La fuga de la virgen

Ermita de la Caridad en Miami
Armando Jiménez Rebollar nació en La Habana el 4 de marzo de 1917. Sus padres Joaquín Jiménez D’Acosta y María Rebollar González procrearon una familia de seis hijos: José Joaquín, Consuelo, Alberto, Dulce María, Elsa y Armando Eugenio.

Armando Eugenio fue ordenado sacerdote el 7 de julio de 1946 en la capilla del Colegio "La Inmaculada de La Habana". Su primera labor pastoral fue la de Capellán en la Prisión de Isla de Pinos, y poco tiempo después fue asignado como párroco de la parroquia de Guanabo y Campo Florido.

Su celo apostólico no le concedía tregua. Consciente de la necesidad de templos, construyó la Iglesia de Playa Hermosa y la de la Caridad en Boca Ciega, la de San Pedro y San Pablo en Playa Veneciana, y la capilla de la Virgen de la Caridad en Tumba Cuatro. Gracias a su empeño, Campo Florido y Guanabo tuvieron su primera escuela parroquial.

Durante muchos años el padre Jiménez-Rebollar fue también uno de los confesores en el Colegio De La Salle del Vedado, ofreciendo orientación espiritual a sus numerosos alumnos. Así fue desarrollando su incansable labor sacerdotal, sembrando entre sus fieles el amor a Jesús y a la Santísima Virgen. Había tomado como suyo el lema A Jesús por María, pero ¿cómo podría faltar en su parroquia una imagen de la patrona de los cubanos, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre?

Por ello, en 1947 recién instalado en su parroquia de Guanabo, el padre Raúl Martínez de la iglesia Santa María del Rosario le presentó a un ebanista y escultor de Luyanó que cariñosamente le decían "El Enano", quien en un mes terminó esa preciosa obra en ese mismo año de 1947. 

Su madre María Rebollar fue quien bordó el manto de la nueva imagen, que pertenecía a la Parroquia de Guanabo y peregrinaba todos los años el 6 de septiembre desde Guanabo a Tarará, regresaba por mar a Guanabo el día 7, para salir nuevamente en procesión en Campo Florido donde celebraban la fiesta el día 8.

En Cuba ya se vivía un tercer año de angustias y temores porque la luna de miel con el nuevo gobierno se había terminado a poco de comenzar y el fracaso de Bahía de Cochinos había sido un golpe bajo a la esperanza. A raíz del desembarco de la Brigada 2506, el padre Armando fue encarcelado al igual otros sacerdotes en toda la Isla.

La imagen estaba en la iglesia Santa Rosa de Lima, en Guanabo, poblado ubicado en la costa Este de La Habana, y el padre Armando Jiménez le pidió a Margarita Miranda que la cuidara en su casa en Campo Florido, para llevarla al pueblo Tumba Cuatro en procesión, según le contó Miranda, visiblemente emocionada, durante la entrevista concedida a Jesús Hernández de Diario Las Américas.

En aquella época, las procesiones religiosas fueron prohibidas. La policía no permitía la práctica de la fe religiosa fuera de las iglesias y el padre Jiménez ya tenía en su mente el poder sacar la virgen para Miami. No dejaban llevar la imagen de la virgen a la calle, ni los dejaban enseñar catecismo en las casas donde se oraba a escondidas.

La imagen de la Virgen permaneció en casa de Miranda, encima del escaparate de su cuarto. Los domingos por las tardes se reunían amigos y alumnos del catecismo a orar y rezar el rosario. Cuando la Invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961, registraron su casa y se la llevaron presa, pero milagrosamente no tocaron a la Virgen.

El padre Jiménez después que lo soltaron salió al exilio y desde Miami dio instrucciones a su hermana Consuelo de cómo sacar la imagen de Cuba. Margarita Miranda envolvió la imagen en papel periódico para protegerla y la colocó dentro de una maleta que fue llevada por Consuelo a la Embajada de Italia, pero luego pasó a manos de la Sra. Elvira Jované de Zayas, la Encargada de Negocios de Panamá, en Cuba.

Luis Gutiérrez Areces (conocido como el guajiro) era uno de los más de 60 cubanos que llevaban meses asilados en la Embajada de Panamá y el 6 de septiembre de 1961, obtuvo el ansiado salvoconducto de la dictadura cubana para salir.

Su vuelo era para el 8 de septiembre y partió al aeropuerto en un automóvil de la Embajada, lo llevaron directo al avión que saldría hacia Miami. Antes de subir al avión la diplomática Elvira Jované le entregó un paquete y un maletín azul donde estaba la virgencita. Le dio instrucciones de entregarle la imagen a dos monjitas en el aeropuerto además de darle el teléfono de Barletta (¿habrá sido Amadeo?).

Al llegar no había nadie esperándolo en el aeropuerto, además quiso el destino que él fuera el único en quedarse en Miami, porque el resto fue llevado al aeropuerto de Opalocka para ser procesados por los funcionarios de Inmigración y Aduana. Desde el aeropuerto se fue con su familia hacia la iglesia de Saint Patrick en Miami Beach para bautizar a su hija. Estando allí fue que llamó a Barletta, quien fue a recoger la imagen en la puerta de la iglesia.

Aquella tarde, el padre Armando Jiménez concelebraba junto con el padre Francisco Villaverde la gran misa en el Estadio de Miami para celebrar el día de la Caridad del Cobre, ante más de 30,000 cubanos, que desconocían lo que acababa de llegar a Miami, la Virgen entró al estadio en medio de una gran algarabía, llantos y gritos de ¡Viva la Virgen de la Caridad! ¡Viva Cuba libre! ¡Abajo el comunismo!. Fue la primera Misa con la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre y desde entonces se sigue celebrando.

Este 4 de septiembre se cumplirán los 63 años de la llegada de la virgen que se sigue venerando en la ermita de Miami, en los Estados Unidos, mientras que el padre Rebollar falleció en esa ciudad en el año 2008.

Condesado de la revista LIBRE
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