CASAS DE Da.CARMEN BAZAN: Ejemplos de fanatismo e intransigencia

Casa donde murió doña Carmen Zayas-Bazán e Hidalgo.

El escritor jaruqueño Juan Bruno Zayas de la Portilla, en su libro Orígenes, asegura que don Francisco, el padre de doña Carmen Zayas-Bazan, la única esposa que tuvo José Martí, la que le guardó luto hasta su muerte, era políticamente un autonomista, digamos que estaba en contra de la rebeldía de los cubanos contra España iniciada en 1868.

Era la lógica posición de un abogado que además era propietario del Ingenio Monte Grande, en la jurisdicción de Puerto Príncipe y que sus desgracias comenzaron un año después, en 1869, cuando decide ponerse en contacto con el comandante mambí y masón, Francisco Arredondo y Miranda, ascendido a ese grado en el Paso de las Clavelinas, con el objetivo de que este abandonara la lucha. 

Si pensó don Francisco que Arredondo no reaccionaría se equivocó de medio a medio. No solo recibió un no por respuesta, si no que este lo arrestó y como castigo - y aquí es donde viene lo bueno -  hizo que la escolta de soldados que lo conduciría hasta Sibanicú, fuera íntegramente de la raza negra, con lo cual sería mayor la humillación. Era así era como aquellos primeros mambises consideraban a los negros en realidad. Debió ser por eso que el presidente de la república, Jose Miguel Gómez, "pasó de él olímpicamente", cuando hizo entrega de la medalla de la independencia el 24 de febrero de 1911. 

Total que como consecuencia de ese asedio, en 1871, ya viudo de doña Isabel Hidalgo y Cabanillas, don Francisco decide irse a vivir con sus hijas a México, Carmen y sus hermanas Isabel y Rosa, y fue allí - con el pasar de los años - donde la joven Carmita conoció a José Martí en una velada en casa del esposo de su hermana Rosa, el mexicano Ramón Guzmán. Y aunque el padre mostró recelo de esta relación hasta entonces amistosa, cuando Martí parte hacia Guatemala en 1887 ya eran novios. 

Martí y Carmen se casaron en la Catedral de México el 20 de diciembre de 1877. Ella tenía 24 años y él sólo era cuatro meses mayor que ella. Los recién casados viajaron a Acapulco y después a Guatemala, donde residieron hasta el 27 de julio de 1878, fecha en que partieron para La Habana vía Honduras. En la isla se había firmado la Paz del Zanjón, lo que hacía posible que el matrimonio pudiera regresar a su añorada isla. 

A los once meses de casados tendrían a su único hijo, José Francisco Martí y Zayas-Bazán, el 22 de noviembre de 1878, el famoso Ismaelillo, que con los años comandó aquel estado mayor que masacró a más de tres mil negros y mestizos. A pesar de la paz del Zanjón y todo, una vez regresaron a la Habana la familia Zayas fue hostigada por los españoles, entre otras cosas por ese matrimonio. Como si fuera poco, Martí comenzó a conspirar de nuevo por lo que fue apresado y deportado a España. 

Mal comenzaba la cosa. Total que entre incomprensiones, desapegos, abandonos e infidelidades del joven Martí, el matrimonio entró en una espiral de crisis que dio al traste con una separación. Pero antes, desde ese exilio en España parte Martí hacia New York el tres de enero de 1880, y el tres de marzo ya se reúne con Carmen y su hijo en la urbe neoyorquina. Sin embargo, Carmen decide volver a Cuba con su hijo a fines de octubre; luego de ocho meses de difícil matrimonio.

En carta a su amigo Manuel Mercado Martí le dice:

 "Carmen no comparte mi devoción a mis tareas de hoy, pero compensa estas pequeñas injusticias con su cariño siempre tierno y con una exquisita consagración a esta delicada criatura que nuestra buena fortuna nos dio por hijo… Regaño a Carmen porque ha dejado de ser mi mujer para ser su madre…".

Para colmo de males, María Amalia, una de las hermanas menores de Carmen, estaba casada con el coronel español Leopoldo Barrios, con la cual la presencia de "la mujer de un infidente como José Martí" no era bien vista en la familia. Al verse en la calle, Carmen decide reclamarle una parte adelantada de la herencia a su padre que montó en cólera. 

Apenas les dio 40 pesos "para que se buscara la vida", con lo cual se vio obligada a irse a vivir con sus tías Isabelita y Carmen. No obstante el matrimonio lo intenta de nuevo y, gracias al trabajo de Martí como vicecónsul del Uruguay, sus artículos periodísticos y sus traducciones, consiguen reunirse de nuevo en 1882. Sin embargo la relación ya estaba tocada, por lo que Carmen - junto a su hijo Jose Francisco - decide regresarse a la Habana en marzo de 1885.

El resto de la historia es harto conocida. Mientras tanto Martí se ve solo, y a la pensión de Carmen Miyares y el señor Manuel Mantilla se fue a vivir para ahorrarse unos dólares. Al final la señora le fue infiel a su marido, que además se encontraba enfermo, y tuvo una hija secreta con Martí que, para guardar las formas ante el cornudo de la casa, se hizo pasar por su padrino. Cuando el señor Mantilla murió el 12 de febrero de 1885, apenas con 37 años, Martí pudo irse a vivir con la Miyares "a tiempo completo".

El fallecido historiador Cubano de la Cova nos cuenta esto: 

"Cuando visité su tumba (María Mantilla + 17 -4-1925) hace veinte años, encontré que carecía de lápida o memorial con su nombre. El certificado de nacimiento de María Mantilla señala que nació a las 4:40 AM el 28 de noviembre de 1880. La fecha indica que si Martí es su padre, la engendró en febrero, pocas semanas después de conocer a la señora Carmen Miyares de Mantilla. 

Aunque el certificado de nacimiento señala a Manuel Mantilla como el padre. La residencia de la madre, donde ocurrió el nacimiento, es 243 Grand Avenue, Brooklyn, lo que significa que la familia Mantilla se había mudado de donde residían en Manhattan el 5 de junio de 1880, según la fecha del censo".

Cuando la esposa de Martí, Carmen Zayas Bazán llegó a Nueva York en diciembre de 1880 con el hijo de ambos, escuchó los rumores que su marido era el padre de María Mantilla. Al poco tiempo, Carmen volvió a Cuba con su hijo y obtuvo pasaporte sin el consentimiento de su esposo, valiéndose de la ayuda del cónsul español. (Enrique Trujillo)

Tras la muerte de Manuel Mantilla, Martí regresó a vivir con Carmen Mantilla y su familia. El 22 de enero de 1895, el Ministro Español en Washington, Emilio Muruaga, envió un cable al gobierno norteamericano señalando a Manolito Mantilla como “el hijastro del Sr. Martí, el agitador cubano.”

Nunca más se volvieron a ver. Después del desastre de Dos Ríos, Carmen guardó luto perenne hasta su propia muerte. Incluso después de conocer el suceso, se fue a Nueva York con su hijo, en septiembre de 1895, para recoger las pertenencias del apóstol, papelería y cuadros, pero se encontró que cumpliendo instrucciones del propio Martí, el señor Gonzalo de Quesada se las había entregado a Carmita Miyares.

Esto debió haber causado en Carmen un disgusto enorme, aun así hizo todos los trámites para que le entregaran el cadáver de Martí y poder enterrarlo en el panteón de la familia Zayas-Bazán en la Habana, pero su gestión con el General José Arderius García, Gobernador civil de la Habana General en ese momento, fue en vano.

Profesor y estudiantes reparando el mausoleo de la familia Bazán en el cementerio de Camagüey en 2018.

De luto rígido permaneció doña Carmen hasta su fallecimiento en La Habana, el 15 de enero de 1928, y aunque en un principio sus restos fueron inhumados en el cementerio capitalino de Colón, fueron trasladados el 30 de junio de 1951 al cementerio de Camagüey, y depositados en el panteón de la familia Zayas-Bazán en ese campo santo.

A PROPOSITO DE LAPIDAS Y CEMENTERIOS

Pasó el tiempo y pasó, y mientras que un genuflexo Eusebio Leal le ponía rosas blancas a la tumba de la "abnegada patriota" María del Carmen Miyares Peolí en New York, donde fue enterrada el 17 de abril de 1925, en Cuba unos humildes estudiantes del politécnico de la construcción Armando Mestre y de la secundaria básica Cándido González, se dignaron un día en reparar el descuidado panteón de esta familia en el campo santo de Camagüey, porque le guste o no a ese régimen, Carmen Zayas-Bazan jugó un papel vital en la vida del más grande de los cubanos. Y de nuestra historia también.

Por otro lado, en los predios de su casa de nacimiento en Camagüey, la que fuera vendida a las Ursulinas del escolapio catalán José María Sabé y Torres en 1901, hoy existe una escuela primaria con el nombre de Renato Guitar. Pero eso no es lo peor, en definitiva ella la había vendido, lo realmente vergonzoso son las condiciones en que tienen la casa donde murió doña Carmen en calle ocho, entre 19 y 21 en el vedado y que ve usted en esa foto.

Y no quiera ver la que compartió el matrimonio en la calle Tulipán en el Cerro, ruinosa, sucia y llena de grafitis,  transformada en esa abyecta y enfermiza colectivización que llaman "cuarterías". Hasta en eso son capaces de mostrar el vomitivo sectarismo de estos destructores de Cuba. 
 

Maldita Hemeroteca 
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