Héroes auténticos de Santiago de Cuba

Marino Rafael Hermoso Merino del acorazado Vizcaya. Foto de Rafael Hermoso: Pasión Sanlúcar.org

En el mes de julio del año pasado se cumplió el aniversario 125 del combate naval de Santiago de Cuba. Esta batalla se produjo durante la guerra Hispano-Estadounidense, que meses más tarde finalizó con la independencia de Cuba.
 
Al frente de este desigual combate estuvo el almirante Pascual Cervera y Topete, quien sabía que vencer a la armada del general William T. Sampson era muy difícil. Que lo más probable era que la mayoría de sus hombres murieran, pero aun con este presagio, el almirante defendió su pabellón hasta el último momento. No había otra.

Y en esta historia se ensarta la de un simple marino de nombre Rafael Hermoso Merino, que nació en la localidad de Sanlúcar de Barrameda, en la provincia de Cádiz, en el sur de España, uno de los 498 tripulantes del crucero Vizcaya que fue de visita de cortesía a New York en respuesta a la del Maine a la Habana, con lo cual no tiene sentido que la explosión en la bahía habanera haya sido obra de los Españoles. Es de cajón.

El resultado de aquella batalla arrojo un total de 323 marinos Españoles muertos y 151 heridos, mientras que por la parte los Estadounidense solo lamentaron dos bajas mortales.

Luego de la explosión, el Vizcaya recibe la orden de unirse al resto de la armada Española que, comandada por el almirante Pascual Cervera, aguardaba en las aguas de Cabo Verde y que como es conocido al entrar en guerra con la marina de los Estados Unidos en Santiago de Cuba, resultó aniquilada.

El Vizcaya, al mando del capitán de navío Antonio Eulate, fue la segunda nave en intentar salir de aquella trampa mortal en que se convirtió la bahía el 3 de julio de 1898. Fue hundido ese mismo día al recibir 28 cañonazos, 4 importantes en proa, procedentes de los cañones de los buques Oregon y Brooklyn. Hoy es uno de los pecios que se encuentra a poca profundidad, muy cerca de lo que era el aserradero. De hecho desde la carretera se pueden ver todavía los restos de una de sus torretas que asoma fuera del agua. 

Marinos españoles presos en Camp Long, en río Piscataqua, prisión de la isla de Seavey en New Hampshire.

Sin embargo Rafael Hermoso tuvo la fortuna de salir con vida, la que no tuvieron los 76 compañeros de tripulación que no pudieron hacer el cuento, 68 muertos en combate y 8 en los Estados Unidos. Sí, porque Hermoso formó parte del grupo de prisioneros que en el mes de Agosto fueron llevados en el buque USS Saint Louis a la isla de Seavey, un campo de prisioneros donde las condiciones de vida eran muy duras. 

Y tanto, que los norteamericanos decidieron trasladar al almirante Cervera y a sus capitanes para la Academia Naval, en Annapolis, donde disfrutaban de unas condiciones de vida más acordes con su rango, e incluso tenían visitas. El 31 de agosto Cervera y sus hombres fueron liberados y repatriados como parte del acuerdo de paz con España. 

En los días siguientes el almirante gestionó personalmente la búsqueda de barcos para el regreso a la península. Así, el 8 de septiembre, el grueso de la marinería embarcó en varios vapores en el puerto de Norfolk desde donde partirían hacia el de Nueva York, para finalmente regresar a bordo del City of Rome al puerto de Santander y el marino Hermoso a su natal Sanlúcar de Barrameda.

Y es aquí donde quedaba demostrada la diferencia entre la racanería Española frente a la vista larga de EEUU. Mientras que por un lado el ejercito Cubano resultaba bien retribuido gracias a los tres millones de dólares que el general Calixto García gestionó en Washington, y donde el frío de ese país acabó con sus pulmones, Hermoso, siendo un héroe naval, se vio obligado, como única opción, a emplearse como práctico en el río Guadalquivir. 

Restos del Vizcaya

En ese empleo sufre un accidente en el bote y, fue tanta la demora en el rescate que la hipotermia terminó por afectarle el corazón. Hermoso muere en 1930 dejando viuda a Rosario Gil con dos hijos. Y si eso le conmueve algo, que tal si le cuento que este hombre ocultó a todos su participación en aquella gloriosa batalla, incluso a su familia más cercana. Así debieron haber sido sus recuerdos. Como bien dice el escritor Pérez Reverte, los auténticos héroes son silenciosos.

Y tuvo suerte el señor Hermoso de regresar, porque allí, en las playas santiagueras, quedaron mas de 300 de sus compañeros enterrados en fosas comunes que aún no se sabe ni donde están. Solo entre las zonas de "Juan González" y "Nima Nima" hay mas de 150 en una misma tumba que no ha podido ser localizada. Y se conoce que están allí por un parte de guerra emitido por el capitán del buque norteamericano "USS Iowa", Robley Evans, donde hacía referencia a un centenar de cuerpos que el mar trajo a la orilla, y que sin tiempo para identificar fueron sepultados "en un foso común". 

Eso sin contar los soldados del ejército de tierra que descansan juntos en "algún lugar" de los poblados de Cruces, Camagüey o Manzanillo. No hace tanto se localizó una tumba en el cementerio de Manzanillo con 142 cadáveres de soldados muertos en los combates de "Peralejo", "Cacao", "Melones" y "los Indios", mientras que en Cienfuegos hay otra con 66 caídos en la batalla de "Mal Tiempo", el 15 de diciembre de 1895.

Maldita Hemeroteca
Fuente: Prácticosdelpuerto.es
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