La verbena de la paloma


Lo que es estar obnubilado por alguien. No se puede negar que este malévolo personaje vino al mundo tocado con un don, sobre todo el de joder a los demás.

En una ocasión en cuba, cuando no existían ni computadoras ni móviles ni nada, leí una noticia en relación a la famosa paloma blanca que se le posó en el hombro a Fidel Castro, en aquel discurso pronunciado en la sede del ejercito en Columbia, Marianao, en 1959. Recuerdo que decía así, poco más o menos:

--"¿Cuántas han sido las veces que usted, sin esperarlo, se le haya posado una paloma blanca en el hombro?. Para la mayoría nunca, y los más afortunados tendrían que ofrecerle alimentos a cambio de disfrutar esos minutos de ese placer, pues así fue la conexión entre el Comandante en Jefe Fidel Castro y las aves que simbolizan universalmente la paz".--

¿Placer?, no sé que te diga, porque las palomas se cagan encima de cualquiera. Vamos, que te arruinan la ropa en un segundo. Total, que uno que tenía una ignorancia encima del carajo, no podía dejar de pensar que este hombre había sido tocado por algo sobre natural, celestial o divino, porque encima aquella paloma era blanca. El Mesías mismo.

Pasa que con los años, una buena parte de esa ignorancia me la fue sacudiendo de encima en el camino, y entonces fue que supe lo del ingenioso truco de este sinvergüenza, o de los que se lo montaron, entre ellos su alcahuete preferido en aquellos años, el señor Luis Conte Agüero, que al final tuvo que salir de allí que jodía cuando vio su vida en peligro.

Al final, resultó que de prodigioso símbolo no tenía nada, que no pasaba de ser un viejo truco que se usaban en las funciones de la cantante mexicana Esperanza Iris, la reina de la ópera, la que fuera víctima del mayor atentado de la historia de ese país. Incluso, hasta los curas en el campo, aprovechando la inocencia de los pobres feligreses, sobre todo durante las fiestas del Espíritu Santo.

Fíjese en este detalle, observe que el discurso de Castro fue tarde, ya en penumbras, en una tribuna que debía ser iluminada con potentes reflectores. En cualquier escenario de ese tipo donde se suelten palomas, que a esa hora por lo general ya están durmiendo en las ramas de los árboles, irán a posarse allí donde se concentra la luz, entre otras cosas porque creerán que ya es de día. Lo demostró un científico como Melvin M. Kreithen, que probó que estas aves poseen un sentido muy especial que él denominó, "percepción polarizada de la luz". 

MALDITO MENTIROSO. 

De hecho, supe también que mientras era reparada la catedral San Patricio de Lorca, en Murcia, los obreros que trabajaban de noche tuvieron que colocar luces ultravioletas para ahuyentarlas, y que en ese caso solo estas aves perciben. Las palomas, además de contagiarte con la criptococosis de sus heces, sus ácidos provocan severos daños a los techos, respiraderos, coches, fachadas, monumentos, y el medio ambiente en general.

Todos, Pepe Agraz, Alberto Korda y hasta Tor Eigendal, fueron cómplices de aquella mentira inmortalizada en sus legendarias fotos. Incluso el brujero de Juan Almeida, se lo hizo creer a la "traga aldaba" de Estela Bravo en su documental. No solo eso, Castro repitió función el 6 de agosto de 1960 ante una multitud reunida en el Estadio del Cerro, y como si no le bastara se guardó la matiné para el 8 de enero de 1989.

Y es que esa la vida de este tirano siempre fue un truco, como el de ese mago que con solo un chasquido de dedos desaparecía las cosas, incluso la vida. El puto "Barba Truco", que desde que estaba en la sierra con cuatro gatos escondido, le hizo creer al tonto de Herbert Matthews que eran muchos y muy bien organizados.

En fin, que que aquel cuento de que Castro era el elegido, el Obatalá verde olivo, el hijo de Dios en la tierra, al final resultó ser el mismísimo "diablo tun tun" de los cuentos africanos. Debe andar suelto todavía por ahí por la Habana. Solo agregar que aquel día fue tan cínico, que además de engañar al personal, fue capaz también de enaltecer al que después asesinaría y que nunca más apareció. 

Jorge García
Maldita Hemeroteca
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