LA CLONACIÓN DEL SIGLO


Corría el año 2002 y un grupo especialista en ganado cubano viajó hasta España. Su misión era intentar conseguir genes de buena raza, para aportárselos a una posible clonación de la famosa vaca lechera "Ubre Blanca".

Visitaron en concreto la cría de toros del ya fallecido ganadero Ramón Flores, a juzgar por lo publicado en un articulo de ABC titulado «Ubre Blanca». De incógnito, varios miembros del Ministerio de Agricultura asistieron a la plaza de toro Monumental de Las Ventas. La posibilidad de añadir células de la raza del toro de lidia a un experimento que pretendía resucitar a un animal lechero, como que no estaba muy claro. 

Aquella increíble vaca había batido en 1982, un supuesto récord de producción de leche diaria en isla de Pinos consistente en 110 litros durante tres ordeños en un solo día, más otro de 24.268,9 litros durante 305 días de lactancia, que ya no lo es, pues en 1998 una vaca Canadiense lo rompió con 27.545 litros. Castro llamaba varias veces a la granja para saber como estaba su ahijada, y de paso le dieran los reportes diarios de los ordeños.

«Ubre Blanca», un engendro cruzado de Holstein F2 y Cebú africano, enfermó de cáncer y fue sacrificada con 17 años en 1987, y hasta le dedicaron un obituario en el diario oficialista "Granma". Además le erigieron una estatua y, de manera previsora, congelaron algunas de sus células que eran la esperanza de Castro de crear una hermana gemela, o varias si se podía, que suplieran la carencia de leche en Punto cero, perdón, la del pueblo. 

Según los planes del comandante, confesados al Wall Street Journal, el primer clon de la famosa vaca lo obtendrían en menos de un año. Sin embargo esa fue otra de sus tantas titánicas tareas que quedaron pendientes, como intentar secar la ciénaga de Zapata por ejemplo, exportarle carne a los Estados Unidos o llenar la Habana de matas de café.

Nadie sabe quien fue el que aconsejó a aquellos científicos a buscar células en los toros de lidia de Ramón Flores, al final lo descartaron porque esos toros ni siquiera dan leche, al menos no la que se bebe, más bien embisten que es lo que saben hacer muy bien. Hubiera sido mejor escudriñar en los antepasados africanos dentro del árbol genealógico de la vaca. 

Y bueno no se trataba de poner en duda que Cuba tuviera la capacidad científica de clonar otra vaca similar, pero sinceramente, ¿no hubiera sido mejor volver a tener aquellos millones de vacas que tanta leche y comida dieron en Cuba antes que él llegara poder?. Claro, el peligro de que los cubanos dominaran la técnica de la clonación no radicaba tanto en poder lograr una nueva bestia lechera, sino que empezaran por una vaca y terminaran por clonarlo a él.

Maldita Hemeroteca
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