Bernal Díaz del Castillo

Casona de Diego Velázquez en la calle Aguilera de Santiago de Cuba.

El soldado español Bernal Díaz del Castillo, uno de los que integró el contingente que se fue a Cuba, entonces Juana, con Diego Velázquez de Cuéllar en su tercera expedición. En una especie de memorias, Bernal dejó constancia escrita de lo ocurrido en esta empresa. Y lo verdaderamente alucinante es que este señor dejó plasmado como fueron los primeros encuentros con los nativos que habitaban la isla, y las relaciones que estableció su jefe desde que desembarcó en Baracoa, Oriente. 

Estas memorias, que según dijo él mismo fueron motivadas por las inexactitudes que vio publicadas en la historia general de la Indias y conquista de México, han sido avaladas por la sociedad geográfica e histórica de España, que la aglutinó en dos volúmenes impresos en 1934, y que desde entonces siguen hojeando estudiosos, cronista e investigadores del adelantado conquistador. No obstante, hay que resaltar que estas vivencias ya habían sido publicadas por vez primera en 1632 por el fraile Alonso Remón, con los errores propios de la época corregidos por él. 

En fin, que un original de esta obra se conserva en el Archivo General de Centroamérica, en Guatemala, país donde Bernal acompañó tambien a Velázquez y donde se quedó a vivir una vez contrajo matrimonio con Teresa Becerra. En 1948 pasaron al Archivo General de Centroamérica y, en lo sucesivo, fueron publicándose nuevas ediciones entre las que sobresale la crítica del escritor vasco Carmelo Sáenz de Santa María. 

Bernal había nacido en en 1496 en Medina del Campo, Valladolid, o sea 4 años después de que el almirante Cristóbal Colón descubriera América, y falleció en Guatemala en 1584 sin ver su obra impresa. Sin embargo, además si algo habría que destacar en su narrativa, es que no respondía a tratar de complacer a nadie, y por supuesto mucho menos a nosotros en el siglo XXI, lo cual sus memorias serían doblemente valiosas por su supuesto apego a la verdad. 

Con esas memorias, por cierto casi imposibles de leer porque están en castellano antiguo, aunque en YouTube hay varios vídeos "traducidos", Bernal derriba ese salvajismo con el que se suele describir a los protagonistas de la conquista dentro de la llamada "leyenda negra", pues se trataba de un hombre a todas luces culto. Por otro lado, aunque menos relevante si se quiere, está la obra del maestro Francisco Cervantes de Salazar (Toledo, 1514-México, 1575), "Crónica de la Nueva España", que aunque coincidente con la primera, tiene una visión un tanto distinta de algunos de aquellos conquistadores, como Hernán Cortés o Pánfilo de Narváez. 

Y a propósito de este ultimo...

Pongámonos de acuerdo, por un lado se dice que lo de Caonao fue una horrible matanza cometida por los colonizadores españoles contra pacíficos indios taínos, mientras que por otro lado hay un señor que se llama José Fernando Crespo y que dice ser máster en ciencias, que asegura que Caonao fue "la primera gran victoria indígena frente al invasor hispano". Coño, en que quedamos, eran pacíficos los indios o por el contrario hábiles guerreros capaces de derrotar a hombres que portaban sacos y corazas de hierro, arcabuces, espadas, lanzas, perros mastines y hasta yeguas nunca antes vistas en esas tierras.

UN POCO DE HISTORIA DE FACIL ACCESO  

Procedente de Salvatierra de la Sabana, el adelantado Diego Velázquez había desembarcado en Cuba por la zona de Baracoa en 1511, y luego de someter a los pacíficos indios que la habitaban, funda en 1512 la villa "Nuestra señora de Asunción". El objetivo de su empresa era uno, encontrar la mayor cantidad posible de oro y plata que pudiera haber en aquellas comarcas. 

Con ese propósito se había embarcado con 300 hombres, entre los que se encontraba precisamente el narrador Bernal Díaz del Castillo. Es entonces que desde Jamaica se le une el también vallisoletano Pánfilo de Narváez, que al mando de 30 hombres se dirigió hacia tierras de Bayamo, mientras que otro de sus oficiales, Francisco de Morales, continuaba hacia el actual Camagüey. Así, poco más o menos - comenzó la conquista de Cuba. 

Típico bohío Taíno

El consenso al que han llegado la mayoría de sus historiadores, es que Velázquez confiaba el destino de sus empresas en sus oficiales, los que a su vez cometían asesinatos y tropelías que no le exoneran de nada. Sin embargo, nadie ha podido demostrar jamás que haya asesinado a un solo indio con sus propias manos. Su dedicación fue dura y pura a los negocios, como el cultivo de tierras, la cría de ganado vacuno y sobre todo porcino, eso sí, todo mediante la mano de obra indígena organizada en las encomiendas.

En 1519 le encarga a Hernán Cortés la empresa de México a un costo de cincuenta mil pesos, en cambio Cortés le quiso dar la mala como se suele decir, y Velázquez envió a su fiel Pánfilo de Narváez a poner orden allí, pero resultando abatido en la batalla de Cempoala. A Narváez se le cita como el responsable de la supuesta matanza de Caonao, denunciada por el capellán Bartolomé de las Casas en sus obras, "Historia de las Indias" y "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", y que además estuvo presente en Caonao ese día, dijo en castellano de la época: 

"Una vez, saliéndonos a recebir con mantenimientos y regalos diez leguas de un gran pueblo, y llegados allaì, nos dieron gran cantidad de pescado y pan y comida, con todo lo que maìs pudieron. Suìbitamente se les revistioì el diablo a los cristianos, y meten a cuchillo en mi presencia (sin motivo ni causa que tuviesen) maìs de tres mil aìnimas que estaban sentados delante de nosotros, hombres y mujeres y ninpos. Alliì vide tan grandes crueldades que nunca los vivos tal vieron ni pensaron ver".

Cuando uno lee esto le asalta inmediatamente unas preguntas: ¿Acaso se volvió loco?, ¿pasó algo tan grave como para que se desencadenara semejante reacción?, sobre esto el capellán no menciona nada. Se conoce que Bartolomé de las Casas se consagró en vida a denunciar los abusos que se cometían contra los indios, primero ante Fernando el Católico, y después ante el cardenal Cisneros.

Perros llamados "Becerrillos", de la raza mastines utilizados por los conquistadores en América.

Sin embargo por narraciones así, sin sentido, porque no hay más que ver que no se matan a tres mil personas como si fuera a un mosquito, y mucho menos si el ambiente no lo justifica como el mismo asegura, es que su obra está considerada en España como un embuste en toda regla. En esa obra describe como un soldado "endemoniado" asesina a varios indios, sin embargo no es capaz de narrar los motivos que originaron semejante actitud. 

Por otro lado tenemos la descripción que hiciera 

"Yendo desta manera, cerca de unos montes breñosos comenzó a dar voces el cacique para que saliesen a nosotros unos escuadrones de indios de guerra que tenía en celada para nos matar; y a las voces que dio, los escuadrones vinieron con gran furia y presteza, y nos comenzaron a flechar, de arte que de la primera rociada de flechas nos hirieron quince soldados. 

Y traían armas de algodón que les daba a las rodillas y lanzas y rodelas, y arcos y flechas, y hondas y mucha piedra, y con sus penachos; y luego, tras las flechas, se vinieron a juntar con nosotros pie con pie [o sea, cuerpo a cuerpo], y con las lanzas a manteniente nos hacían mucho mal. Mas quiso Dios que luego les hicimos huir, como conocieron el buen cortar de nuestras espadas y de las ballestas y escopetas; por manera que quedaron muertos quince dellos".

Quien mintió y quien dijo la verdad?. ¿Y si en vez de Tainos o Guanatahabeyes, aquellos que decían Cooten in wotoch, (venid a nuestras casas) como aseguraba Francisco Hernández de Córdoba, eran los fieros y desalmados Caribes?. ¿Estuvo usted allí como para asegurar que lo narrado por las Casas era lo cierto?. Y no decimos que no se cometían abusos, que las encomiendan no eran un paraíso ni mucho menos, pero sus cifras, además de exageradas y mal intencionadas, dieron origen a esa leyenda negra. 

Él mismo, antes de abrazar la religión se había convertido en un encomendero, cuando en 1502 acompañó a Cristóbal Colón a Cuba. Muy bueno no era este fraile, desde el momento que propuso en Madrid sustituir a los indios por negros africanos. A ver señores, que todos los indígenas tributaban a la corte en Madrid en su condición de "vasallos libres", y aunque no parezca una imposición inmoral e hipócrita de ellos, esa condición de por si le garantizaba la vida. 

De hecho su jefe en Madrid, el cardenal Francisco de Jiménez de Cisneros, fue quien impulsó en Cuba la creación de colonias mixtas de indios y labradores castellanos, en las cuales esos indios eran gobernados por sus propios caciques y un tercio de lo producido se lo engullía el fisco real. ¿Quién se va a atrever a meter la manos en los negocios del Rey?. Es que aquellos indios valían más que las Casas y todo su convento junto. 

Los conquistadores españoles invertían en sus colonias, e incluso se mezclaban con las indias, mientras que los Portugueses, Ingleses, Belgas, Franceses y Holandeses, y que mucho le gustaban a las Casas, no solo los masacraban, expoliaban sus territorios hasta dejarlos secos. Como quiera su posición defensora siempre fue bien acogida. ¿Quién no se solidariza con el más débil?. Tampoco quiere decir que la matanza de Caonao haya sido falsa. Sí que los explotaron y si que mataron muchísimos indios, de eso no hay dudas, incluso a escondidas de las leyes protectoras españolas, pero eso fue al principio.

Sin embargo, en el relato que hace Velázquez dirigido al Rey, y en el cual no cita para nada a Las Casas, culpa al cacique taíno Caguax de ser el supuesto instigador del ataque indígena, con lo cual es posible que intentara "limpiar su imagen y salvar su puesto de gobernador" ante su majestad, haciéndolo ver como una respuesta en defensa propia. Mientras que en su simbolismo religioso Las Casas asemeja a los indígenas como un manso rebaño de ovejas, Velázquez se refiere a ellos como individuos despersonalizados. 

Sin lugar a dudas que la empatía gana en la narrativa del fraile. Al final Caguax fue convertido al cristianismo, y hasta adoptó Francisco como su nuevo nombre. La localidad de Caguas, en Puerto Rico, lleva ese nombre en su memoria, pues se cree que en un momento dado de su vida había sido un prominente cacique de aquella zona del río Turabo. El caso de Hatuey resultó más traumático, porque luego de ser derrotado se le propuso una "muerte placida" si se quebraba, según lo relata las Casas en las obras antes citadas, pero el cacique se mantuvo firme en sus ideas y recibió una horrible condena en la hoguera.

LEGADO

Luego de conquistar la isla por Baracoa en 1511, Diego Velázquez fue nombrado gobernador de la Fernandina (Cuba) por el rey de España Felipe II, mediante la Real cédula del 13 de abril de 1513 que le asignaba un salario de 20 mil maravedíes al año. A ese nombramiento se le añade una notificación, donde el monarca le felicita por el trato humano que empleaba con la población indígena y su conversión al cristianismo. 

La habitación de la casa donde vivió Velázquez. La más antigua de Cuba, que para ser de un malvado conquistador, la cuidan más que donde murió el generalísimo Máximo Gómez que esta prácticamente en ruinas.

Recordemos que en la Junta de Burgos de 1512, se recomendaba el buen trato hacia los indígenas por medio de encomiendas, lo cual avaló el sacerdote que acompañó a Velázquez en esta empresa, el franciscano Juan de Texin, su futuro capellán de la Habana. En todas estas empresas Velázquez dilapidó su fortuna, sobre todo en la de México, pero así y todo su patrimonio se cifró en de 19 estancias, mil reces vacunas y tres mil cerdos. Sus restos descansan en Santiago de Cuba, la primera de las siete villas fundadas por él en la isla.

No obstante el Segoviano demostró ser un experto a la hora se seleccionar los territorios que serían convertidos en Villas, pues a día de hoy la mayoría siguen dominando sus respectivas regiones. La Habana, en particular, con su magnífico puerto, que se convirtió durante siglos en la joya de la corona colonial. Su familia fue extensa, tanto que un sobrino suyo, Pedro Velázquez, fue alcalde de la Habana.

Por otro lado Antonio formó parte de la expedición de Fernando de Soto a la Florida. Además de su primogénito Diego, tuvo otros seis hijos, Juan, en 1601, Fernando, en 1604, Silvestre, en 1606, Juana, en 1609, Roque, en 1612 y Francisco, en 1617, excepto Diego y Juan, fueron bautizados en la iglesia Sevillana de San Vicente. Además, su sobrina Iseo Velázquez contrajo nupcias con Baltasar Bermúdez, la mano derecha del Gobernador, que lo nombró en 1518 alcalde ordinario de Santiago de Cuba.

Sin tan malo fue Velázquez, porque la tiranía castrista, que no es capaz ni de reconocer las cosas buenas de Tomás Estrada Palma que no mató ni siquiera una mosca, se enorgullece de tener la casa de un conquistador asesino como el flamante Museo de Ambiente Histórico Cubano. En fin, que se podrá estar de acuerdo no con lo aquí expresado, y en caso de que no este de acuerdo, siempre tendría la posibilidad de llegarse ante la tumba del maestro en Ifigenia, sí, la de José Martí y Pérez, y delante de su panteón rebatirle sus palabras cuando calificó la conquista de: "majestuosa civilización americana". 


Maldita Hemeroteca

Fuente: Historia verdadera de la conquista de la Nueva-España / por el capitán Bernal Díaz del Castillo ; sacada a la luz por Alonso Remón. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2019.
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