Tramas e intrigas que marcaron la muerte de José Martí

Camino en dirección a Remanganagua, por donde fue trasladado el cadáver del maestro

Mientras José Martí, hábil y diplomático como ninguno, agasajaba en una misiva desde New York en 1882 al general Antonio Maceo, entonces en su exilio de Honduras, este le respondía por la misma vía pero de otra manera un tanto distinta, áspera, como a la defensiva.

De hecho no reconoce en ningún momento el liderazgo que venía asumiendo ya Martí, para entonces dedicado en cuerpo y alma a la libertad de Cuba. Por el contrario, de una manera muy velada les reta a todos en cuento a méritos se refiere . Observe este intercambio epistolar e intente interpretarlo a ver que les dice.

"No conozco yo General Maceo, soldado más bravo ni cubano más tenaz que Ud. – ni comprendería yo que se tratase de hacer como ahora trato y tratan tantos otros – obra alguna seria en las cosas de Cuba, en que no figurase Ud. de la especial y prominente manera a que le dan derecho sus merecimientos".

"Estimo sus extraordinarias condiciones, y adivino en Ud. un hombre capaz de conquistar una gloria verdaderamente durable, grandiosa y sólida... Más yo no estimo legal ni poderosa, por mucho que las soliciten y apoyen, manifestación alguna revolucionaria, que no lleve el asentimiento, y vaya aconsejada y dirigida, de los hombres valerosos y buenos que han adquirido este especial derecho con sus méritos".

"Tal vez por mi odio a la publicidad inútil, ignore Ud. quien escribe esta carta. Flor Crombet se lo dirá. Y yo le digo que se la escribe un hombre que sabe cuánto Ud. vale, y lo tiene en tanto. Con impaciencia espera su respuesta, y queda afectuosamente a sus órdenes, su amigo y servidor, José Martí"

Respuesta de Maceo:

"Mi espada y mi aliento están al servicio de Cuba e insiste en la "unidad política y moral", le proponía a Gómez como Jefe de la Insurrección, con estas palabras: "Cuando este hombre no esté dispuesto a seguir con nosotros, yo tomaré la dirección que mis compañeros de armas me confíen; pero siempre dispuesto a conceder el puesto al que con mejores condiciones que yo, pueda hacer la felicidad de Cuba".

Solo recordar que dos años después en New Orleans, EEUU, se encuentran los tres, Gómez, Maceo y Martí y este ultimo, mostrando un desmesurado apasionamiento por los planes que se avecinaban, tuvo que ser requerido por el generalísimo que al verlo tan exaltado le dijo:

"Vea Martí, limítese Ud. a lo que digan las instrucciones, y lo demás el General Maceo hará lo que deba hacerse". Ese fue el momento en que Martí le ripostó con aquella histórica respuesta: "Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento".

El 10 de octubre de 1890 en un discurso en Harlem, Martí vuelve a la carga señalando el peligro que conlleva el caudillismo para la causa Cubana y lo ejemplifica con la Guerra Chiquita. Por otro lado también hay que entender que aquellos eran tiempos en que la relación entre Maceo y Gómez, no exenta de incordios, era muy estrecha. No así después.

El 25 de marzo de 1895, Gómez y Martí firman un documento desde la ciudad de Montecristi, Republica Dominicana, en el cual el apóstol planteaba la necesidad de establecer un gobierno civil y la necesidad de asegurar el apoyo de la élite blanca cubana y de las naciones extranjeras, lo cual incordiaba diametralmente con el pensamiento de Maceo, favorito al caudillismo de poder militar y, de ser posible, predominante de raza negra.

Maceo veía en el civilismo de Martí las causas del fracaso de la Guerra Chiquita. El clímax llegó cuando en Febrero del 1895, con Maceo entonces planificando salir embarcado desde Costa Rica, Martí pasara por alto su pedido de aumento de fondos encargando el asunto al mulato Flor Crombet, lo que molestó doblemente al Titán de Bronce. 

Todo esta problemática se volvió a poner de manifiesto tres meses después en la Mejorana. El 5 de mayo de 1895, reunidos en aquel ingenio, tampoco lograron llegar ni remotamente a un acuerdo sobre temas muy importantes relacionados con la independencia. Así lo describe Martí:

«Maceo terminó el almuerzo abruptamente, diciendo que "ha de andar seis horas". Allí, cerca, están sus fuerzas reunidas de Oriente, pero no nos lleva a verlas. En lugar de eso nos dejó «con la escolta mohína» a pasar la noche a otro rancho fangoso, fuera de los campamentos, abierto a ataque . . . Y así, como echados, y con ideas tristes, dormimos.

Todo esto fue corroborado por Gómez en su diario de campaña, donde menciona el almuerzo que él y Martí compartieron con Maceo el 5 de mayo en La Mejorana, pero no describe el contenido de su conversación. Sólo escribe que después del encuentro, Maceo les condujo fuera de su campamento, dejándoles pasar la noche "solos y desamparados".

José Julián Martí y Pérez (28-1-1853 // 19-5-1895) Tenía solo 42 años el día que murió en los potreros de Dos Ríos. 

Sepa que si Martí no dejó más anotaciones sobre todo esto, fue porque no quiso dejar cabos sueltos que pudieran informar al enemigo. Pero aún así, con lo poco que había escrito no se sabe que pasó. La información que aparece en su diario con fecha 5 de mayo estaba incompleta.

Las páginas que corresponden al siguiente día, que pudieron haber contenido más información acerca de la desavenencia con Maceo, desaparecieron del archivo de Máximo Gómez. Al final la muerte de Martí el 19 de mayo, apenas dos meses después de la penosa discordia, favoreció a que se le "echara tierra" al asunto definitivamente. 

En un artículo de Cabrera Infante, publicado por el diario El País de España y citando información obtenida por el ensayista argentino Ezequiel Martínez Estrada, uno de los grandes escritores vinculados a "Casa de las Américas" en la Habana, en ningún momento el improvisado e inexperto escolta Ángel de la Guardia Bello, un joven recién llegado a Dos Ríos y perteneciente a la tropa del general Bartolomé Maso, impidió que Martí continuara con aquella cabalgata directa hacia la muerte.

Es más, aun estando herido y con su caballo moribundo, Ángel dijo que vio como un mulato cubano (Se supone que fue el tristemente famoso Pedro Pablo Oliva), que fungía como explorador de la tropa del coronel español José Ximenez Sandoval y Ballange, se acercó a Martí pronunciando una infame e injuriosa frase: "Hombre don Martí, usted por aquí", mientras lo remataba con su fusil. Esto fue corroborado por su hermano Dominador, también presente en la refriega.

En carta a Tomás Estrada Palma, uno de los mejores amigos de José Martí, el mayor general Máximo Gómez le escribe lo siguiente: 

“Lo que hizo Martí es nada, lo que usted tiene que hacer ahora es lo gordo (…) Martí empezó a torcerse y fracasar desde la Fernandina hasta caer en Boca de Dos Ríos (…) donde pereció sin beneficio para la patria y sin gloria para él (…) A alguna distancia del enemigo le ordené se retirara, él desdeñó mi orden y mientras yo ordenaba la carga no era posible que yo mirase más a Martí”. 

Gómez no hizo absolutamente nada por recuperar el cuerpo de Martí que, en poder de la tropa de Sandoval, se dirigían a Remanganagua. Allí, en el cementerio, recibió la primera de sus cinco sepulturas, en este caso junto al sargento del ejercito español Joaquín Ortíz, otro de los caídos ese día. Lo más que hizo Gómez fue enviar un ayudante con una nota, para ver si el coronel Sandoval le devolvía el cuerpo. 

"Martí era un compañero estimable, pero en caso de que haya muerto nada importa un cadáver más de tantos que tendrá que haber en la guerra. De ser posible en ese caso, díganos donde están depositados sus restos”. Ximénez de Sandoval, militar de honor, bien conocido por los Cubanos por haber residido en la isla desde chico, no debió ni responder aquel mensaje. De hecho nadie supo donde estaba enterrado hasta 1938.

Por todo esto es que uno no deja de preguntarse, si la salida de Martí por el lado equivocado del río Contramaestre, muy a pesar de su escolta, no fuera rectificada a exprofeso. ¿Habrá sido una coincidencia que De la Guardia pasara de Masó a las ordenes directas de Antonio Maceo?. Aún más: ¿Será que nos han estado escondiendo todos estos años, que el padre de la patria no fue mas que fue el muerto útil de esta historia?. 


Fuente: Martí J. Obras Completas. Patronato del Libro Popular. Tomo XXI. Habana: Editorial Tierra Nueva; 1961.// En la misma fuente: Obras Completas pero en el Tomo XVII : Editorial Tierra Nueva, La Habana 1961, ver las paginas 261 y 262.
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