LOS CUBANOS: El fenómeno de la nostalgia.

El tema de la nostalgia es un rollo que me cuesta mucho entender, y quizás sea que no tengo una preparación académica adecuada para hacerlo. En cambio me quedan en el cerebro unas cuantas neuronas que al menos hacen como que funcionan todavía, y quería dar mi punto de vista acerca de lo que yo entiendo por nostalgia. 

La nostalgia puede definirse como un sentimiento de pena, tristeza o de alegría que se experimenta al recordar un momento, personas o lugares, de nuestro pasado que actualmente ya no forma parte. Lo experimenté personalmente hace unas semanas, cuando contacté con dos ex compañeros de escuela nada menos que del curso 1976 en Ciudad Libertad. Fue muy curioso, porque mientras hablábamos me parecía que nunca nos habíamos separado.

Sin embargo eso me hizo reflexionar un poco, y hasta llegué a la conclusión de que aunque en ocasiones recordemos el pasado convencidos de que fue mejor que el presente, en realidad no debería ser así necesariamente. Y aunque en estos dos casos se trataban de dos excelentes amigos los cuales me encantaría muchísimo ver de nuevo, le aseguro que no retrocedería el tiempo ni de broma aunque pudiera hacerlo. 

Por supuesto que nuestros recuerdos están estrechamente ligados a nuestras emociones y experiencias pasadas, eso es algo muy normal, pero en cambio creo que en el caso de los Cubanos el tema de la nostalgia resulta casi enfermizo. Lo normal es que haya un pasado que nos gusta y otro que no tanto, que incluso solemos desechar por lo negativo y traumático que nos resultó, no quiere decir que lo olvidemos, pero lo dejamos aparcado ahí porque no fueron muy gratos que digamos.

La nostalgia es así, el cartel lo dice todo.

Los Cubanos no, no digo que todos pero una gran mayoría, por el contrario se pasan la vida recordándolo aunque estén repletos de miserias, penurias y limitaciones que le machacaron sus vidas hasta más no poder. Y lo más jodido de todo es que lo recuerdan con añoranza inclusive.

Los expertos en estos temas aseguran que la adversidad suele desencadenar un tipo de nostalgia por un tiempo que nos tocó vivir, que aunque haya sido negativo nos hace recordar quiénes fuimos y, de paso, nos ayuda a conformar nuestra identidad. No sé, debe ser eso. Pero fíjese que curioso, cuando lo normal sería que prioricemos las experiencias que nos hicieron felices, esos cubanos hacen todo lo contrario.

En vez de que nuestra mente filtre y retenga lo bueno, son los negativos lo que recuerdan con mayor intensidad, lo que demuestra que nuestra memoria es selectiva no solo en términos de lo que recordamos, si no como lo recordamos. Sin embargo, a la misma vez creo que hay que tener cuidao porque aun recordando lo bueno pensando que fue mejor, podemos obstaculizar el presente y lo bueno que este nos podría deparar en el futuro. Sobre todo si son cubanos jóvenes.

Por lo general estamos consientes de que el pasado de nuestro país fue infinitamente mejor al presente, eso es de cajón, incluso aun con todos los defectos que pudo o no tener, pero aun así en vez de anclarnos en esa nostalgia deberíamos aprovechar el presente para enriquecer nuestras vidas, y de paso construir un futuro lo mejor posible mejor.

Recordemos que cada época tiene sus desafíos, y que en última instancia la apreciación y el disfrute dependerá de como lo encaremos. La nostalgia puede aumentar nuestra sensación de bienestar, eso es correcto, pero el problema viene cuando queremos quedarnos a vivir en esa nostalgia. Si nos pasamos la vida mirando hacia atrás y lo convertimos en nuestra forma de vivir, corremos el riesgo de estar en constante conflicto con la realidad. 

En mi caso eso fue lo que hice cuando me fui de Cuba, no me quedé anclado allí como le pasa a muchos que físicamente se fueron pero mentalmente no. Y entiendo que cada uno es un mundo aparte, solo faltaría, pero estoy convencido que aferrarse al pasado no hace otra cosa que bloquear las posibles oportunidades que nos brinda el nuevo espacio que nos rodea.

Por Jorge García

Maldita Hemeroteca