Las Taironas: Donde dos cubanos defendieron un enfoque distinto sobre Cuba


Antes que todo le alertamos de un excelente libro escrito por Juan L Ravelo, bisnieto del protagonista de esta historia, el teniente coronel Ulpiano Sánchez Echevarría y su participación en la famosa batalla de las Taironas, ocurrida el 17 de enero de 1896.

Decimos famosa, porque los dos militares que dirigieron el combate eran cubanos, uno al servicio de la libertad de Cuba y el otro de Cuba igual, pero bajo la bandera de España. Y no se equivoque usted por eso, que el hecho de que no estuviera del lado rebelde, no le restaba ni un ápice al amor que sentía por Cuba.

Dentro del periodo de la Invasión a Occidente, el general mambí Antonio Maceo se separa del generalísimo Máximo Gómez en la provincia de la Habana, y prosigue su marcha hacia la vecina Pinar del Río. El mando español, dirigido por Arsenio Martínez Campos buscaba una última acción para detener a Maceo, ocasión que se presentó en el poblado de Las Taironas donde se produce un encuentro por demás histórico por varias razones. 

Primero, hay que decir que este combate marcó el fin de Martínez Campos como capitán general de Cuba, mientras Maceo proseguía en dirección a Guane, localidad a la que llegó el 22 de enero de 1896, 5 días después de la renuncia del Segoviano. Por otro lado las fuerzas españolas que estaban integradas por una columna del batallón No 2 del Regimiento de Infantería de la reserva de Baza, estuvieron dirigida no por un oficial español, si no por el teniente coronel santiaguero Ulpiano Sánchez Echavarría. 

A su fuerza se le sumó otra compuesta por guerrilleros de infantería del regimiento "Isabel la Católica", y un batallón del Regimiento Peninsular de la guardia civil al mando del teniente Manuel Lluel Martínez, haciendo alrededor de mil efectivos. La acción se inició contra las fuerzas de la Guardia Civil que, en número de unos cien hombres, estaban atrincheradas en un edificio de la carretera de La Coloma. 

La vanguardia cubana, bajo las órdenes del coronel Bermúdez, fue quien atacó estas posiciones. La columna del Regimiento de Baza, que había salido hacia La Coloma, retrocedió y ocupó posiciones detrás de las carretas del convoy que custodiaba, y en la cuneta de la propia carretera, se desplegó en líneas de tiradores. 

Las fuerzas españolas se mantuvieron firmes en sus posiciones, a pesar de la impetuosa carga que lanzó el grueso de la caballería cubana dirigida por el propio Maceo en persona. El radio del combate se amplió con la llegada de refuerzos españoles provenientes de Pinar del Río, que salvaron a la columna de Ulpiano Sánchez Echavarría, la cual estaba rodeada de mambises. 

El Regimiento de Las Villas se enfrentó a la columna de refuerzo para tratar de impedir que se uniera a la que ya combatía, pero al comprender que el encuentro debía ser decidido por la infantería, Maceo ordenó al coronel Vargas Sotomayor ubicarse con 200 tiradores en una altura poblada de encinas, para abrir fuego sobre los españoles posesionados en las zanjas de la carretera. 

Estos se retiraron y se parapetaron en una tienda. Momentos más tarde, al verse amenazados en su flanco derecho por dos escuadrones cubanos, se retiraron hacia la ciudad, dejando algunas carretas cargadas. Esta acción le costó a los cubanos 62 bajas, entre muertos y heridos, entre ellos el coronel Pedro Ramos, jefe del Regimiento Céspedes, y tres oficiales. Los españoles, por su parte, informaron oficialmente 48 bajas.

Este oficial santiaguero había servido en el Regimiento de Soria, fue el que enviaron a Río Tinto, Huelva, para contener por la fuerza un movimiento anarquista entre los mineros. El teniente coronel Ulpiano estuvo en estos hechos al frente de 200 soldados de infantería. De aquí fue enviado a Cuba, hechos que se narran, y posteriormente fue destinado a Santa Cruz de Tenerife, donde fallece por enfermedad y recibe sepultura en con apenas 60 años de edad en 1908.

Pero más allá de las cifras de bajas que fue importante por ambas partes, este combate significó además del estrepitoso fracaso para España, la posibilidad de  "abrir la puerta" a Maceo en dirección a Guanes y, además, marcó el fin de "Martinete" en Cuba, como Maceo llamaba jocosamente al general Arsenio Martínez Campos. Lo que no sabía Maceo era que lo peor aun estaba por venir. 
Articulo Anterior Articulo Siguiente