El amor en tiempos de guerra


La labor de un verdadero historiador está en la incesante búsqueda de una historia. Puede ser a través de un documento, de un monumento o la tradición oral incluso, para luego ponerla al conocimiento publico sin importar lo que signifique, pero nunca magnificar, callar o manipular por mezquinos intereses ideológicos.

También es cierto que se corren riesgos, ya que la desmitificación de un héroe siempre desatará controversias en el imaginario colectivo, más si son hechas a través de manifestaciones artísticas y en el caso Cubano, que con los años ha consolidado una “historia oficial” sin apenas hacer énfasis en los errores de aquellos que fueron sus mitos.

Por ejemplo, existe una novela de amor titulada "De sangre y ron mi Cuba", del autor gallego Fran Jaraba, que su ficción se desarrolla entre España y Cuba en tiempos de la guerra. Lo curioso de esta obra es que está ilustrada como un cómic, lo cual la hace mucho más interesante para la juventud.

La historia trata de un joven poeta español de nombre Maxi Torres, que se embarca hacia Cuba en busca de su amada Lola y, una vez en allí, es la criolla Marina quien se le atraviesa en su camino amoroso. No solo eso, lo arrastra hacia el escenario más crudo de la guerra como fueron los campos de concentración de pacíficos establecidos por el general Valeriano Weyler con la anuencia de Madrid.

CONTROVERTIDAS PINTURAS

Así mismo tenemos a un pintor Camagüeyano en el exilio de nombre Ariel Cabrera Montejo, que quiso plasmar en sus lienzos una visión más humana de aquellos mambises. Fue valiente, porque se adentra en la vida sexual como otro "campo de batalla". Sus obras se encuentran en colecciones privadas en Cuba, Estados Unidos, México, Colombia, España, Alemania e Italia. Su estilo, que sería según los que saben el neo-historicismo, deslegitima las gramáticas autoritarias y pone en jaque al sujeto que las construye. 

La narrativa en Tregua Fecunda (2015-2017), como tituló su obra, desplaza ese aburrido bucle ideológico y militante de aquellos héroes que en la historiografía cubana, solo se han descrito a través de guerras, revoluciones y conflictos, donde el discurso histórico político y social siempre han estado relacionados. Montejo es de la opinión que se puede construir una historia desde una perspectiva diferente, desde silencios y verdades que han estado cuidadosamente guardadas durante muchísimo tiempo.

Y en este caso más, con un siglo XIX tan complejo socialmente donde el hombre siempre ha sido el heterosexual, sobre todo el blanco, y donde el sexismo ejercido sobre las mujeres ha condicionado su masculinidad. El espirituano Serafín Sánchez, mayor general de las tres guerras, tocó este tema valientemente. Incluso fue más allá, cuando en 1893 publicó su libro "Héroes humildes y los poetas de la guerra", con un largo prefacio de Gonzalo de Quesada, en donde vindica por primera, y única vez probablemente, el fenómeno homosexual dentro del mambisado cubano. 

Fueron los casos del mambí camagüeyano Manuel Rodriguez, conocido como "La Brujita", Eran tiempos tan duros, que a la homosexualidad se le llegó a llamar "sodomía o pederastia" hasta bien entrado el XX.  Sin embargo el general, que llamó sabiamente al campo insurrecto "el reivindicador de conductas", trató este tema sin tapujos y con mucho respeto. En fin, que como esta rompedora colección está un poco "subidita de tono", la hemos "escondido" en este link, para evitar conflictos con Blogger,  advirtiendo que se trata de un contenido no propio para menores.

Maldita Hemeroteca 
Articulo Anterior Articulo Siguiente