Fue el único hombre que estuvo por encima de Fidel Castro en el gobierno de Cuba, el único que, en teoría, pudo darle órdenes al "comandante". |
Propuesto por el Movimiento 26 de Julio para presidente provisional de la República, cargo al que juró en la noche tarde del 1 de enero de 1959. Se opuso al rumbo totalitario que tomó la Revolución. Renunció en julio de 1959, salió al exilio en abril de 1963 y participó en actividades contrarias al totalitarismo cubano. Escribió libros y fue profesor de Español. Falleció en julio de 1981 en el Hospital Saint John de Nueva York.
Presidente interino Manuel Urrutia Lleó. |
Sin embargo, el nombre de Manuel Urrutia y su breve paso por la historia se pierden antes y después de las causas y azares que lo llevaron a ser, no solo el último gobernante de derecha en la isla, sino también el primer presidente de la Cuba en revolución. Todo al mismo tiempo. Aquella vorágine de acontecimientos lo llevaron a asumir el mando político del país el 1 de enero de 1959, aunque solo por unos meses.
En Hacienda; Elena Mederos, en Bienestar Social; Roberto Agramonte, ministro de Estado; y José Miró Cardona, Primer Ministro, este último propuesto por Fidel por considerarlo “como un bálsamo para la burguesía”. Entre los segundos, Luis M. Buch, ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros; Faustino Pérez, ministro de Recuperación de Bienes Malversados.
El presidente flanqueado por Camilo (sombrero) y Guevara |
Armado Hart, en educación; Raúl Cepero Bonilla, en Comercio; Manuel Fernández García, en Trabajo; Enrique Oltuski, en Comunicaciones; Augusto Martínez Sánchez en Defensa; Regino Boti, Encargado del Consejo Nacional de Economía; Julio Camacho Aguilera, en la Corporación Nacional de Transporte; y Osvaldo Dorticós, Encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias.
"Fue el primer opositor desde el gobierno al giro que dio Castro hacia el comunismo, así como el primero que intentó detenerlo, un valiente gesto que le costó no volver a pisar nunca más su patria".
En entrevista con la BBC Mundo, el escritor cubano Norberto Fuentes, autor de la autobiografía de Fidel Castro, en la que en varios capítulos, abarca los episodios del azaroso paso de Urrutia por la presidencia. Fidel Castro dirigió la lucha contra Batista en la Sierra Maestra, mientras otros grupos y partidos coordinaban la acción en las ciudades.
Al decir de Fuentes, el ascenso y caída de Urrutia en los primeros meses de 1959, fue una especie de metáfora de las figuras con "vida limitada" que también fueron protagonistas de los inicios de la revolución cubana y olvidadas después.
En un acto de valentía, Urrutia dijo que a los jóvenes no se les podía condenar, porque lo que habían hecho estaba amparado por la Constitución de 1940, que decía que el pueblo tenía el derecho a rebelarse contra un gobierno dictatorial.
Entre otras leyes de mayor impacto fue la Reforma Agraria, de mayo de 1959, cuyo antecedente estaba en la Ley número 3 de la Sierra Maestra, la cual había concedido a los colonos, arrendatarios, aparceros o precaristas, la propiedad de hasta dos caballerías, previa indemnización a la parte afectada. El autor de esta Ley de la Sierra Maestra, Humberto Sorí Marín, (fusilado) había asegurado que dentro de los cánones precisos de la Constitución de 1940, no habría una sola confiscación.
Una de ellas fue la ocupación militar por el Directorio Revolucionario, el 1 de enero de 1959, del Palacio Presidencial, la Universidad de La Habana, la base aérea de San Antonio de los Baños y el Capitolio Nacional.
El Che, que ya estaba en La Habana, viajó a Camagüey el día 5 de enero para informárselo a Fidel. El conflicto se pudo negociar y el día 6 de enero, el Directorio entregó el Palacio a Camilo Cienfuegos y Machado Ventura quienes asumieron la dirección del edificio.
José Miró Cardona tenía contradicciones con Urrutia, por esa razón varios ministros provenientes del M-26-7 le plantearon a Fidel que ocupara el premierato. Para aceptarlo, Fidel puso como condición: “tener el control directo de la política general, sin menoscabo de las facultades que, conforme a la Ley Fundamental, le correspondían al Presidente de la República”.
El 13 de febrero de 1959 el Consejo de Ministros procedió a analizar la exigencia de Fidel y se acordó cambiar la redacción del artículo 146 de la Ley Fundamental, quedando así: “Corresponderá al Primer Ministro dirigir la política general del Gobierno, despachar con el Presidente de la República los asuntos administrativos, y acompañado de los ministros, los propios de los respectivos departamentos”.
Urrutia fue nombrado presidente en la Sierra Maestra, ante Fidel Castro, en diciembre de 1958..
Yo creo que cuando Fidel está hablando del Gobierno se está refiriendo a mí, a lo que Enrique Oltuski respondió: A mí me parece que no es contra usted, sino contra el Gobierno en general. En julio Fidel “renunció” al premierato. Al día siguiente acusó a Urrutia de obstaculizar la aprobación de leyes revolucionarias en el programa televisivo “Ante la Prensa”, donde dijo:
Urrutia no fue electo por el pueblo, sino designado y subordinado a los revolucionarios que tomaron el poder. Aunque no fuera su voluntad, las medidas implementadas durante su mandato sentaron las bases del totalitarismo. Su acierto, infructuoso, se limitó a intentar frenarlo.
El hecho fue que la Constitución de 1940, por la que se había derramado tanta sangre, fue sustituida de forma definitiva. Su restitución había identificado a los que se opusieron al golpe de Estado de 1952. Con ella se justificaron las acciones armadas como el asalto al cuartel Moncada, el desembarco del Granma y la lucha guerrillera. Y el propio Urrutia, en su condición de Magistrado, se basó en ella para emitir el voto absolutorio a favor de los acusados por esos hechos.
La sustitución de la Carta Magna de 1940, por la Ley Fundamental del Estado Cubano, sentó las bases del poder político, económico, cultural y social que se institucionalizó en 1976 y perdura hasta hoy. Ese fue su gran desacierto, que por su impacto negativo, arroja sombras sobre cualquier acierto de su gobierno.
La gran lección de nuestra historia política -magnificada durante el Gobierno de Urrutia- es la importancia vital de la soberanía popular: el pueblo tiene que participar activamente, elegir libremente y exigir a los elegidos: algo imposible en un sistema totalitario.
Desde 1976, la figura de presidente de la República desapareció de la constitución de Cuba y todo el poder recayó formalmente sobre Fidel Castro. A Urrutia un salvoconducto le permitió salir de Cuba y se asiló en Estados Unidos donde, desde la sombra y sin respaldo, intentó hacer oposición al castrismo hasta su muerte en 1981.
"En el exilio no tuvo mayor trascendencia. Él no era un político, los que lo conocieron siempre se refieren a él como un hombre sin carisma, anodino. Realmente había llegado a un lugar al que realmente él ni siquiera se imaginó ni pretendió llegar. Fue un instrumento del momento histórico que le tocó", concluye Guerra Vilaboy. Envejecido y desgastado, su nombre se perdió desde entonces en el olvido de la historia.
“La razón de la renuncia es una razón de orden interno (…) obedece a la imposibilidad por mi parte de continuar ejerciendo el cargo en las actuales circunstancias, dadas las dificultades con el señor Presidente de la República”.
Ante la presión, Urrutia presentó la renuncia y en su lugar se designó a Osvaldo Dorticós Torrado. El 26 de julio, en el Sexto Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel reasumió el cargo con plena autoridad para juzgar, legislar y gobernar.
Urrutia y Fidel Castro |
Urrutia no fue electo por el pueblo, sino designado y subordinado a los revolucionarios que tomaron el poder. Aunque no fuera su voluntad, las medidas implementadas durante su mandato sentaron las bases del totalitarismo. Su acierto, infructuoso, se limitó a intentar frenarlo.
El hecho fue que la Constitución de 1940, por la que se había derramado tanta sangre, fue sustituida de forma definitiva. Su restitución había identificado a los que se opusieron al golpe de Estado de 1952. Con ella se justificaron las acciones armadas como el asalto al cuartel Moncada, el desembarco del Granma y la lucha guerrillera. Y el propio Urrutia, en su condición de Magistrado, se basó en ella para emitir el voto absolutorio a favor de los acusados por esos hechos.
La sustitución de la Carta Magna de 1940, por la Ley Fundamental del Estado Cubano, sentó las bases del poder político, económico, cultural y social que se institucionalizó en 1976 y perdura hasta hoy. Ese fue su gran desacierto, que por su impacto negativo, arroja sombras sobre cualquier acierto de su gobierno.
"Fue un acto masivo y no había dudas de que Fidel era el héroe del momento y que a Urrutia no le quedaba otra opción que renunciar", cuenta a BBC Mundo.
Urrutia fue el primer mandatario después de la revolución en ocupar el Palacio Presidencial de Cuba.
Tras renunciar a la presidencia en julio de 1959, Urrutia se refugió en la embajada de Venezuela. Lo sustituyó en el cargo Osvaldo Dorticós, un líder comunista que unos años después terminaría pegándose un tiro en la cabeza.
Dorticos |
"En el exilio no tuvo mayor trascendencia. Él no era un político, los que lo conocieron siempre se refieren a él como un hombre sin carisma, anodino. Realmente había llegado a un lugar al que realmente él ni siquiera se imaginó ni pretendió llegar. Fue un instrumento del momento histórico que le tocó", concluye Guerra Vilaboy. Envejecido y desgastado, su nombre se perdió desde entonces en el olvido de la historia.
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