Para los que no se manejan con temas Españoles, les diremos que el periódico El PAIS, desde 1974 prácticamente que salió impreso por primera vez, es la principal prensa de España. Y aunque es dueño de una línea editorial completamente escorada hacia la izquierda, no por eso es tonto ni se chupa el dedo.
En el año 2006 el País publicó un artículo del periodista Antonio Elorza, por cierto, fue miembro del Partido Comunista de Euskadi en el País Vasco, ó sea, que para nada es de derechas, y en ese trabajo criticó el exceso de conformismo de su colega, el gallego Ignacio Ramonet, con los temas Cubanos, el mismo que sigue haciendo ahora. Elorza se refería a la entrevista que le hiciera al fallecido dictador Fidel Castro haciendo papel de tonto útil, para llamarlo nosotros de una manera más suave.
Al respecto, Elorza citaba lo siguiente de forma resumida:"Existen diversos modos de escribir la autobiografía dialogada de un personaje, una de ellas consiste en tomar el camino de la confrontación: el interlocutor se documenta a fondo y plantea al biografiado las cuestiones más relevantes que conciernen a su trayectoria vital, dando así pie a aclaraciones, discrepancias y contradicciones.Otra consiste en ejercer de lazarillo, llevando al auto biografiado por los temas que él mismo desea, saltando por encima de los que resultan incómodos, renunciando a las objeciones cuando topa con una evidente falsedad y sirviendo de trampolín para la exposición doctrinal de sesgo propagandístico".
Así pasó en la Sierra Maestra con Herbert Matthews en 1957, ni más ni menos, ¿o acaso cree usted que un experimentado columnista del New York Times como aquel, se iba a tragar el cuento de que le pasaran por delante una, dos y hasta tres veces a los cuatro gatos que allí habían, más todos los hijos del cuatrero Crescencio Pérez?.
Ese mismo año la revista francesa "Paris Match" envió a Cuba al fotógrafo español Enrique Meneses, quien ayudado por Vilma Espín (la esposa fallecida de Raúl Castro) consiguió subir a la Sierra Maestra con el mismo objetivo. Allí se pasó 4 meses haciendo vida en campaña, e incluso llegó a participar en algunas reuniones importantes.
Bastó que en una ocasión le expresara al máximo líder que quemarle un cañaveral al señor Bacardí atentaba inútilmente contra la industria cubana, significó que nunca más pudo entrar en Cuba. Es más, aquellos negativos los tuvo que sacar de la isla escondidos en la enagua de una amiga. ¿No conoce Ramonet esta historia?. Por supuesto que sí.
De manera que lo que vimos el otro día ante el esbirro de Díaz Canel, fue de vergüenza ajena. Para cualquier otro periodista hubiera significado la oportunidad de oro para haberlo destrozado informativamente, hacerlo trizas, si hubiera dispuesto de un poco, no tanto, solo un poco de vergüenza y respeto por la profesión que ejerce.
Maldita Hemeroteca
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