EMULSION DE SCOTT: "El hombre con el bacalao a cuestas".


¿Quién no recuerda aquella frase que se decía en Cuba cuando éramos chicos, y veíamos que alguien cargaba algo pesado a sus espaldas?. .. 

"El hombre con el bacalao a cuestas".

Por supuesto, se la oímos decir cientos de veces a nuestros padres. Y es que esa era la imagen que salía en los frascos de "Emulsión de Scott", aquel líquido espeso que decían los mayores que alimentaba mucho pero que sabía a rayos. Recuerdo que los médicos se lo recetaban a las personas que padecían de un déficit de vitaminas.

Cuenta la historia que un medico norteamericano llamado Alfred Downe Scott, visitó Noruega y se percató que la mayoría de los habitantes eran fuertes longevos y gozaban de una salud envidiable, y como aquellos rubios eran por lo general grandes consumidores de bacalao, le achacó a este pez las divinas cualidades. De manera en 1867 "se le alumbró el bombillo" y sacó a la venta su maravillosa formula, comercializada por la firma "Scott & Bowne" de New York.

Aquel espeso aceite que se decía se extraía del hígado del bacalao, servía para todo. Lo mismo para un gripe, para el cansancio, la perdida de apetito, para mejorar la acné que para proteger los dientes y encías. Lo cierto es que ya para finales del siglo XIX y principios del XX era conocido mundialmente y a Cuba llegó para instalarse, convirtiéndose el hombre con el bacalao a cuesta en todo un símbolo de la vitalidad y una verdadera tortura para los chicos. 
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