La bomba de Tropicana: Dos historias con final diferente


En una publicación de la revista Bohemia, con fecha del 1 de Enero de 1957, se informaba de una bomba colocada en el cabaret Tropicana en la Habana, la que mutiló seriamente a una joven de nombre Magaly Martínez Arredondo, de 17 años, y residente en la Avenida 69, número 12021 en la barriada de Marianao. 

Como consecuencia, le tuvieron que amputar el brazo herido. En el mismo hecho resultó también herida otra joven de nombre Marta Pino Donoso, de 18 años y residente en la misma calle, pero en el No 12209, con lo cual se supone que eran vecinas y amigas. Resulta que en ocasiones este hecho se señala como si la tal Magaly Martínez fuera una víctima del terrorismo callejero que a diario practicaban los miembros del 26 de julio fidelista a todo lo largo del país, en su lucha frontal contra el gobierno de facto de Fulgencio Batista. 

Sin embargo, lo que muchos aun no sepan es que la revista Bohemia, no sabemos si a propósito aunque debió haber sido lo más probable, omitió que la entonces señorita Magaly, lejos de ser una víctima inocente de este mortal artefacto, fue la causante directa de esta deflagración. Por cierto, una oposición por esta revista que no deja de llamar la atención, sobre todo teniendo en cuenta que resulta difícil imaginar como una dictadura sangrienta y despiadada como la de Batista, permitiera la publicación de todos estos hechos sangrientos, la mayoría señalando al gobierno y con todo tipo de gráfica sensacionalista aparejada. Hoy algo así sería impensable en la prensa Castrista.

Total que a continuación citamos dos declaraciones que prueban, y demuestran además, esta inculpación por parte de la joven mutilada. Una fue hecha por Domitila Tillie Fox, la sobrina del dueño del propio cabaret Tropicana, el guajiro Martin Fox, y la segunda realizada por la propia causante de la explosión, la terrorista Magaly, de la que ni siquiera sabemos si aun vive y su paradero.

Domitila Tillie Fox

Mi familia nunca estuvo a favor de Batista. No estaban a favor de nadie. Todo lo que queríamos era llevar el negocio y que nos dejaran en paz. Mi padre (Pedro Fox) soñaba despierto, pasó de ser un granjero a dueño del Tropicana con casi siete acres de tierra. Mi tío Martín complació a papá dándole una parcela en la parte trasera de la propiedad para cultivar frutas y tener animales. 

Aunque a mi familia no le gustaba la política, a menudo visitábamos la finca Kuquine, donde residía Batista, situada muy cerca de La Habana. Kuquine era como la clásica casona de campo cubana. Tenía muchas ventanales de cristales y pisos de baldosas en blanco y negro, jardines y huertos de frutas, parrillas para asar lechones, mesas de dominó e incluso caballos para montar. 

Sin embargo las cosas cambiaron en Cuba a partir de 1956. Las bombas caseras y los cócteles Molotov estallaban en casi todas partes. Los estudiantes estaban organizando manifestaciones anti-Batistianas, mientras que la policía les disparaba al estilo de la "masacre de Kent State". (Tiroteo ocurrido en la universidad de Kent, en Ohio, en 1970)

La gente tenía miedo de salir a clubes y cines, y mi madre me tenía a su lado a todas horas. Hay bombas, repetía con ansiedad. ¡Explotarán de nuevo en cualquier momento!. Esa víspera de año nuevo, mi familia y yo fuimos a celebrar en Tropicana y nos situamos en una mesa al costado del escenario. Justo antes de la medianoche, cuando Benny Moré, El Bárbaro del Ritmo, y la orquesta tocaban, escuchamos un estruendo aterrador.

Una bomba atravesó la barra y causó estragos en el club. Una chica esbelta y morena llamada Magaly Martínez fue abatida por la explosión. Tenía solo 17 años. Era la primera vez que esto sucedía en Tropicana. Nunca sabremos si a la niña le lavaron el cerebro para que pusiera la bomba o si alguien se la había colocado en un bolso de mano sin que ella lo supiera.

Se dirigía al baño, pasando por la barra con el bolso bajo el brazo, cuando la bomba estalló justo debajo de su hombro. Mi madre iba con la niña en la ambulancia mientras sus padres corrían al hospital. Cuando vio a su madre, lo primero que dijo la niña fue "Perdóname Mamá". 

Siempre me pregunté... ¿Por qué pediría perdón si supuestamente no tenía nada que ver?.

Magaly Martínez, en ese momento una recepcionista jubilada:

"Estábamos aterrorizados en Cuba durante ese período. La policía te vigilaba constantemente, y tenías que tener mucho cuidado o podrías ser atrapado y despertarte rígido". (Hombre, el día que hizo estallar la bomba su intención era exactamente la misma)

"No te sentías seguro en ningún lado sabiendo que había una conspiración donde quiera para derribar a Batista. La Universidad de La Habana había sido clausurada. La policía seguía a algunos estudiantes, pero no a los ricos, que podían moverse fácilmente con sus guarda espaldas". 

"Me niego a hablar de la noche del accidente". (Ella lo llama accidente)

Aquella Nochevieja de 1956 fue la primera vez que puse un pie en Tropicana, ya que solo los ricos podían permitirse ir a un lugar tan lujoso. Mi familia era pobre. Mi padre trabajaba en el ferrocarril y mi madre trabajaba como acomodador en el cine local. Después de mi accidente, Martín y Ofelia Fox (Los dueños de Tropicana) me enviaron a Estados Unidos para que me adaptaran un brazo artificial.

Cuando volví, me invitaban al cabaret todos los sábados, pero finalmente se alejaron cuando se dieron cuenta de que mis opiniones eran las de un revolucionario. Aun así, me pidieron en varias ocasiones que me fuera del país con ellos, pero no pude dejar a mi familia ni a Cuba".


Algunos "flipados" apuntaron incluso a un arreglo de cuentas entre gánsteres, digamos Santos Trafficante y Meyer Lansky muy vinculados a este club por aquellos años, sin embargo en declaraciones hechas y reproducidas en la revista radiofónica de Gladys Palmera, se aseguró que fue el propio pianista Bebo Valdés, el padre de Chucho y ex director de Irakere, quien escuchó decir ese día de boca de los empleados que había sido gente de Fidel, pues esperaban que el propio Fulgencio Batista asistiera al cabaret esa noche.

Años después...

Pasaron los años y en otro artículo, en este caso publicado por el periódico - vocero del partido comunista cubano, "Granma", se denunciaban unos supuestos planes de colocar una bomba en el mismo cabaret. ¡¡VAYA CASUALIDAD!!. Entonces sí señalaban a los posibles autores como terroristas. Según este articulo, la acción estaba planeada supuestamente por el señor Luis Zúñiga Rey, entonces directivo de la fundación Cubana Americana con sede en EEUU, acusación que no fue nunca probada legalmente. Otra cosa era lo que decía la tiranía. 

En cambio otros artefactos si fueron colocados en hoteles y centros turísticos de la Habana, e incluso uno de ellos ocasionó la muerte de un empresario italiano en Miramar. En este caso la denuncia fue hecha "de boquilla" por un supuesto agente de la inteligencia Cubana de nacionalidad guatemalteca, Percy Alvarado Godoy, conocido como el agente "Fraile", que afirmó haber estado infiltrado en aquellos grupos patrocinados por la Fundación. En realidad pudo haber sido una historia inventado por él mismo, de hecho nunca aportó una sola prueba legal.


Al final resultó que la "supuesta bomba terrorista de Zuñiga" nunca llegó a ser colocada, mientras que la de Magaly sí y encima importándole poco los daños que esta pudiera haber ocasionado entre los allí presentes. Por suerte para ella solo le interesó el brazo y no le causó la muerte. En cuanto a Bohemia, una vez leí que varios genízaros de Batista se llevaron detenido a su director Miguel Ángel Quevedo, y en un apartado hangar de aviones le hicieron beberse una botella completa de "Palma Cristi". De ahí su odio visceral hacia "El mulato de Banes" y que le hizo publicar un artículo tan ridículo como ese de la imagen. 

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