La luz de Yara, una leyenda del oriente Cubano.


La aparición de luces en ríos, mares, campos, ha estado presente en narrativas en múltiples áreas geográficas, entre ellas la caribeña. Una de estas es la leyenda cubana de ·"la Luz de Yara", a la cual se atribuyen más de 500 años.

Esta narrativa ha sido trasmitida de generación en generación y se le reconoce como una de las leyendas más conocidas en todo el oriente cubano (García Molina, Garrido Mazorra y Fariñas Gutiérrez, 2007, p. 179), que es reconocida por amplios sectores de la población residente en el poblado de Yara, en sus alrededores y en puntos muy distantes de esta localidad.

Este hecho está asociado a varios factores que van desde el incendio de una iglesia, al suplicio del cacique Hatuey o a la fundación de la villa española de San Salvador; pues ambos acontecimientos ocurrieron al unísono en el lejano año de 1513. 

Según la tradición oral de los habitantes de esta región de Cuba, la Luz de Yara, es una luz que sale de noche en los campos, no produce daño a las personas, pero provoca que los caminantes pierdan el sentido de la orientación y se extravíen, alcanzando lugares donde no pensaban llegar. Este es el núcleo fundamental de la leyenda, aunque existen otras versiones de su origen y manifestaciones asociadas al topónimo y sus diferentes ubicaciones geográficas. 

En las regiones cercanas al poblado de Yara, en la provincia de Granma, ubicada en la zona oriental de Cuba, cuentan que surge de la loma de Yara una luz inexplicable, aunque algunos relatos la ven venir desde el mar y a gran velocidad y muchos cuentan que puede dividirse en varias porciones, y que se une después. 

Unos la describen blanca con destellos deslumbrantes, otros [,] roja. En todos los casos, con una luz brillante. Otras teorías apuntan a supuestos tesoros enterrados por los piratas, aunque la mayoría de los campesinos tienden a relacionarla con el alma en pena del indio Hatuey, (…). (Rivero Glean y Chávez Spínola, 2005, pp. 332).

 CACIQUE HATUEY 

Respecto al emplazamiento de este núcleo poblacional, pudiera ilustrar la relación o extracto de una carta que escribió Diego Velázquez, Teniente de Gobernador de la Isla Fernandina (Cuba). A S. A. sobre el gobierno de ella, en el año de 1514 (Copia fiel del original // Pichardo, 1977, p. 70).

… é el dicho asiento é sitio se halló á legua y media de un puerto, questá apropósito de la navegación de la isla Española y de Tierra Firme, y cerca de un rio grande muy bueno, que se dice Yara, de muchas crianzas de ganados y disposición para labranzas de yuca y ages y maíz, y muy buen sitio é asiento para el dicho pueblo.

é que las minas están a 15 é á 20 leguas de allí, y que fizo poner la iglesia en la parte que convenia, y la nombró San Salvador, porque allí fueron libres los cristianos del cacique Yahatuey, é porque con la muerte suya se aseguró é salvó mucha parte de la isla, y así mismo hizo señalar solares para las grangerias de V. A.; é venidos los indios porque envió, de que arriba hace mincion, dio vezindades á los que las quisieron, para que las tuviesen como las que dió en la Asunción…

Ya para la primera mitad del siglo XIX la luz de Yara se empezó a relacionar a criterios patrióticos; y para inicios de siglo XX, con el nacimiento de la república y la necesidad de realzar los valores patrióticos del nuevo Estado-nación, esta teoría se vio fortalecida. Unido a estos cambios, en los argumentos sobre la manifestación de la luz, también se pondera la complejidad de las narrativas culturales de los actores sociales que han recontextualizado la leyenda en el tiempo.

Condensado de "La luz de Yara, una leyenda Cubana" de Jose Manuel Yero // Bayamo Cuba
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