Desde Palmira a España. Una historia de casi dos siglos

Rocío Monaterio, ex candidata a la presidencia de la comunidad de Madrid por el partido VOX

A principios del siglo XIX, Cuba era el primer productor mundial de azúcar. Su economía se estaba modernizando y lo único anacrónico era la mano de obra esclava. Cuando ésta se abolió por fin, se originó una gran demanda de operarios agrarios que, unido a los vínculos familiares, se crearon las condiciones para el inicio de una emigración masiva española hacia la isla.

Una historia repetida hasta la saciedad.

Enrique, el abuelo asturiano de Doña Rocío Monasterio, arquitecta de profesión y candidata del partido VOX por la comunidad autónoma de Madrid, fue uno de los que se fue a Cuba en busca de la suerte, y este es el vínculo que une a esta madrileña con nuestra tierra. Madre de cuatro hijos y casada con el señor Iván Espinosa de los Monteros, Rocío nació en España pero a su padre le toco vivir una aventura Cubana que, con seguridad, no se la desean a nadie. 

A grandes rasgo su familia eran terratenientes nacidos en la isla y descendientes de emigrados procedentes de Cangas de Onís, en Asturias. Se puede decir que controlaban una parte importante de la explotación del azúcar en la zona central de Cienfuegos, por lo menos hasta que Fidel Castro llegó al poder en 1959 y les quitó todos su negocios. 

De hecho, después de casi dos siglos, "El central Manuelita" ha resistido el embate desastroso del Castrismo y sigue produciendo azúcar. Desde entonces, su familia empezó un periplo como refugiados en Miami hasta que finalmente recalaron en España, donde entre otros ‘logros’ tuvieron la buena idea de llevarse al país una franquicia de la famosa cadena de comida rápida Norteamericana KFC. Vamos por parte.

Antonio Monasterio Díaz de Tuesta, (Cienfuegos 17 de abril de 1919 - Madrid 27 de Febrero de 2010) vivía en Cuba cuando en 1959 estalló la revolución cubana. Entonces era dueño de un viejo ingenio que se le conocía con el nombre de "Manuelita", heredado de sus antepasados, y que su construcción databa del 27 de enero de 1830. Su fundador había sido Don Nicolás S. Acea, quien invirtió el aporte financiero de su esposa Manuela, hija de Tomás Hernández de Rivera, un acaudalado corregidor del ayuntamiento de Trinidad. 

El Manuelita fue modernizado entre los años 1860-1870 y en 1888 le construyeron una vía férrea que fue vital en su repunte. Gracias a estas innovaciones, llegó a fabricar 10 mil sacos de azúcar en una zafra, diez años después produjo 50 mil y, en la década de 1910 al 1920, expandió sus tierras cultivadas de caña. También ejecutaron otras mejoras técnicas como el montaje de otra vía férrea -de tipo estrecha- hasta las zonas más alejadas, para facilitar el trasporte de la caña al basculador, y que aún a día de hoy se mantiene operativa.

Por esas razones, en la zafra 1914—1915 produjo 106 mil sacos de azúcar, con un rendimiento industrial del 11.70%. Atrás en el tiempo, en el año 1898, fue adquirido por el comerciante Esteban Isidoro Cacicedo Torriente. Este ingenio operó hasta 1914 durante la primera guerra mundial y creó los bateyes de Arango, Manuelita y el Dos Hermanos, todos en la localidad Cienfueguera de Palmira.

Antonio Reguera 

En el trascurso de unos años los Acea se fueron enrolando en la política de Cienfuegos, al igual que otros hacendados. Al ser miembro del partido reformista consiguió el cargo de segundo teniente alcalde y, posteriormente, a primer teniente alcalde de Cienfuegos. 

Al morir Nicolás y no dejar descendencia, el central pasó a su hermano Antonio, el cual tiene una hija que se llama Manuela y que a su vez se casa con el doctor Javier Reguera, otro acaudalado político del Partido Unión Cívica. 

De esta unión nacen dos hijos Antonio Reguera y Javier Reguera y Acea. Al morir el padre el Manuelita, el central pasa a ser propiedad del primogénito Antonio. Las dos familias terminaron trabajando en la industria del azúcar, algo muy común en aquella época, al ser el azúcar el producto estrella de la economía Cubana y su principal fuentes de ingreso. 

Por cierto, existen documentos de José Martí que prueban que Antonio Mamerto Reguera Acea realizó importantes aportaciones a la causa independentista Cubana, cuando era dueño de este ingenio. De hecho murió el 18 de noviembre de 1896 víctima de la tuberculosis, mientras se encontraba preso en una cárcel en Ceuta, España, a donde había sido deportado por sus actividades conspirativas. Había sido víctima de una delación, cuando se dirigía a Puerto Príncipe a incorporarse al ejército libertador.

Confiscación Castrista 

El Manuelita, que hasta hace muy poco era uno de los más productivos del país, se trataba de una próspera empresa que Fidel Castro le expropió a la familia en Agosto de 1960. Como hizo con todos los demás, a este lo rebautizó como "Catorce de Julio", por lo de la "Toma de la Bastilla y la revolución Francesa", no se sabe que tiene que ver una cosa con otra pero allí se hacía lo que "su majestad verde oliva" ordenara.

Eso sí, muy típico en Castro era que mientras le quitaba y se apropiaba de los bienes a la familia, se encargó de mantener vivo un busto de bronce del colaborador independentista que databa de 1920. Vamos que si a ladrón y mentiroso no había quien le ganara, a patriotero tampoco. Después del 59 Antonio permaneció dos años más en la isla, hasta que en 1961 tuvo que salir huyendo. El régimen había fusilado a dos de sus amigos, mientras que un se había escondido en su casa. 

Un día, mientras salió a comprar víveres, el tendero le avisó: "El que tienes metido en tu casa te ha delatado". Monasterio no regresó a su vivienda. Dos días después salió de la isla en avión para nunca mas volver. Tenía 42 años, los mismos que su familiar cuando murió preso en España. Se fue a la madre patria donde estaba el resto de su familia; y allí conoció a Doña Aurora San Martín de Artiñano, también asturiana. 

Casa vivienda del central Manuelita en Palmira, Cienfuegos.

La familia española de los Monasterio siempre mantuvieron el vínculo con su tierra. Cuando vivían en Cuba viajaban a Asturias cada verano. La propia Rocío tiene una relación muy especial con esta comunidad autónoma, donde tiene una casa en propiedad. 

Su padre trabajó en alquileres y venta de locales comerciales, hasta que a principios de los setenta decidió traer a España una franquicia de comida rápida, la famosa "Kentucky Fried Chicken". Rocío por entonces era muy pequeña, aunque una ocasión contó que recordaba perfectamente al Coronel David Sanders, el señor que montó la franquicia y que aparece en el logo de la marca, que había viajado hasta España para asesorarlos. 

Aunque en Estados Unidos existían KFC en cada ciudad, en la España franquista resultaba un producto absolutamente innovador. En casa de los Monasterio el gran premio era ir a comer al Kentucky un domingo al mes. El plato favorito de Rocío era el puré de patata y la ensalada de col. El resto de domingos se comía ropa vieja, un plato típico cubano que cocinaba su padre. 

Desde que su progenitor implantase aquel negocio, la joven Monasterio se empezó a interesar por el mundo de la empresa y por conocer otros mercados: primero en Estados Unidos y también en Asia. Aquel afán emprendedor se materializó tras acabar su carrera de arquitecta. Pronto montó un estudio de arquitectura, y empezó a crear proyectos y reformas. (Lofts o espacios adaptados a viviendas).

Tras casi 20 años ejerciendo su profesión y manteniendo una vida anónima, en 2014 decide dar el salto a la política de la mano del partido Vox. Desde entonces, ella e Iván se han convertido en una de las parejas más criticadas y rechazadas por los medios de comunicación, no así políticamente, donde su formación verde, dirigida por el vasco Santiago Abascal, se ha ido posicionando en la esfera política española. 

En la actualidad tanto el portavoz adjunto en la Asamblea, José Luis Ruiz Bartolomé, como la propia Rocío y su esposo Iván Espinosa, han dejado a un lado la política para incursionar en el sector privado, tras las elecciones generales del 23-J, aunque mantienen su militancia de base. 


Maldita Hemeroteca.