JABALINA: El curioso caso de María Caridad Colón.

María Caridad Colón Ruenes, campeona olímpica Moscú 80

El oro olímpico en jabalina que acaba de ganar la atleta japonesa Hiruka Kitaguchi, en gran parte se lo debe a Chekia, país donde aprendió de los que más saben en esa disciplina. Detrás de esa medalla dorada está la mano del entrenador David Sekerák, seleccionador nacional del equipo junior de la República Checa, país que tradicionalmente ha sido una gran potencia de esta especialidad.

En 2019, Haruka Kitaguchi viajó sola allí para entrenarse con Sekerák, y gracias a eso alcanzó grandes progresos, sobre todo mejorando uno de sus grandes defectos que tenía, la velocidad en la carrera de impulso y lo que estaba influyendo en la distancia que alcanzaban sus disparos. Fue el entrenador Checo quien le corrigió todos esos defectos, y el resultado a la vista está, medalla de oro olímpica en París con un envió de 65 metros y 80 centímetros. 

Es aquí a donde queríamos llegar... 

La marca de la nipona fue de casi 3 metros menos que los 68.40 alcanzados por la baracoense María Caridad Colón Ruenes, en los juegos olímpicos de Moscú 1980. ¡Wow!, tremendo disparo el de la Cubana. ¿Qué pasó ese día?, ¿una fortuita ráfaga de aire?, ¿se alinearon los astros o es que la guantanamera estaba muy bien preparada?. Tenemos entendido que estaba hasta lesionada en la espalda. En fin que hoy, casi 50 años después, con métodos y técnicas infinitamente superiores, apenas han podido batir su marca en juegos olímpicos.

Las olimpiadas de Paris 2024 arrojaron un total de seis casos de deportistas dopados, según informó la prensa española, aunque aun no se han hecho públicos sus nombres. 

Aquel disparo dejó petrificada a la favorita Alemana de la R.D.A., Ruth Fuchs. Era su tercer oro olímpico después de los alcanzados en Munich y Montreal, y ese día lo perdió todo ante una prácticamente desconocida lanzadora cubana. De hecho, Fuchs dejó el deporte para siempre y se dedicó a la política.

El récord mundial se produjo el 13 de septiembre del 2008 en la ciudad alemana de Stuttgart, cuando la checa, Barbora Špotáková, logró una marca de 72.28 metros que, día de hoy, sigue siendo record absoluto. Por su parte la marca olímpica la tiene la también cubana Osleidys Menéndez, con un disparo de 71:53 metros alcanzado en los juegos de Atenas 2004, hace ya 20 años.

Aun así, no deja ser llamativo que esos 68 metros y pico de la guantanamera hayan sido en unos juegos que, de 5,179 atletas que participaron y 645 controles anti doping que se hicieron, ni uno solo de los deportistas dio positivo. De hecho, esa ha sido la única olimpiada que se fue en banco en dopados, luego de los 11 casos detectados en Montreal, los 12 en los Ángeles, los 11 en Sidney y oiga esto, ¡los 26 en Atenas!. Incluso en Mexico 68, donde imaginamos que los laboratorios no eran tan sofisticados como lo fueron después, detectaron un caso. Solo Moscú, repetimos, no arrojó ninguno. 

¿No es acaso llamativo?.

Sí lo es, aunque no le guste a algunos. Por supuesto que no queremos decir con esto que la guantanamera se haya, o la hayan dopado para la ocasión, sobre todo aprovechando que se trataban unos juegos boicoteados por la invasión Soviética a Afganistán y que eran "entre colegas", pero sí es llamativo que nunca más pudo alcanzar esa marca. Además, se sabe perfectamente que esos años, incluso a principio de los 90, el bloque comunista llevaba la voz cantante haciendo trampas.

Recordemos que las velocistas Katrin Krabbe, doble campeona mundial en 1991 de los 100 y los 200 lisos; Grit Breuer, plata en los 400 también en la cita de Tokio y entonces actual campeona europea; y Silke Moeller, campeona mundial de 100 y 200 metros en Roma’87, fueron suspendidas a cuatro años y su entrenador, Thomas Springstein, de por vida por esos mismos motivos. 

Segun el rotativo alemán Deutche Welles, en la R.D.A. gustaban de usar una sustancia anabolizante productora de testosterona llamada Clorodehidrometiltestosterona, comúnmente conocida como “Oral-Turinabol”, que reforzaba el desarrollo muscular y la agresividad de los atletas.

Según asegura este diario, los científicos estiman que entre 6 mil y 8 mil atletas de alto rendimiento de la R.D.A. fueron dopados con diversos métodos. El historiador deportivo Hans Joachim Teichler, de la Universidad de Postdam, declaró a este periódico: "Desde 1966 se recurrió masivamente al dopaje y a más tardar desde 1969, en casi todas las especialidades olímpicas”.

Fue tan despiadado el experimento, que convirtieron a mujeres en hombres literalmente hablando, como fue el caso de la lanzadora del peso Heidi Greger, a la que convirtieron en Andrea Greger de tanta hormona masculina que le suministraron. También hay que decirlo, cuando los alemanes de la R.D.A y la R.F.A. se unificaron, en la nueva Alemania libre "se hicieron como que los locos" con este asunto, y absorbieron "todo aquel talento" que como quiera eran fenomenales deportistas. Como la especialista en 200 y 400 metros planos, Marita Koch, o la nadadora Kristin Otto, por citar dos ejemplos.

A la atleta Rica Reinisch, triple campeona olímpica y plusmarquista mundial en esos mismos juegos de Moscú 1980, le acabaron con sus ovarios, sufriendo varios abortos. Según publicó Deutche Welle, cuando los registros secretos de la R.D.A. se abrieron y la evidencia quedó al desnudo, se supo que la policía secreta de ese país, la tenebrosa Stasi, supervisaba el dopaje sistemático de los atletas alemanes del este desde 1971 hasta la reunificación.

La saltadora de longitud y velocista Ines Geipel, no solo fue sometida a prácticas de dopaje, también resultó mutilada en el transcurso de una operación intestinal. Eso lo supo cuando se hicieron públicos los expedientes, donde aparecía clasificada como "políticamente incorrecta" debido a su relación con un marchista Mexicano y sospechosa de ser una posible desertora. Tambien se descubrieron atletas que eran informantes, como la corredora, saltadora y plusmarquista mundial Heike Drechsler, según lo asegura este rotativo.

CUBA: ¿Por qué no?

El dictador Fidel Castro tampoco fue ajeno a la politización de un deporte practicado en un sistema político que, en teoría, aseguraba ser superior al resto del mundo libre. El ego de Castro era tan enfermizo, que el deporte en la isla pasó a ser un asunto de estado controlado personalmente por él. Por supuesto, el doping en Cuba no fue ni remotamente al extremo de la R.D.A., donde se calcula que al menos diez mil de aquellos atletas sufrieron graves consecuencias para su salud. 

Que sepamos, hasta el año 2016 se estaban dando casos en Cuba de atletas dopados, a un promedio de cuatro por año y casi siempre por el uso de Eritopoyetina, la sustancia que aumenta los glóbulos rojos e incrementa el oxígeno. En el 2015 fueron siete los casos pertenecientes a los deportes de ciclismo, levantamiento de pesas y velas, y en el año 2016 detectaron a tres más.

Tambien se han beneficiado, pues la detección y eliminación de la lanzadora del disco, Darya Pichalsnikova, en Osaka 2007, posibilitó que la cubana Yarelis Barrios alcanzara la plata, así como Yipsi Moreno - en su caso el oro en el martillo de 2005 - cuando descubrieron el dopaje de la campeona rusa Olga Kuzenkova.

Repetimos, no afirmamos para nada que la señora Colón haya hecho trampas, nadie lo pudo demostrar jamás por las razones que hayan sido, pero eso no nos impide comentar lo curioso de un único logro de esta, digamos, one hit wonder de la jabalina mundial, sobre todo teniendo en cuenta que su paisana Osleidys Menéndez, además del oro alcanzado en los juegos de Atenas 2004, pudo al menos repetir un bronce en los de Sidney 2000. 

Pienso, además, que el hecho que la máxima entidad deportiva mundial la haya tenido en cuenta para todos esos cargos, haga que su imagen sea limpia per se. Ahora, sospechas, la hay y las habrá siempre, como las hubo en su momento con el británico Sebastián Coe, campeón olímpico de 1500 metros en Moscú 80 precisamente y recordista mundial, e incluso Alberto Juantorena y hasta el mismo recordista actual de la altura, el matancero Javier Sotomayor. En un final Jamaica, que es una potencia de la velocidad como pocas, le agarraron a Nestar Carter en los olímpicos de Pekín 2008, y no solo una, lo pillaron en dos ocasiones.

Actualmente con 66 años, la primera campeona olímpica en el continente latino americano, que ganó también el oro en los Juegos panamericanos de San Juan 1979, en los de Caracas 1983 y no sabemos ahora, pero era presidenta de la federación de atletismo de Cuba y miembro, además, del comité olímpico internacional y ojo: biznieta también del coronel del ejercito libertador Félix Ruenes, estuvo casada por muchos años con el conocido actor de la televisión y el cine Noel García, quien falleciera en julio del 2022.

Jorge García
Maldita Hemeroteca
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