CERVEZA POLAR: Don Emeterio Zorrilla y Bringas

Hace muy poco un conocido Venezolano desconocía que "su cerveza Polar" en realidad era más Cubana que las palmas. Pero no se alarme por eso, otro canario pensaba que Cuba estaba en taparrabos como estaban ellos en los años 50. Se puso las manos en la cabeza - por poco le da un ictus - cuando le solté en plena jeta que éramos el sexto país del mundo en promedio de coches por habitante. Da igual.

Lo cierto es que la cerveza Polar la fundó en Cuba un español de nombre Emeterio Zorrilla y Bringas, un emigrante convertido en empresario y supuestamente llegado del valle de Ruesga, en Cantabria, donde había nacido en 1848. Emigró a Cuba en 1860, como se señala en una de las actas de los cabildos del Ayuntamiento de La Habana con fecha del 27 de septiembre de 1872.

Emeterio Zorrilla Rebul, hijo del magnate 

A partir de ahí su vida fue trepidante, tanto en los negocios como en los social. Fue vocal de la Junta General protectora de libertos, vocal del Banco Agrícola de Puerto Príncipe, vocal de la Junta de la Deuda, presidente del Banco de Comercio, presidente de la Asociación de Dependientes de Comercio de La Habana, primer director de El Diario de la Marina etc, etc y etc. 

Ahora bien, la fabrica de Cerveza "Polar", creada por escritura número 69 ante el notario de La Habana, el doctor José Ramón del Cueto y Sánchez, el día 25 de febrero de 1911, y que vendría a convertirse en otro de los negocios cerveceros más famosos de toda la República, se tuvo que mudar a Venezuela cuando en 1959 llegó "quien tu sabes", el innombrable, de ahí la equivocación de este ignorante "chamo".

Banquete de Asturianos (Consejo de Eilao en Illano) en los jardines de la fabrica en 1940

Precisamente a Bringas se le debe la construcción del estadio "La Polar", que curiosamente en 2017 otra empresa española, la Green Fields, le instaló el césped artificial por gestiones de la FIFA. Este vetusto estadio de futbol está situado en la zona de Puentes Grandes, en Marianao, entre el río Almendares y el arroyo Mordazo, mientras que la fábrica que lo patrocinaba y que pertenecía a la Compañía Cervecera Internacional. S.A., había sido creada por Jesús Rodríguez Bautista y en propiedad de la familia de Emeterio Zorrilla.

Vendía cerveza, malta trimalta y hielo. Era la segunda más importante de Cuba con 500 empleados, y por supuesto la preferida por las clases más populares. Siguiendo el modelo de Tropical, su gran competidora, crearon jardines, merenderos y, sobre todo, una cancha de fútbol para promover el consumo y atraer a los cubanos a sus instalaciones. Su eslogan publicitario era: "La cerveza del pueblo. Y la gente no se equivoca".

Además Zorrilla fue miembro del Consejo de administración de Cuba, presidente de la Compañía de Gas y Electricidad de La Habana, vicepresidente de la Compañía de Tranvías, presidente de la Compañía Cervecera Internacional, vicepresidente de la Cámara Española de Comercio y fundador de la Sociedad Montañesa de Beneficencia en 1883. 

Lamentable estado en que se encontraba la fachada del estadio

Como presidente de la Sociedad Montañesa de Beneficencia, cargo que ocupó durante 12 años, se recaudaron los 130 000 pesos que fueron enviados a Santander cuando la tragedia del barco “Cabo Machichaco”, al incendiarse un recipiente de acido sulfúrico que llevaba en sus bodegas, y que provocó que la dinamita que también cargaba explotara. 

El resultado fue de 590 muertos y mas de 520 heridos. Este rico empresario, y mejor ser humano, residía en el numero 161 de la famosa avenida Habanera Carlos III. Falleció el 23 de agosto de 1920, pero el 10 de mayo de 1921 sus restos fueron trasladados al panteón de la familia en el cementerio de Colón. 

Esto último lo refiere el diario “La Montaña” en su número del 20 de mayo de ese año, aunque algunos investigadores apuntan a que se encuentran en España. En los registros necrológicos de la Habana, consta que su hijo compró un panteón en diciembre de 1945, expediente 29 977, que se encuentra en el cuartel N.E plaza N.E de dicha necrópolis Habanera.

Por Jorge Garcia
Maldita Hemeroteca
Articulo Anterior Articulo Siguiente