Espionaje gallego: Lanusa y Pasaró.


Sabía usted que en 1895, cumpliendo instrucciones de Jose Martí y Máximo Gomez, se funda en la habana la agencia general revolucionaria, que dicho así parecería un organismo más, pero en cambio se trataba de una organización secreta, o de espionaje, muy bien organizada, que operó en nuestra isla durante la guerra de 1895.

A esta red, a la que pertenecían no solo cubanos si no varios españoles como por ejemplo Balbino González Pasaró y José Antonio González Lanusa, ambos de Ribadeo en Galicia, estuvo dirigida por José de Jesús de la Candelaria Pons y Navarro, el agente ''Luis'', y de aquí partían las instrucciones para las demás redes de inteligencia a todo lo largo de la isla.

Entre ellas podemos citar la del Club “Juan Bruno Zayas” de Santa Clara, el club No 40 de Cienfuegos, el “Diablo” de Caibarién, la “Junta Revolucionaria de la Habana”, dirigidas por Juan García Martí (Segundo Luis), Rafael Lubián (Agente Norte) y Antonio Gavilán (El Diablo) respectivamente. Tan bueno fue su servicio, que una vez que Cuba alcanzó su independencia, estos dos gallegos llegaron a ocupar importantes cargos en el nuevo gobierno republicano. 

En el caso de Balbino fue presidente de la Audiencia de La Habana y por su parte Lanusa, abogado de profesión y miembro del ejercito español desde 1895, fungió como Secretario de Instrucción Pública y Justicia. Ambos primos hermanos fueron nombrados por el recién elegido presidente don Tomás Estrada Palma.

En el caso de Lacoste - que luego llegó a ser alcalde de La Habana - se dice que llegó a penetrar hasta el mismo despacho del capitán general Valeriano Weyler. A juzgar por lo publicado en el periódico "La Voz de Galicia" de los historiadores Bryan Gual y Gómez Montano, Lacoste tenía muchos y muy buenos contactos, entre ellos el amigo del general Valeriano Weyler, José Bruzón, líder del Partido Autonomista, así como don Alfredo Martín Morales, en ese entonces director del Diario de la Marina.

También integraban la red organizada por el mambí José Pons Naranjo el tal oficial Pasarón, que era teniente del ejercito hispano, así como el cura Guillermo Arocha, un alto cargo en el Obispado de La Habana. Además de aportar información, servían de correo y hacían llegar a la prensa extranjera lo que acontecía en los planes de la metrópolis. Pasarón, que se había casado en 1900 con la cubana María Miyares con la que no tuvo hijos, murió el 31 de enero de 1940 y está enterrado con su esposa que falleció un año después, en el Cementerio de Colón de la calle Zapata y 12 en la Habana.

Por citar uno de los fructíferos trabajos de esta red, bastaría decir que la derrota sufrida por el ejercito español en la provincia de Pinar del Río, fue debido a que los Cubanos ya conocían de antemano sus movimientos por planos que la red había sustraído al mando, lo que causaba gran consternación en las tropas Españolas a la vez que prestigiaba el método de lucha Cubano.

Los Españoles tampoco eran tontos

El 3 de octubre de ese año, el contraespionaje español se apuntó un buen tanto: La policía - al mando del gobernador José Porrúa - logró detener al abogado José Antonio González Lanuza que estaba al frente de la Junta Revolucionaria de La Habana. Fue encarcelado en la capital y enviado al penal de Ceuta, en España.

En 1898 fue indultado y se trasladó a Nueva York, donde continuó apoyando a las fuerzas mambisas hasta que Cuba logró la independencia. Entonces regresó a la isla y, el 24 de octubre de 1898, participó en la asamblea general del Ejército Revolucionario que tuvo lugar en Camagüey.

Junto con el general Calixto García, Lanusa integró la comisión de cinco miembros que fue a Washington para coordinar el traspaso de poderes y, sobre todo, "la plata" con la cual serían cubiertos los haberes del ejército Mambí. Los otros miembros fueron José Miguel Gómez, quien sería presidente después, Manuel Sanguily, así como el coronel José R. Villalón.

Como dato adicional le diremos que el gallego Lanusa participó en la confección del nuevo código penal Cubano y fue creador del sistema de educación superior de Cuba. Se casó con la cubana doña Carmen Alamilla, con la que tuvo tres hijos. Murió en 1917 con solamente 52 años de edad. Lanuza fue uno de los más grandes penalistas de la historia de Cuba. Su nombre figuró en el frontispicio de la Facultad de Derecho de La Habana; y el Estado Cubano concedió la Orden Nacional de Honor y Mérito de Primera clase.


Maldita Hemeroteca
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