schatz, quien había obtenido pasaje a bordo del Orinoco. 

Con la ayuda del Joint Distribution Committee y de la Sociedad de ayuda al Inmigrante Hebreo con sede en Nueva York, el rabino Witkin dispuso el traslado hacia Estados Unidos de 55 refugiados y de 79 adicionales que habían permanecido en el Fuerte Amador desde mayo de 1939. Todos fueron trasladados en el buque de transporte estadounidense "American Legion". 

Flandre 

El éxito en encontrar refugio en Estados Unidos para los pasajeros del Orduña no se comparó con el de otros refugiados judíos que llegaron al puerto de La Habana en 1939. 

A finales de mayo de 1939, el buque francés Flandre transportó a 104 pasajeros judíos alemanes, austriacos y checos al puerto de la Habana. Al igual que en los casos del St. Louis y el Orduña, los funcionarios cubanos no permitieron tampoco el desembarco de los pasajeros, de manera que el barco tuvo que zarpar en dirección a México. 

Durante la segunda semana de junio, el Flandre solicitó sin éxito el permiso necesario para desembarcar a sus pasajeros refugiados en varios puertos mexicanos por lo que los judíos, a bordo del Flandre de nuevo, fueron obligados a regresar a Francia donde fueron admitidos como refugiados por el gobierno francés. 

Orinoco 

El 27 de mayo de 1939, el Orinoco salió de Hamburgo con destino al puerto de la Habana, transportando a 200 pasajeros. Cuando el capitán del Orinoco recibió información sobre las dificultades que otros barcos habían presentado en la Habana, desvió su rumbo hacia las afueras de Cherbourg, Francia, donde permaneció durante días. Al final, en junio del 1939 aquellos 200 judíos tuvieron que regresar a Alemania, y nunca más se supo de ellos.

El St Louis zarpando de Hamburgo, Alemania

El trato de los cubanos hacia los refugiados del St. Louis, y en menor grado hacia los pasajeros del Flandre y del Orduña, atrajo el escrutinio internacional sobre los injusto de los procedimientos migratorios de la isla. Sin embargo, ni el gobierno británico ni el gobierno francés estaban preparados tampoco para hacerse cargo de los que iban en el Orinoco. 

El gobierno de Estados Unidos intervino entonces, pero con poco entusiasmo. Las autoridades estadounidenses tampoco aceptaron a los refugiados, aunque los diplomáticos estadounidenses en Londres presionaron al embajador alemán para que diera garantías de que la Gestapo no perseguirían a su regreso a Alemania. Y sí, los 200 refugiados regresaron a Alemania en junio de 1939, pero nunca más se puso de ellos. 

Ahora bien, la negativa del gobierno de Cuba estuvo basada en varios factores, entre ellos el propagandístico. Sin entrar a justificar, porque incluso, algunas autoridades cubanas hicieron un sucio negocio a costa del dolor de estos emigrantes al cobrarle tasas e impuestos migratorios a precio de oro, hay que decir que el gobierno del presidente Federico Laredo Brú procedió pensando en el bienestar de su pueblo. 

Por un lado el mercado laboral Cubano ya se estaba sintiendo la presión de la emigración española, de manera que admitir otra europeo-judía podría agravar mucho más la situación. Por el otro, la propia prensa española se encargó de soltar "la bola" y los cubanos cayeron en el juego. Es más, por esos días fueron atrapados dos espías nazis que habían entrado en la isla con la misión de hacer correr los mismos comentarios. 

Los emigrantes judíos fueron estafados por funcionarios de emigración cubanos en Europa 

Fue entonces que los cubanos, pueblo que acogió a emigrantes del mundo entero, experimentamos por primera vez sentimientos antisemitas y xenófobos. Armados con carteles y consignas, gran cantidad de habaneros se fueron al puerto para "mostrar su indignación", ante los pobres judíos que no se creían lo que les estaban viendo sus ojos. Además los acusaban de comunistas, y eso acrecentó aún más la hostilidad.

El sector "Franquista" en la isla, encabezado por el "Diario de la Marina" propiedad de la influyente familia Rivero y el "Avance", propiedad de la familia Zayas, se encargaron de lo demás. Diarios diametralmente en contra del comunismo, habían apoyado al general Franco que, en 1939, acababa de derrocar a la República marxista. 

BOCHORNOSO NEGOCIO CUBANO EN EUROPA

Y decíamos injusticia, porque algunos oficiales de extranjería en el consulado de Cuba en Europa, hicieron su agosto vendiendo visas Cubanas como punto de tránsito de camino a Estados Unidos. Las vendían a 200 o 300 dólares cada una que, en la actualidad y según la inflación, serían 2.000 o 3.000 dólares aproximadamente.

Una vez enterado del jugoso negocio, el presidente interino Laredo Brú buscó una solución al problema; y teniendo a Fulgencio Batista tan cerca no fue difícil de imaginar cual fue. Decidieron entonces que solo se quedarían si pagaban una fianza general de 438 mil 500 dólares, pero al final ni eso resolvió el incordio. 

Emigrantes Judíos que en Cuba se le llamaron "Polacos". La mayoría fueron exitosos comerciantes en el negocio de los retales.

Ante la negativa, y la sola admisión de 28 de aquellos emigrantes, 4 españoles y dos que tenían milagrosamente la nacionalidad cubana, el resto, que incluso contaba con visas americanas vigentes, no le quedó mas remedio que poner proa hacia Miami, en la Florida.

Total, que la triste conclusión de esta historia fue que, de todos, Gran Bretaña aceptó solo a 288 refugiados, Holanda 181, Francia 224 y Bélgica 214. Solo el 14% de ellos logró emigrar antes de que se desatara la guerra en 1940 y la mayoría de los que no pudieron escapar, terminaron recluidos en los campos de concentración y exterminio nazis.

Hoy el pueblo Cubano busca desesperadamente distintas vías de escape ante la opresión comunista, y aunque en aquel momento no tuvo la culpa directamente de lo que decidieron sus dirigentes, con su actitud manipulada sí influyó en aquella desgracia. Dicen los místicos que todo lo malo que hayas hecho el Karma cósmico te lo rebota 10 veces más potente, y visto y sufrido lo que estamos viendo y sufriendo, no cabe ninguna duda que es así. 

Puntos de Vista. 
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