JOSE MARTÍ: Historia del oficial brujero que participó en su muerte.

Escenas de la filmación "La chica Petrovka". 

Hay historias tan insólitas, asombrosas e increíbles, que si uno no las lee no daría crédito. Como esa de la tanquista soviética Mariya Oktyabrskaya, que durante la segunda guerra mundial vendió todo lo que tenía para comprarse un tanque, y así vengarse de los nazis asesinos de su marido. O la del veterano de la guerra de Vietnam, Richard Rescola, que salvó, sin ayuda de nadie, a 2.700 personas en la torre sur durante los atentados a las torres gemelas del 11 de septiembre.

Esta otra es insólita además. En 1973 el actor británico, Anthony Hopkins, debía interpretar la adaptación de la novela "La chica de Petrovka", del escritor británico George Feifer. Recorrió todas las librerías londinenses para conseguir el libro, pero le resultó imposible. En cambio, a los poco días viajaba en el metro y de repente vio un libro olvidado sobre un banco de la parada, cual fue su sorpresa que aquel libro se titulaba "La chica de Petrovka".

Lo cito textualmente:

"Casi un año más tarde, durante el rodaje, en Viena, tuve la suerte de conocer al mismo George Feifer en persona. Le conté cuán difícil había sido encontrar su libro y cómo, por azar, había encontrado un ejemplar en el metro. 

Me respondió que él tampoco tenía ninguno, que el único que tenía se lo habían robado a un amigo. Entonces saqué de mi cartera el que había encontrado y ¡resultó que era el suyo!. Lo supo, porque aquel ejemplar que había encontrado en el banco de la parada del metro estaba lleno de anotaciones hechas por él mismo."

Pero como siempre estanos a la caza de lo que este vinculado con la historia de Cuba, la de hoy, que bien pudiera servir para un guion de cinematográfico del mismo Hollywood, estuvo relacionada con el más grande de los cubanos, José Martí y Pérez. Se trata de una historia relacionada con el maestro, de esas que lo dejan a uno con la boca abierta. Y es que la vida nos regala coincidencias muy a menudo, y que no siempre tienen que ser situaciones felices, algunas tambien tiene su lado oscuro como esta. Observe esto...

Un jovencito José Martí llegó al puerto de Cádiz, sur de España, el 15 de enero de 1871 en el vapor “Guipúzcoa” en calidad de deportado, tenía entonces 18 años, y gracias a las gestiones que hizo su padre don Marianao en la Habana. Aún así, el destierro le fue productivo, pues consiguió graduarse en la universidad de Zaragoza de derecho civil y canónico, aprender política y conocer a muchísimos amigos.

Sin embargo, de lo que poco se habla es que durante sus primeros días en la capital española recibió ayuda, tremenda ayuda se podría decir, de una señora llamada Bárbara Echevarría Carmona, una santiaguera que había enviudado del general, y mariscal de campo español, don Valentín Joaquín Ravenet y Marentes, ex gobernador de Santiago de Cuba y conocido en la isla con el sobre nombre de "General alma de Ángel", por su trato bondadoso con los prisioneros y enemigos de la corona en general.

A la muerte de este general, (y como era de suponer), el resto de la familia española le viró la espalda a doña Bárbara, que con sus dos hijos, uno de ellos adoptado de un matrimonio anterior de su fallecido esposo, tuvo que hacer malabares para poder salir adelante. Sin embargo, la llegada de Martí a Madrid en 1871, sirvió para que al menos le diera clases a sus niños. Así lo deja patente su biógrafo Jorge Manach:

“Afortunadamente, doña Barbarita Echeverría (sic), que tanto se conmovió con la lectura de El presidio, se percata de la situación, y una vez que Pepe va a visitarla, buscando calor de casa y de eses cubanas, la viuda de “alma de ángel” le pregunta si podrá encargarse de dar clases a sus hijos.

Martí - debido al clima y al ambiente en la capital de España - decide continuar sus estudios en Zaragoza, y con los años el destino quiso que uno de los hijos de esta señora, Pedro Joaquín Ravenet, quien contaba cinco años de edad en el momento en que Martí lo conoció, decidiera seguir la carrera militar de su padre. De manera que en septiembre de 1884, el chico ingresó en la Academia General Militar de Toledo.

Joaquín Ravenet y Marentes, gobernador de Santiago de Cuba 

En 1888 fue promovido a alférez de infantería y, al año siguiente, asumió el puesto de abanderado del batallón cazadores de Puerto Rico con sede en Madrid. En 1892, ya con el grado de primer teniente de infantería, fue destinado a un regimiento en Cádiz; y de ahí fue enviado a Cuba. Para más coincidencias, el alférez Pedro Joaquín llega a Santiago de Cuba, la misma ciudad de su madre y donde su padre había servido como gobernador. Fíjese como ya se va "enredando la pita", como se suele decir. 

Entre el día 22, y el 29 es incorporado como refuerzo en operaciones contra los insurgentes cubanos. Lo hizo como integrante de la 2ª media brigada de la 1ª división al mando del Coronel José Ximénez de Sandoval, que estaba compuesta por 600 hombres integrados por los batallones 2do, 5to y 9no, más una sección del batallón "Hernán Cortés" que se encontraba de operaciones en esa zona, y comandado por el teniente coronel Manuel Michelena Moreno.

Y como un fatal presagio, al producirse la delación del práctico del general Máximo Gómez, de apellido Chacón, que fue capturado, se producen los incidentes del potrero "Dos Ríos", donde el teniente Pedro Joaquín Ravenet y Echeverría servía como fusilero. De hecho miembros de su mismo destacamento fueron los que le dieron muerte a José Martí. No se puede asegurar que hayan sido las balas de su Mauser, de eso se encargó el fusilero cubano Antonio Oliva, pero si estuvo presente en aquella acción con el teniente coronel Michelena. Incluso fue de los que llevaron el cadáver del apóstol al pueblo de Remanganaguas, y de allí a Santiago de Cuba donde fue exhumado.

Un fragmento del parte del coronel Ximénez de Sandoval al general Salcedo del día 21, así lo deja constatado:

"El teniente Ravenet, subordinado a Michelena, participó en la batalla en que cayó Martí, como indica claramente esta anotación en su expediente de militar: “...el 19 de mayo se halló en la acción Dos Ríos dando muerte la columna al titulado presidente de la República Cubana, D. José Martí, ocasionando a los insurrectos numerosas bajas y cogiéndoles caballos con monturas y correspondencias...”.

Más tarde, en junio de 1895, lo hicieron capitán en la batalla del Caney, en Santiago de Cuba, y luego fue destacado en Pinar del Río como miembro del regimiento de infantería "Alfonso XII", que en 1896 enfrentó a las fuerzas de los generales Antonio Maceo y Quintín Banderas en la provincia La Habana durante la invasión al occidente.

En junio del año siguiente, hallándose en el poblado de Madruga, recibió la cruz de primera clase del mérito militar, con distintivo rojo. En esa localidad estuvo al frente de la 6ª compañía hasta julio de 1898, que fue enviado al barrio habanero del Vedado para tomar el mando de la 1ª compañía encargada de la fortificación de la ciudad, ante el asedio de los buques norteamericanos durante la invasión Yankee a Cuba.

Tras la firma del Tratado de París en el siguiente mes de diciembre y que decretó el fin de la presencia de España en Cuba, en su caso le tocó sofocar el levantamiento de los integristas que no acataban ese acuerdo de paz. Finalmente, y a bordo del vapor alemán Darustadt, el capitán Ravenet retornó a España como miembro derrotado del ejército colonial en Cuba. En su pecho llevaba además la cruz de primera clase del mérito militar, roja pensionada, que había recibido en octubre de 1897.

Con su madre Barbarita ya fallecida, en 1904 fue sometido a un consejo de guerra celebrado en Madrid, donde fue acusado del delito de hurto consumado. Fue condenado a la pena de dos meses y un día de arresto mayor, la separación del ejército y la cancelación del derecho a la pensión por jubilación. De ese modo su carrera militar terminaba de la peor manera posible, y con 4 hijos que mantener.

Ante esta situación, Pedro Joaquín se regresa a Santiago de Cuba, con la intención de heredar las propiedades y tierras que se suponía tenía allí sus padres. Pero si pensaba que esta historia había terminado aquí, pues no, resulta que se encontró que uno de sus "primos santiagueros" era el difunto general del ejército libertador Francisco Ravenet, y que para más detalles había sido nombrado gobernador republicano de Oriente en 1902. Ó sea, el mismo cargo de su tío abuelo español durante la colonia, pero ahora en manos de un libertador republicano.

Ya sabe, venir a reclamarle a un ex enemigo, extranjero y que encima participó en la muerte del más grande de los cubanos que estaba destinado a ser el presidente de Cuba libre, pues iba a ser que no. Ni siquiera porque aquellos bienes pudieran ser considerados suyos por derecho. Nada de nada, es que no pudo reclamar ni una cuarta de terreno. Aún así, prefirió quedarse viviendo en Santiago y oiga esto: ¡desempeñando el inesperado oficio de espiritista!.

Parece que no le fue tan mal, pues consiguió que en 1906 su esposa se reuniera con él en la Habana junto a sus 4 hijos, con lo caro que estaban los pasajes en aquellos años. Estudiosos de la época aseguran que no atendió como debía a su prole, y que al parecer, metido de lleno en el tema de la brujería y del esoterismo, dejó a sus hijos medios abandonados. Bajo el seudónimo de "Esjarty", Ravenet escribió varios libros sobre estos temas de brujería.

Entre ellos podemos citar "Nuestros poderes ocultos", en 1910; "Concepto de alto ocultismo" y "El poder de la voluntad, en 1911; "Las percepciones internas. Su clasificación, la clarividencia y otras mediunidades", en 1912; "La impresión de los demás. La adaptación conyugal. Destrucción de obstáculos. Cualidades para ello", y ese mismo año "Acumuladores de la energía.", según lo cita Carlos Manuel de Trelles y Govín, considerado el padre de la bibliografía Cubana, y que lo dio a conocer en el segundo tomo de su obra "Bibliografía cubana del siglo XX".

No sabemos si fue el espíritu de José Martí que vino del más allá para perturbarle o si fue el remordimiento, pero el 16 de abril de 1911 escribe y publica un artículo en el diario "La Lucha" titulado: “Recuerdos de mi infancia: José Martí”, y aunque no dice "ni pío" de lo que sucedió en "Dos Ríos", gracias a este artículo se dio a conocer un poema desconocido que José Martí había dedicado a su madre hasta entonces desconocido, y que luego de ser verificada su autoría fue incluido en el segundo tomo de la "Poesía Completa" de 1993:

--Cese, señora, el duelo en vuestro canto,
--¿Qué fuera nuestra vida sin enojos?
--¡Vivir es padecer! ¡sufrir es santo!
--¿Cómo fueran tan bellos vuestros ojos si alguna vez no los mojara el llanto?
--Romped las cuerdas del amargo duelo.
--Quien sufre como vos sufrís, señora:
--Es más que una mujer, algo del cielo
--Que de él huyó y entre nosotros mora.

Arruinado como estaba, Joaquín Ravenet Hechavarría falleció en el Hospital Civil de Santiago de Cuba, víctima de un cáncer de estómago. Pero antes le dio tiempo de visitar la Habana y reencontrase con el único hijo que quiso verlo en aquel momento, Ramón, que ya para entonces contaba con diez años de edad. Como si fuera poco, el día que su viuda y el resto de sus hijos se enteraron de su muerte, ese mismo día se cumplían los 21 años de la caída de José Martí para más detalles.

Domingo Ravenet Esquerdo. 

Con los años, ese niño Domingo Ravenet Esquerdo, se convirtió en un destacado pintor y muralista en Cuba, escultor y profesor de pintura graduado en la Academia de Bellas Artes San Alejandro, y con estudios especializados en la Academia "La Grande Chaumiere" de París, y en el Museo del Prado de Madrid. Domingo consiguió exponer sus obras en en el Capitolio Nacional, en el Palacio de Bellas Artes y en instituciones extranjeras, como el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, y el Museo de Arte Moderno de Houston, Texas. Murió en la ciudad balnearia de Varadero, en 1969.

Como de casualidades hablamos, recordemos que el nieto del fusilero Oliva, el hombre que en teoría remató a Martí con su escopeta tercerola, igual se desempeña en Cuba como pintor. Solo agregar que estas afirmaciones de Ravenet, constan en un libro titulado, "Discípulo, enemigo y admirador de José Martí", del escritor habanero Jorge Domingo Cuadriello (14 de julio de 1954) investigador literario del Instituto de Literatura y Lingüística «José Antonio Portuondo Valdor», de La Habana, y narrador.

Junto con Róger González Martell, Cuadriello confeccionó la selección de textos de escritores españoles exiliados en Cuba Sentido de la derrota (Barcelona, 1998) y en colaboración con Ricardo Hernández Otero elaboró el Nuevo diccionario cubano de seudónimos (Barcelona, 2000). Además, en el año 1998 dirigió la revista mensual La Rambla Cubana, impresa en Cataluña y desde 1985 y era, además, investigador literario en el Instituto de Literatura y Lingüística de La Habana. La Editorial Renacimiento ha publicado también de su autoría y Españoles en Cuba en el siglo XX (2004).

Terminamos con esta increíble historia, acotando que el cuerpo de la santiaguera Barbara Echeverría Carmona, la gran amiga de José Martí, se encuentra sepultado en el cementerio de Cienfuegos, y no en el de Santiago de Cuba, desde el 22 de julio de 1897 como consta en el libro de defunciones de la catedral Cienfueguera.

NOTA: 

En el año 2011, fueron encontrados dos cuadros detrás de un falso techo de la biblioteca central Rubén Martínez Villena, de la Universidad de La Habana. Sus títulos, "Prometeo encadenado" y "Prometeo raptando fuego", habían sido pintados por Ravenet en 1945, y se encontraban en perfecto estado. El pintor murió el 14 de septiembre de 1969 en la Habana. De sus hermanos, no sabemos nada, si se quedaron en Cuba o prefirieron seguir viviendo en España.  

Maldita Hemeroteca.
Fuente: Espaciolaical.net
Fuentes citadas en el texto.
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