Historia de una familia Cubana: Los Gómez-Mena (I parte)

El entonces parque Albear y al fondo la Manzana de Gómez.

No puede hablarse de La Habana sin mencionar “La Manzana de Gómez”, una monumental obra imposible de pasar por alto. Por generaciones crecimos visitándola, aunque ya no fuera ni la sombra de lo que un día fue.

Se trataba de "un cuadrado" compuesto por cuatro calles de 100 metros cada una y que el ingeniero y urbanista catalán, Ildefonso Cerdá,  popularizó como "manzana" a mediados del siglo XIX. De hecho, esta fue construida a principios del siglo pasado y dedicada por entero al comercio. Contaba además don dos calles interiores diagonales que fueron diseñadas para atravesar el enorme edificio, facilitando así la circulación peatonal en su interior. 

Pero eso no es todo. Con varios pisos de altura y limitada por las calles Neptuno, San Rafael, Monserrate y Zulueta, fue el primer complejo comercial de estilo europeo en Cuba, independiente de los varios usos que tuvo como oficinas y hasta centros educativos. En fin que para tanto para los cubanos como el visitante de fuera, darse una vuelta por “La Manzana de Gómez” era prácticamente obligado. 

Resulta imposible describir la historia económica de la Habana, e incluso de Cuba, sin la familia de los Gómez-Mena, los que hicieron posible este complejo fuera una realidad en 1910. Los Gómez Mena fueron unas de las familias de mayor influencia social y económica en la isla, y repasar capítulos de su vida es como adentrarse en los vericuetos dela actividad empresarial de finales del siglo XIX y principios del XX.

Uno de los hijos del matrimonio conformado por Manuel Gómez Díaz y doña María Mena Zorrilla, el joven Andrés Gómez-Mena, sería como nuestro protagonista de hoy. Con los años, este señor se une en matrimonio con Eugenia Tomasa Vila Pérez y surge el apellido Gómez-Mena Vila dedicado al giro bancario, como parte de una actividad económica que se extendía en muchas direcciones.

Como banquero, Andrés tenía su oficina en el local No 13 de la calle 7 en el Vedado. Luego se asoció con Bernardo Solís, de la casa bancaria “Hijos de R. Argüelles”, conocidos después como "Banco del Comercio". Como tantos otros comerciantes, incluso su propio tío Pedro, sufrió el “crack” bancario de 1921, aun así, la familia logró sobrevivir y continuar desarrollando sus negocios. Por ejemplo bancos que habían pasado al control de la compañía “Warner Sugar Corporation”, fueron recuperados. 

Pasillos interiores que facilitaban la circulación peatonal

En la rama azucarera poseían los centrales azucareros "Merceditas" y "La Julia" en la localidad habanera de Melena del Sur, mientras que en Bayamo, Oriente, controlaban el "Estrada Palma" y "el Sofía". Según apuntan algunas fuentes, do de ellos fueron demolidos y se unieron al "Estrada Palma y al Merceditas".

Adquirieron además el Central "Orozco", en Cabañas, Pinar del Río, y el "Resolución" de Paso Cavado, Quemados de Guiñes, la Habana, zona azucarera que a mediados del siglo XIX llegó a tener 18 ingenios moliendo. Este ultimo, el Resolución, tiene asociada una historia violenta que veremos más adelante. En principio había sido propiedad del abuelo del destacado escritor cubano, José Lezama Lima, entre los tres dueños que tuvo antes de que la familia Gómez Mena lo adquiera en 1929. 

Una vez fueron expropiados y nacionalizados en 1960 por la revolución Castrista, el complejo fue rebautizado como "José René Riquelme" y esa fue su desgracia. Desde la zafra del 2002 quedó obsoleto y prácticamente en ruinas, de hecho las descargas eléctricas han ido destruyendo poco a poco su alta chimenea que quedó desprovista de "pararrayos".

Gómez-Mena llegaría a ser propietario de fábricas de levadura y de bloques, de un molino arrocero, de un club de beisbol y numerosos bienes e inmuebles. Como la familia Lobo, sus intereses culturales y su abundante plata le llevaron a poseer cuadros y objetos de arte de gran valor. Se le considera como uno de los benefactores de la Academia de la Historia de Cuba.

Además sirvió en la directiva del Automóvil Club de Cuba y fue designado Socio Titular del Instituto Cultural Cubano -Norteamericano, entre otras instituciones que promovieron actividades culturales y de beneficio público. Su vida social fue reconocida ampliamente al igual que la de su hermana, María Luisa, la Condesa de Revilla de Camargo, una figura clave en la sociedad cubana de aquella época.

Los Gómez-Mena estaban emparentados con otra poderosa familia económica como los Fanjul, cuyos negocios no se limitaron a Cuba, si no que se extendieron hacia Estados Unidos y la República Dominicana. Lilian, la hija de Gómez-Mena, había contraído nupcias con Alfonso Fanjul Estrada, de la familia Rionda. A su vez su nieta Lian, contrajo matrimonio con Norberto Azqueta, hijo del empresario y hacendado Jesús Azqueta.

Otra vista aledaña al Parque Central

Fueron los pioneros en electrificar centrales azucareros, en aplicar masivamente el regadío y la repoblación forestal, y  promovieron el uso del alcohol como combustible nacional. Fundó la importante “Compañía Azucarera Gómez Mena”, con una capacidad de un millón trescientas cincuenta mil arrobas por día, así como la “Compañía Destiladora San Nicolás, S. A.”, dedicada a la producción de alcohol, con alrededor de 48,000 litros diarios. Su yerno, Alfonso Fanjul Estrada, fungía como vice presidente de ambas compañías.

Su contribución a la vida pública fue reconocida de muchas maneras.

En 1936 el presidente, y mayor general del ejercito libertador cubano, el espirituano Miguel Mariano Gómez, primer presidente electo por voluntad popular tras 4 administraciones interinas, le designó Secretario de Agricultura del gobierno de la República, aunque ya había integrado el "Comité Ejecutivo de la Agencia Cooperativa de Exportación", presidida por Viriato Gutiérrez. 

Hagamos un breve aparte para destacar que bajo la administración de Miguel Mariano Gómez se realizaron en Cuba importantes obras, como el hospital "Maternidad Obrera" de Marianao. Es más, su esposa, la también espirituana América Arias, fue una ardiente colaboradora de la causa mambisa como mensajera y enfermera. El hospital del vedado en la Habana, conocido como "Maternidad de Línea" y que fuera inaugurado por su esposo cuando era alcalde de esa ciudad, fue bautizado con su nombre. 

Pero regresando al tema, José Gómez Mena también presidió la delegación cubana a la Conferencia Azucarera que auspició la Liga de las Naciones, sirvió como presidente del "Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar" (ICEA) y de la "Asociación Nacional de Hacendados de Cuba" (ANHA) así como ejecutivo en la "Unión Social Económica de Cuba".

La Manzana

En sus inicios, la Manzana de Gómez ocupó solamente una planta con galerías cubiertas, hasta que en 1918 se le añadieron cuatro niveles con ocho ascensores. En total fueron 560 locales que se emplearon como oficinas y academias comerciales Pittman y ubicadas en el segundo nivel, mientras que la Gregg, que enseñaban taquigrafía y mecanografía, en el quinto piso.

En los altos de la primera planta estuvieron ubicados dos teatros, el Politeama grande y el Politeama pequeño más un café restaurante, espacios que se fueron cerrando en la medida que se agregaron niveles al edificio. En otro de esos espacios radicó la Institución Iberoamericana de Cultura presidida por el sabio cubano Fernando Ortiz (1881-1969), además de representaciones consulares y diplomáticas. 

Igualmente fueron ocupadas por notarias y bufetes e incluso estuvo la oficina de la revista Show, liderada por Carlos M. Palma, que en su tiempo llevaba amplia circulación en Cuba y parte del extranjero. Su ubicación fue bien estratégica, toda vez que desde 1832 las tiendas acapararon las calles habaneras de Muralla y Oficios junto a otras arterias, y muchas personas preferían los paseos por los comercios para contemplar los expositores. (vidrieras)

José Gómez Mena con su hermana María Luisa, condesa de Revilla de Camargo.

Una de las primeras fue la peletería "La Exposición" en la calle San Rafael, así como la tienda de sombreros "El Lazo de Oro", de Álvarez & Cullia y la peletería "El Louvre", de Álvaro Miranda & Cia. 

Para resumir, diremos que la Manzana de Gómez reportaba como ganancia la friolera de mil pesos diarios, toda una fortuna en ese momento, y que a día de hoy con la estimación de la inflación, serían unos 15 mil pesos. De esta manera intentamos resaltar en algo el aporte y talento económico de quien tanto contribuyó al progreso de nuestro país, y de paso reconocer el legado que nos dejó este símbolo del comercio en aquella prospera y republicana Habana. 

Hoy, en cambio, y sin ningún pudor, el régimen Castrista tiene operando allí una firma suiza que comercia marcas nada  baratas, incluso para personas que residen fuera de la isla, como pueden ser Mont Blanc, Gucci, Longines o Bulgari y ni hablar de las habitaciones del hotel, las que pueden alcanzar -dicen - hasta los 2000 dólares, y más por noche. 

Maldita Hemeroteca 

(Mañana publicaremos la leyenda negra de los Gómez Mena entorno a su manzana de Gómez)
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