Bojeo, conquista y colonización de Cuba. Primeras epidemias. Ataques de corsarios y piratas. (II)


El proceso de conquista y colonización hispana en el siglo XVI posibilitó la interrelación étnica y cultural entre europeos y aborígenes. Este choque cultural hizo que el panorama epidemiológico existente en Cuba cambiara radicalmente y aparecieran epidemias que incidieron notablemente en la vida colonial.

EPIDEMIAS

 En Cuba y en América: 

1519 y 1520, viruela. 
1521 viruela, más en La Habana. 
1523, de tabardillo o influenza en México y Guatemala. 
1530, la viruela causó grandes daños a los indios cubanos. 1572, otra de viruela en Cuba que introdujeron los negros trabajadores del castillo de La Fuerza 
1576 grave de tifus exantemático en México y Guatemala. 

Durante el siglo XVI se sucedieron otras epidemias de viruela en 1530 y 1570. También hay información de la ocurrencia de varias epidemias de peste durante esta centuria(4) . En 1598 se produce en Guanabacoa la primera epidemia de sarampión registrada en Cuba, que afectó fundamentalmente a los indios.

El siglo XVII se inició, en lo que a enfermedades transmisibles se refiere, con una epidemia no bien precisada en el año 1603, recogida en la literatura de la época como peste. La palabra en la época era sinonimia de epidemia. Es posible que se tratara de un brote de paludismo.

En 1637, hubo una gran epidemia de sarampión, y otra de viruela en La Habana, e hizo su aparición de forma epidémica una enfermedad que tuvo en jaque a la población europea durante tres siglos: la fiebre amarilla o vómito negro. La fiebre amarilla, o vómito negro (también llamada la plaga americana), es una enfermedad viral aguda e infecciosa causada por "el virus de la fiebre amarilla", no se conocía cura y aún no se conoce. 

Es transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti y otros mosquitos de los géneros Aedes, Haemagogus y Sabethes. El mosquito de la fiebre amarilla no perteneció originalmente a la fauna de la isla sino que poco a poco se fue desarrollando en Cuba una raza de esta especie capaz de acomodarse al clima, que es más fresco que el de Santo Domingo o el de Veracruz, de donde es oriundo.

De otra manera no se podrá explicar el hecho de que, habiendo una población no inmune suficiente y a pesar de que las tres flotas regulares (flotas de India) proveniente de los puertos infectados de Cartagena de Indias y Portebello, de Honduras y Veracruz, se encontraban todos los años en La Habana en junio, antes de proseguir su viaje de regreso a España, hubieran transcurrido 100 años desde que se establecieron las primeras colonias en Cuba antes de que la fiebre amarilla hiciera su aparición en la Isla en 1648, en forma endémica.

La fiebre amarilla se mantuvo en Cuba casi tres siglos desde la famosa epidemia de 1649, cuando murieron los médicos habaneros Estela, Gutiérrez y Sandoval. Según los cálculos del doctor Jorge Le Roy y Cassá, esta epidemia causó la mortalidad más alta registrada en Cuba, calculada por él, de 121,72 por mil habitantes.

En el año 1652, se registró un nuevo brote de fiebre amarilla en La Habana, y en 1654 hizo estragos la enfermedad en toda la isla; en 1658 causó numerosas víctimas en la villa de Bayamo. En 1677 regresó la viruela con otra epidemia en la capital, junto a una de “tabardillos.” El tabardillo o tifus es un conjunto de enfermedades infecciosas producidas por varias especies de bacterias del género Rickettsia, transmitidas por la picadura de diferentes artrópodos como piojos, pulgas, ácaros y garrapatas que portan diferentes aves y mamíferos.

La viruela continuó sus afectaciones hasta 1683, y en 1684 volvió a aparecer con otra epidemia en La Habana, donde en 1686 la situación epidemiológica por su causa fue muy grave, y continuó hasta el siguiente año. En 1693 apareció junto con la fiebre amarilla en La Habana, y para concluir el siglo se presentó una epidemia de fiebre amarilla en Santiago de Cuba.

En 1718 existió mucha viruela entre la población esclava africana en las plantaciones del interior. El sarampión se presentó con otra grave epidemia en La Habana en 1727, y en 1730 acaeció una pandemia de viruela en esta ciudad, para en 1732 producirse otra, además de numerosos casos de tabardillos y calenturas malignas. 

Al año siguiente hubo brotes de gripe y fiebre amarilla en la ciudad. En 1737 se recogió información de la existencia de una epidemia de fiebres malignas, y en 1738 se recrudeció la fiebre amarilla por motivo de la llegada de la Armada de Pizarro, todas estas en La Habana. En 1742 llegó a La Habana la Escuadra de Rodrigo de Torres, a raíz de la cual se desató una epidemia de fiebre amarilla. 

Entre mayo y octubre de 1761 se presentó otra epidemia de fiebre amarilla dentro de las numerosas fuerzas españolas que llegaron a La Habana para defenderla contra una amenaza inglesa. Esta epidemia tuvo gran magnitud, evidenciado en que las salas de los hospitales no dieron abasto para admitir enfermos, y en su saldo de 3 000 soldados españoles muertos. En 1764 la enfermedad atacó a la marinería de la tropa del Conde de Ricla que había llegado de España.

En 1770 hubo una epidemia de viruela, que se perpetuó en La Habana según las actas del Cabildo. En 1789 se presentó una epidemia de gripe que popularmente fue bautizada como “el bolero”. En 1794 coincidió con la llegada de la escuadra española de Aristízabal una epidemia grave de fiebre amarilla en la capital, que luego afectó a las regiones centrales, principalmente Santa Clara, donde ocasionó 600 muertos, y terminó el siglo con brotes epidémicos de viruela en Remedios en 1800.

Del siglo XVI al XVIII, la situación higiénica de toda la colonia fue deplorable. Los profesionales de la salud consideraban al clima cálido y húmedo como un factor causal de enfermedades y epidemias, ya que en el aire existían causas locales tan activas y capaces de inficionarlo. Las aguas estancadas, los pantanos formados por el derrame de las aguas de las zanjas, las condiciones de vida de los esclavos y la costumbre de enterrar los cadáveres en las iglesias, eran para el doctor Tomás Romay elementos importantes del mal estado sanitario de la colonia.


Tomado de:
 
-Cuadernos de Historia de la Salud Pública. Mi SciELO

-Epidemias en Cuba durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Roque PL, Alfonso AY, Torres ÁLÁ, et al. Epidemias en Cuba durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Universidad Médica Pinareña. 2018.

*(V Cuaderno de Historia Habanera, No. 62 por E. Roig de Leuchsenring, pág 18)

**  (Véase: Epidemiología, Cuaderno de Historia Sanitaria, No. 5, 1952)
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