LOS CARNAVALES: Como los de Canarias ninguno.

Comparsa en los carnavales en Santiago de Cuba. // 

España es el país que más fiestas celebra en todo el mundo, eso sin discusión, y en el caso de las islas canarias son 14 los días que no se trabaja ni hay clases, 8 de ellos de carácter nacional, 4 típicos de las islas y dos a criterio de los ayuntamientos y sin contar como el día de hoy, por ejemplo, que como mañana martes 13 es festivo por ser "Día de Carnaval", se le agrega el lunes como "día puente".

Entre los carnavales, las fallas de Valencia, la semana Santa de Sevilla, el Festival de los Patios de Córdoba, la Batalla del Vino de Haro, la Tomatina de Buñol, la de Gracia y la de Mercé de Barcelona o el Baloencierro de Madrid, no las ve usted en ningún lado en el mundo, sin embargo en las islas Canarias los carnavales son, con diferencia, las fiestas más emblemáticas.

Tomatina de Buñol, guerra a tomatazos entre mas de 20 mil personas.

En las islas se efectúan celebraciones carnavaleras en absolutamente todos los municipios, con un calendario que se extiende durante toda la Cuaresma y, en algunos casos, llega a las puertas de la Semana Santa. Las dos capitales, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, acaparan la gran parte del foco mediático durante estos días, pero también Santa Cruz de La Palma con Los Indianos y Maspalomas con su gran cabalgata de carrozas.

Aunque hay carnavales en toda España e incluso en toda Europa, los de las islas canarias están considerados como uno de los más vistosos en todo el mundo, además que contrario a la fría Europa, los de aquí se celebran bajo el clima más agradable que pueda usted imaginar. Los de Tenerife en especial, se caracterizan por la celebración de la gala "reina del carnaval", que como su nombre indica es uno de los acontecimientos más esperados, sobre todo por la espectacularidad de los trajes con los que desfilan las candidatas. 

Pura fantasía y creatividad, donde uno de esos vestidos pueden llegar a medir más tres metros de altura y pesar más de cien kilos de peso. Los carnavales constan de dos días claves que son, el día del la apoteosis carnavalesca, un trepidante desfile de carrozas y grupos que transcurre al ritmo contagioso de las comparsas, y el tradicional entierro de la sardina, que se celebra el miércoles de ceniza, un espectáculo irreverente y desenfadado pero muy divertido, finalizando con la semana de la piñata, lo que sería el broche de oro a las celebraciones.

Carnavales del 2019 en Tenerife.

Como anécdota, en uno de estos carnavales, el del 5 de marzo del año 1987 en concreto, la guarachera del mundo, doña Celia Cruz, junto a la orquesta Sonora Matancera, impuso un record mundial de asistencia de publico consistente en 240 mil personas y que fue certificado después por los de Guinness World Records.

Pero... ¿Y como eran los carnavales en Cuba?.

Con la llegada de los primeros esclavos los carnavales empezaron a ser rechazados por las autoridades coloniales, a pesar de ser una festividad traída a Cuba por ellos mismos. Según lo afirmado por el costumbrista catalán Francisco Baralt, la entrada de los africanos a los festejos no fue del agrado de las autoridades en la Habana:

“Esos bailes [africanos] tienen un aspecto tan extraño, por el lugar, la hora y los personajes que los ejecutan, que aún a los mismos que los presencian todos los días les produce una sensación bien difícil de expresar: no se sabe si es curiosidad o repugnancia, si atrae o repele su carácter salvaje y primitivo que parece poner entre esas fiestas y las reuniones y saraos de los hombres civilizados la distancia que media entre el diluvio y la época que alcanzamos.”

Según la creencia, los carnavales eran festividades que tenían su origen en la celebración de los "Mamarrachos", vocablo que sigue siendo muy usado en la actualidad en Canarias, que databa del siglo XVII y que tenían como celebración el cierre de las cosechas con la llegada del invierno.

La Negra Tomasa de los Carnavales de las Palmas

¿Y que eran los Mamarrachos?, pues a juzgar por las crónicas del industrial, escritor y patriota cubano Emilio Bacardí Moreau, quien describe, con lujo de detalles los celebrados en Santiago de Cuba y en la región de Oriente en general, eran personajes introducidos por los Gobernadores con anuencia del Obispo, que prohibían artículos, ataques o burlas a la religión, a los ministros y autoridades, imponiéndose como castigo de 50 pesos y para los que no tenían ese dinero 25 azotes, los que llamaríamos hoy opositores o disidentes.

En la Habana, como en Oriente, estos últimos más modestos pero muy bulliciosos, los cabildos rendía tributo a las fiestas religiosas como fueron el Corpus Christi o los Reyes Magos, y se hacía mediante la ejecución de bailes con el uso de disfraces, máscaras y carruajes que en esos tiempos eran conocidos también como "Carnestolendas". 

Y así eran hasta el siglo XIX, que los carnavales en la Habana fueron relegados a la zona de extramuros, con lo cual las restricciones racistas terminaron. Las fiestas alcanzaron su paroxismo con la llegada de las comparsas de negros que desfilaban por las calles Mercaderes, Obispo y O’Reilly, finalizando en la Plaza de Armas.

Como la campana, la corneta china es típica de las fiestas santiagueras.

Estas comparsas estaban divididas en dos grupos, los paseos para la gente pudiente en sus regios carruajes tirados por caballos, seguidas por las congas de "la plebe". Según apunta la historiadora Olga Portuondo en el libro "Cabildos negros santiagueros", los grupos de congos y carabalíes predominaron en número por encima de otras etnias africanas, lo mismo en Santiago de Cuba, El Caney, San Luis, Palma Soriano, Songo-La Maya o Guantánamo.

Las celebraciones religiosas en tiempos de paz eran una motivación para las más disímiles expresiones de jubileo de los cubanos. Por lo general se rendía devoción a la virgen de la Caridad del Cobre, la cual era ya venerada por la gran mayoría del pueblo, y en especial por el ejercito Mambí. Sin embargo con la llegada de las guerras, el interés por la parte lúdica se vio disminuido y hasta la asistencia de los criollos se convirtió en un notable rechazo al clero.

De hecho fue un día de carnavales precisamente, en concreto el 24 de febrero de 1895, fue el escogido por los rebeldes para dar inicio al tercer levantamiento armado contra España, y en relación a los carnavales de Santiago de Cuba, Bacardí escribió en una de sus crónicas "Carnaval triste":

"Nuestro carnaval que empieza el 24 día de San Juan, transcurre triste, sin que la población demuestre el más mínimo deseo de entregarse al placer. Se ven desiertos los cafés, calles y lugares públicos. No se celebran bailes ni se ve ninguna manifestación de bullicio. El retraimiento es absoluto”.

Contrario a lo que sucedió en 1899, que entonces la representación callejera devino en una ironía del carnaval que volvía a la vida, a la alegría dentro del ambiente libertario que se vivía con la salida de España. El evento santiaguero, que fue multitudinario, "despedía el sarcófago de la colonia" que se marchaba acompañado del fin del siglo XIX. El cronista cubano José María Ravelo escribió un testimonio de aquel 25 de julio de 1899:

“[…] en horas tempranas de la mañana de Santiago, numerosos individuos que se podían contar por centenares, vistiendo el traje de rayadillo azul del soldado español en Cuba y tocados por la clásica gorra de cuartel, se trasladaron al otro lado de la bahía para en grandelanchas desembarcar más tarde en los muelles del mismo modo que lo hacían los batallones de Canarias “2do Peninsular” o cualquiera de los tantos que formados por una juventud digna de mejor sacrificio llegaban a estas playas.

Han pasado cuatro siglos y el carnaval, como fiesta de transfiguración burlesca por antonomasia, sigue siendo la válvula de escape de las tensiones sociales y de las frustraciones que aquejan a los pueblos cuando son gobernados por regímenes autoritarios, tiránicos y liberticidas. Y en estos tiempos ni siquiera eso, pues recordemos que en agosto del 2022 fueron suspendidos por temor de que ocurriera un nuevo tsunami como el del 11 de julio. Ese sí que fue un carnaval y no el que aquí contamos.

Maldita Hemeroteca. 
Imágenes de los carnavales cubanos del 1950.

Articulo Anterior Articulo Siguiente