Carreras de Coches en Cuba y otros relatos


En 1958 Cuba era el sexto país del mundo en promedio de automóviles por habitantes, solo superada por EEUU, Canadá, Gran Bretaña y Venezuela. 

Esto, cuantificado y según el último censo de población que arrojó que la población Cubana era de 5 829 029 habitantes, y que los datos de la Cámara de Comercio arrojaban que el parque automovilístico era de 196 902 unidades, eso nos da una proporción de un auto por cada 29 cubanos. Sin embargo, de acuerdo con el Banco Mundial, la isla se ubica ahora en la cola mundial con apenas 38 vehículos por cada mil habitantes.

A finales del año 2016 entró a Cuba por primera un coche de la marca "Infiniti", modelo Q 60 de color rojo y de 400 caballos, y los Cubanos se quedaron locos literalmente. Lo llevó a la isla el señor Alfonso Albaisa, uno de los principales creativos de la firma japonesa, que es de origen cubano radicado en los Estados Unidos.

Habían pasado entonces más de 58 años que un auto de semejante gama no rodaba por las desbaratadas calles habaneras, y casi 120 de que el rico farmacéutico catalán, Ernesto Sarrá, presumiera con su "Rochet-Schneider" francés, con una potencia apenas de 8 caballos y velocidad de diez kilómetros hora. Luego Sarrá, que con su inmensa y lujosa droguería "La Reunión" estuvo considerado como el más exitoso farmacéutico de toda América, lució un fastuoso Packard.

Ernesto Carricaburu conduciendo uno de los primeros coches de 1905, un Mercedes Benz de 60 caballos, ganador del tramo de carrera de 158 kilómetros entre Arroyo Arenas a San Cristóbal.

La primera carrera de coches que se tiene noticia en Cuba se celebró el 13 de febrero del 1905. Participaron 5 coches, tres pilotos de Francia y dos cubanos, Ramón Mendoza, que conducía un "De Dietrich" de apenas 35 caballos y el debutante Ernesto Carricaburu, a bordo de un "Mercedes Benz" propiedad del capitán del ejercito libertador Enrique Conill. 

Los participantes hicieron un recorrido - ida y vuelta - de 160 kilómetros entre las localidades de Arroyo Arenas, en Marianao, y San Cristóbal en la provincia de Pinar del Río, resultando vencedor el cubano Carricaburu que cubrió el tramo en poco menos de dos horas y a un promedio de velocidad de 80 kilómetros/h, aventajando a la dupla del auto Columbia compuesta por el mayor Miller y Jospeh Tracey, vigente campeón mundial de ese año. El tiempo oficial fue de 1 hora, 50 minutos y 53 segundos, y fue declarado nuevo record mundial. 

Los otros dos competidores de la "Copa Havana" fueron el señor Roland H. White y el señor Augustine Post, quienes se presentaron con dos automóviles White de vapor. Un detalle curioso fue que el joven piloto Carricaburu se desempeñaba como chofer del mayor general José Miguel Gómez, que tres años después fuera elegido segundo presidente de la república. Así describía el triunfo la revista "El Fígaro"..

"Para la inmensa mayoría del público el triunfo de Carricaburu fue una verdadera sorpresa, pues nadie podía presumir que un joven cubano que por primera vez corría una maquina automovilista pudiera vencer a hombres tan experimentados en esta clase de sport como el veterano Fletcher y el arrojado Tracey, teniendo estos, además, de su parte la circunstancia de montar máquinas de mayor potencia y mejor preparadas para carreras", 

PRIMER ACCIDENTE MORTAL DE CUBA 

En 1906 el coche donde viajaba el presidente Estrada Palma atropelló a un peatón que luego falleció, hecho considerado como el primer accidente automovilístico mortal de Cuba. Pero no fue Don Palma quien conducía como se ha dicho. El hecho, ocurrido en 1906 en las calles habaneras de Monte y Ángeles donde perdió la la vida el empleado de comercio, el señor Justo Fernández, considerado como la primera víctima mortal por atropello vial, iba conduciendo el señor Luis Marx, chofer del presidente en ese momento. Al parecer ambos regresaban de un almuerzo en la finca "La Zorrilla”, en San José de las Lajas, "un poco pasados de tragos".

En 1917 doña María Calvo Nodarse, la célebre Macorina, fue la primera dama en ponerse al volante en la historia de Cuba.  

En el caso de la famosa Macorina, Doña María Calvo Nodarse o María Constancia Caraza Valdés, (hay discrepancias aunque en su carnet de conducir aparece el primero), nacida en 1892 en el poblado de Guanajay y residente en un apartamento de la calle Galeano y Malecón, en la Habana, solía conducir un coche de la marca "Hispano Suiza" de color  rojo y descapotable. Y aquí debemos señalar que la Macorina obtuvo su licencia de conducción 8 años antes que una Española, en ese caso la señora Catalina García González, de la provincia de León, que la obtuvo en 1925 y para eso contando - como condición - con el permiso de su marido. 

Según apunta el investigador Orlando A. Morales Pulido en su libro "La Historia del Automóvil en Cuba", la Macorina, que estaba media coja producto de un accidente de tráfico en el que por compensación le regalaron el primero de los nueve coches que tuvo, era prostituta de "alto standing", y gracias a eso llegó a tener cuatro residencias muy buenas y lujosas en Calzada y B, Línea y B, Habana y Compostela y San Miguel entre Belascoaín y Gervasio; además de caballos, pieles y muchísimas joyas de incalculable valor.

Hispano Suiza de 1917, similar al de Macorina. 

La revista cubana "Bohemia" la entrevistó en 1958, y en esa entrevista confesó que su verdadero nombre era María Calvo Nodarse y que en realidad detestaba que le llamaran "Macorina". "Daría todo lo que tuve por borrar ese mote de mi historia", dijo la célebre conductora que agregó: "No soy una heroína de novelas, ni siquiera considero que merezca una entrevista". Sin embargo terminó viviendo en un modesto apartamento en la calle "Apodaca" No 356, en la Habana vieja, donde murió en 1977 a los 85 años.

DECLIVE

El declive de la Macorina se inicia en 1934, tras el crac del 29. Sus fondos bancarios que recibían ingresos de hasta mil dólares mensuales empezaron a menguar y, aunque no sintió la pobreza, esa que tanto le había costado mantener al margen, con tanta rapidez, pues nada más sus alhajas estaban valuadas en cien mil pesos, eventualmente y coincidiendo con el ocaso de su juventud, vendió sus nueve autos, sus cuatro en total en El Vedado, Centro Habana y La Habana Vieja, y sus joyas.

El primer semáforo de Cuba se colocó en la década del 30´s en la esquina de Prado y Neptuno y las primeras veinte motos "Harley Davison" para el servicio de patrulla de tráfico, conocida en cuba como los "Caballitos", se trajeron en 1943, siendo sustituidas por las no menos famosas "Guzzi" italianas en 1966.

Sus llamadas dejaron de ser atendidas en las oficinas de los bancos, sus cartas a Fulano, el latifundista y a Zutano, el de los almacenes, nunca tuvieron respuesta, y nadie más volvió a requerir de sus servicios. Se sabe que durante los años cuarenta regentó una "petite maison de tolérance", un término más chic que el burdo "Príncipe No 155", que fue cerrado en 1962.Triste, que curiosa a la vez, historia.

Por otro lado y según datos del museo del motor en la Habana, en 1913 ya circulaban más de mil coches; y en 1916 se superaban los tres mil. Al triunfo del Castrismo, en 1959, estaban censados en Cuba un total de 180 511 autos, y entre las marcas más corrientes y preferidas estaban la DeSoto, Playmouth, Ford y Chevrolet, entre las más baratas por supuesto, así como los más caros Chrysler, Oldsmobile Lincoln o Cadillac. Se estima que lo que queda de aquel parque norteamericano alcanza todavía los 50 mil coches, la mayoría funcionando con piezas "inventadas".  

Nota: A propósito del capitán mambí Enrique Conill, su nieto, Guido Conill, integró con los años el Batallón No 2 de la brigada 2506 que desembarcó en las costas de Playa Girón en 1961.

Maldita Hemeroteca 
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