lunes, 17 de abril de 2023

MÁXIMO GÓMEZ: Enderezando a Najasa


En 1896 el generalísimo Máximo Gómez se tuvo que poner muy duro con del ejercito libertador que radicaba en el poblado de "La Providencia", localidad de Najasa, en la provincia del Camagüey.

Tuvo que arrestar a varios de ellos, e incluso aplicar varios consejos de guerra. En uno de ellos al capitán Joaquín González, al parecer un connotado malechor, le fue aplicada la pena de muerte. Veamos lo que apunta Gómez en su diario de campaña...

"El día uno de Junio llegué a Ciego de Escobar, en donde descansé los dos días. Siguióse marcha después y ya el día 8 me encontraba en la zona de Najasa. Lo primero que he tenido que hacer, ha sido suspender del mando al General Suárez. 

Me he encontrado todo desorganizado, desarrollado el espíritu del tráfico o mercantilismo y completamente enervado el espíritu de las tropas. Por tal situación creada a favor de la quietud en que los españoles han dejado esta comarca para poder resistir el empuje adoptar medidas fuertes, sobre todo con los defraudadores de la Hacienda Pública. 

Unos han sido detenidos, y hasta por un Consejo de Guerra fue sentenciado a muerte y ejecutado, Joaquín González. Con la ejecución de hombres como ese, nosotros levantamos en alto nuestro honor, y con la muerte dada a ese pícaro malhechor, nosotros aseguramos la paz de nuestra nación para el día en que ella sea completamente libre". 

El historial de abusos de este capitán era notorio. Sobre todo en momentos en que los víveres se hacían escasos. En una carta del coronel Jaime Moreno al general Julio Grave de Peralta, de fecha 16 de febrero, dan cuenta de altercados entre hombres de su tropa que, ante un hallazgo de
cualquier alimento, prefieren esconderse y no compartirlo con sus
compañeros. 

También en otro documentos donde se narran altercados por procedimientos similares, se habla de peleas a puñetazos y castigos, y cita que Joaquín Martínez castigaba con el cepo al que fuera sorprendido. 

En un telegrama desde la estación de Trinidad y dirigido al Brigadier Comandante General, se informa que había sido perseguido por tropas del capitán de guerrilleros Martínez, al practicar la quema de varios ranchos y matanzas de cerdos en varias fincas en la zona de Guinía de Miranda. En uno de esos enfrentamientos perdió 4 hombres, así como treinta y dos caballos y varios mulos cargados de viandas, café, maíz, arroz y tabaco.

El generalísimo entregó el resto de los detenidos al gobernador civil de Camagüey, el comandante Melchor Loret de Mola y partió hacia el potrero de Saratoga, donde una fuerte columna española con 2000 hombres había acampado. Gómez la mantuvo en jaque con ataques sorpresas, aunque en los intentos sufrió 50 bajas y la pérdida de 100 caballos.

La familia Loret de Mola estuvo estrechamente vinculada a la historia libertaria Cubana. Su historia es curiosa y a la vez muy triste. Los relatos dan cuenta de que varios familiares de este comandante, Melchor Loret de Mola, a la sazón gobernador en armas de la provincia de Camagüey hasta su renuncia en 1896, cayeron defendiendo la causa de forma trágica. 

Sin ir mas lejos, este "Melchorcito", como le llamaban, a quien Gómez le entregó el resto de los detenidos en 1896, fue sobreviviente de una matanza familiar. Se cree que debido a esto quedó tocado psicológicamente y por eso, unos años después, el 27 de abril de 1903, ya en Cuba libre y con grados de coronel, decidió terminar con su vida arrojándose al mar. 

Sus tío el coronel Alejandro Loret de Mola era jefe de la zona de Caonao en Camagüey e Ignacio Mora Pera, fue uno de los 76 camagüeyanos que se levantaron en armas en el Paso de Las Clavelinas, fue esposo de la patriota agramontina Ana Betancourt, desterrada a España y a la que jamás volvió a ver. 

Alejandro e Ignacio, ambos coroneles, fueron asesinados. El primero fue degollado por una columna española al mando del general de brigada Cubano al servicio de España, Francisco Acosta y Albear, en la zona de Najasa, en la que también murió su padre Melchor, mientras que Ignacio fue fusilado en el Chorillo de Najasa y, luego de quedar vivo, acabó macheteado el 14 de octubre de 1875.

Ya muerto su esposo, Ana regresó a Cuba y un oficial español le hizo entrega del diario de su difunto marido. Gracias a eso pudo saber todo lo que había pasado. Ana murió en Madrid en 1901 víctima de una bronco neumonía, cuando apenas contaba 69 años. 

El patriarca de la familia, Francisco Rafael Argilagos Guinferrer, primer oftalmólogo que tuvo el ejercito libertador desde 1868, se casó con Mercedes Loret de Mola y de ese matrimonio nacieron 15 hijos. Varios investigadores afirman que al menos setenta y tres miembros de estas dos familias participaron en las gestas independentistas, veintiséis de ellos han sido corroborados. 

Uno de ellos, Rafael Argilagos Loret de Mola, fue
redactor de numerosos órganos de prensa, como El Cubano Libre, La Independencia, Diario de Cuba, Oriente, El Fígaro, El Liberal,
Libertad, Artes y Letras, Acción Ciudadana, Prensa Universal y
Azul. Colaboró en Oriente Literario, Orto, El Eco de Tunas, Revista
Letras, Cuba Contemporánea, Bohemia, Luz de Oriente, entre otras.

Fuentes:

Servicio Histórico Militar (SHM), sec. Ponencia de Ultramar. // Gómez Máximo. Diario de Campaña. // Argilagos, R. (1918). Granos de Oro. La Habana: Sociedad Editorial
Cuba Contemporánea. // Argilagos, R. (1965). Dr. Francisco R. Argilagos. Cuaderno de Historia de la Salud Pública, 31

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