DOS HISTORIAS: Dos vidas inmerecidas



Cuentan que durante la primera guerra mundial el soldado inglés Henry Tandey tuvo en la mira de su fusil a un rival alemán, pero no cualquiera, se trataba del cabo Adolf Hitler herido, sin embargo por mera piedad decidió no rematarlo. ¿Craso error o benévola actitud?, saque usted su propia conclusión. 

Lo cierto es que esta historia ya era conocida desde 1940 cuando el ex soldado la contó a los diarios, y fue confirmada posteriormente en los datos del archivo militar del regimiento "Green Howards". Lo cierto es que esta historia ya era conocida desde 1940 cuando el ex soldado la contó a los diarios, y fue confirmada posteriormente en los datos del archivo militar del regimiento Green Howards. 

Con los años Tandey se enteró de que le había salvado la vida a uno de los más sanguinarios criminales de la historia, y en 1938 se lo comunicó por teléfono al premier británico de la época, Neville Chamberlain, e incluso se sintió doblemente culpable y arrepentido al ver los cientos muertos, ancianos, mujeres y niños, que caían a diario víctimas de los bombardeos alemanes en Convetry, su lugar de residencia. Así culpándose toda su vida, este buen soldado falleció en 1977 a los 86 años.

En Cambio...

Situémonos ahora en el País Vasco, norte de España, cuando el 21 de septiembre de 1962 el señor Ramón Baglietto vio a una mujer que cruzaba la calle con dos niños, cuando de pronto observó que un camión que se dirigía hacia ellos a toda velocidad. Ramón no dudó en intervenir, y aunque solo puso rescatar al bebé que la mujer llevaba en sus brazos, no pudo evitar que su madre y su hermano perecieran bajo las ruedas de aquel vehículo.

El niño Kandido Azpiazu, de tan solo unos meses de nacido, preservó la vida gracias a la acción valiente y desinteresada del bueno de Ramón. Sin embargo el 12 de mayo de 1980, ese mismo niño, ahora con 18 años y convertido en un miembro de la banda terrorista ETA, participaba en un atentado donde la victima fue, precisamente, Ramón Baglietto, que por entonces militaba en las filas de la colación política Unión Centro y Democracia, liderado entonces por el primer presidente de la democracia española, Don Adolfo Suárez.

En ese asesinato también participó otro miembro de la banda, José Ignacio Zuazolazigorraga. Cuatro años después de asesinar a Baglietto, acabaron también con la vida de su vecino y gran amigo José Txiki Larrañaga. No solo eso, en 2005 ya libre de su condena de 20 años, este etarra abrió una cristalería justo en los bajos donde vivía la señora que había dejado viuda, Doña Pilar Elías, la que ETA sentenció también en el 2001 con un libro bomba que por suerte no llegó a explotar.

Aquí le dejamos esta increíble historia que, según dijeron algunos, en el momento de apretar el gatillo este sicario no sabía que su víctima le había salvado la vida.
 
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