LA REINA DE CUBA: Nuevas revelaciones de Peter Lapp


¿Alguna vez escuchó usted por emisoras de onda corta en Cuba, unos raros mensajes que solo contenían números?, la respuesta es sí, y muchísimas veces además. Pues resulta que este era el método usado por la agente norteamericana Ana Belén Montes para recibir sus mensajes secretos desde la Habana, país para el que espió por espacio de 17 largos años.

Así lo aseguró Peter J. Lapp, el agente del FBI que la detuvo en el año 2001, en su libro "La Reina de Cuba", y que será lanzado este uno de diciembre en la Florida. Montes quien obtuvo su libertad el pasado 7 de enero tras permanecer 22 años encarcelada en Estados Unidos, tiene ahora 65 años, es descendiente de asturianos emigrantes a Puerto Rico, aunque nació en una base militar de Estados Unidos en Alemania donde su padre se encontraba destacado como medico. 

Luego de terminar la universidad en Virginia, Montes comenzó a trabajar en el Departamento de Justicia cuando agentes cubanos la reclutaron como espía. De ser una simple mecanógrafa en el departamento de justicia, pasó a ocupar un puesto importante como analista de Cuba en la Agencia de Inteligencia de Defensa desde donde prestó "valiosos servicios" en contra de su país. 

Y es aquí donde estuvo el éxito de este reclutamiento, pues no lo hizo por dinero como suele suceder en este giro, si no por problemas ideológicos que derivaron en un profundo odio hacia los EEUU. En un viaje que realizó a España en 1977, tuvo cierta relación con un izquierdista argentino que al parecer, fue quien "supo lavarle muy bien el cerebro".

No obstante, - dijo Lapp - "fue descubierta y evaluada por una compañera de clase llamada Marta Rita Velázquez, también puertorriqueña, que se hizo su amiga al verla como expresaba abiertamente su rabia e insatisfacción por la política de EE.UU. en Nicaragua y en El Salvador. Fue Marta quien meses después le presentó "a un diplomático que trabajaba en la misión de Cuba en la ONU", dijo el agente en una entrevista.

En un informe de la CIA, citado por el periódico "The Washington Post", se afirmó que la inteligencia Cubana se aprovechó de su desmesurado egocentrismo para hacerle creer que los destinos de Cuba dependían de lo que fuera capaz de espiar. De hecho, en 1985 fue capaz de viajar a Cuba a escondidas, solo para recibir una medalla "por sus servicios prestados".

Mensajes en clave ocupados a la espía Montes

Fue capaz, como analista sénior de la DIA y máxima experta en asuntos militares cubanos, de pasarle información a la inteligencia castrista sobre un programa secreto de la gubernamental Oficina Nacional de Reconocimiento de EEUU basado en el uso de satélites y que estaba relacionado con la invasión a Afganistán de ese 2001. "Fue de las informaciones más dañinas que dio", aseguró el autor en su libro.

Precisamente, diez días después de los atentados del 11 de septiembre en las torres gemelas de New York ese año, Montes fue detenida, se declaró culpable y, en octubre de 2002, fue condenada a 25 años de prisión con cinco años más de libertad condicional, donde sus actividades como el acceso a la internet y sus relaciones personales en general, estarán completamente monitoreadas por el FBI. 

Añadir que, y según Lapp, Ana Belén tuvo responsabilidad comprobada en la muerte de un oficial "boina verde" norteamericano en el Salvador, así como en la muerte de los 4 pilotos de la organización hermanos al rescate radicada en la Florida, pudo ser que esta "declaración de culpabilidad" fue lo que terminó por salvarle de una prisión de por vida casi segura, lo que ha suscitado varias protestas de algunos sectores favorables a una perpetua.

"Ella está entre los espías más importantes que el gobierno de Estados Unidos ha arrestado desde la Segunda Guerra Mundial y es una de las que más daño ha causado en la historia moderna de este país", dijo en entrevista con la BBC. Lapp estuvo a cargo de entrevistar a Montes durante los siete meses que siguieron a su detención, para conocer a fondo el alcance de su trabajo de espionaje para La Habana.

En las pocas declaraciones vertidas a los medios desde su salida de prisión, la espía afirmó que en los últimos 60 años a ningún cubano se le ha preguntado si quiere que le impongan un embargo asfixiante que los hace sufrir, una pregunta que llevaría una respuesta muy sencilla. Nadie, como nadie tampoco les ha preguntado en todos esos años si querían elegir libremente a un presidente como ella sí podía en su país.

Maldita Hemeroteca 

 

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