Cualquiera de nosotros podría pensar que estas generaciones de ahora son más abiertas y liberales que las de nuestros tatarabuelos, trastatarabuelo, cuadriabuelo, rebisanietos o salta corral, y por ahí por allá, todo el árbol genealógico que sigue. Sin embargo, cuando usted rebusca la historia verá que no siempre fue así, increíblemente. 

Por ejemplo, ¿a quien de nosotros se le ocurriría contarle a sus padres lo que pasó en nuestra noche de bodas?. No solo eso, contarlo con lujo de detalles además, como por ejemplo la cantidad de veces que llegaron "al final feliz", lo que sería no ya vergonzoso para cualquiera de nosotros, más bien indignante.

Pues ese fue el contenido de una carta escrita por el monarca Carlos III, rey de España entre 1759 y 1788, a sus padres Isabel de Farnesio y Felipe V, acerca de lo sucedido en la noche de su boda en Dresde, con la joven polaca María Amalia de Sajonia. Lo curioso es que todo indica que el joven príncipe tenía la obligación de hacerlo además, porque aquellos monarcas en España querían estar bien seguros que ese enlace fructificaba. Veamos este fragmento que lo dejará patidifuso seguramente, y el cual se conserva hoy en el Archivo Histórico Nacional:

“Para obedecer a las órdenes de VVMM [Vuestras Majestades] contaré aquí como transcurrió todo. El día en que me reuní con ella en Portella, me puse primero con ella en la silla de postas donde hablamos amorosamente, hasta que llegamos a Fondi. 

Allí cenamos en nuestra misma silla y luego proseguimos nuestro viaje sosteniendo la misma conversación y llegamos a Gaeta algo tarde. Entre el tiempo que necesitó para desnudarse y despeinarse llegó la hora de la cena y no pude hacer nada, a pesar de que tenía muchas ganas. 

Nos acostamos a las nueve y temblábamos los dos pero empezamos a besarnos y enseguida estuve listo y empecé y al cabo de un cuarto de hora la rompí, y en esta ocasión no pudimos derramar ninguno de los dos; más tarde, a las tres de la mañana, volví a empezar y derramamos los dos al mismo tiempo y desde entonces hemos seguido así, dos veces por noche, excepto aquella noche en que debíamos venir aquí, que como tuvimos que levantarnos a las cuatro de la mañana sólo pude hacerlo una vez.

Le aseguro a VVMM que hubiese podido y podría hacerlo muchas más veces pero que me aguanto por las razones que VVMM me dieron y diré también a VVMM que siempre derramamos al mismo tiempo porque el uno espera al otro”. 

Tremendo. Y sobre el periodo de la chica...

“Diré a VVMM que todavía no lo tiene, pero que según todas las apariencias, no tardará en tenerlo; lo cual espero en Dios, en la Virgen y en San José”.

Es que la desposada apenas tenía 13 años y el periodo estaba a punto de debutar, de hecho le vino, seguido de una prole de trece hijos de los cuales sólo siete llegaron a la edad adulta, entre ellos, Carlos IV, futuro rey y padre de Fernando VII. Se dice que la que más sintieron fueron las de la primogénita María Isabel y la segunda que tuvieron, María Giuseppina. Incluso, la tercera, que se llamó María Isabel igual, murió con apenas seis años mientras vivían en Nápoles.

Pese a todo esos golpes, se asegura que los dos jóvenes fueron muy felices y comieron perdices, incluso dormían en la misma alcoba. Sin embargo, desgraciadamente "su chica" también murió de tuberculosis siendo muy joven en 1760, con apenas 35 años, 22 años de matrimonio y tan solo uno de haber sido coronada como reina de España.

Y ya puestos con Carlos III, para el que nos lee y no lo sabe, hay una calle muy céntrica en plena Habana que llevó su nombre casi dos siglos, hasta que el maldito en jefe de la barba se le ocurrió cambiárselo por el del malogrado presidente de izquierdas chileno, Salvador Allende.

Hay que acotar que por acuerdo del Ayuntamiento de 7 de mayo de 1902, se le cambió el nombre por Avenida de la Independencia, aunque posteriormente, en 9 de enero de 1918, el Ayuntamiento, previa pavimentación a un costo de 150 mil pesos de la calle G, surgiría la no menos famosa "Avenida de los Presidentes".

Las autoridades cubanas de entonces le restituyeron su nombre, ya que aseguraban que dicho rey fue uno de los más esclarecidos monarcas que tuvo España, y que sus disposiciones gubernamentales se reflejaron de manera muy positiva en la siempre fiel Isla de Cuba. De hecho, llegó a ser calificado como el mejor de los gobernantes que tuvo Cuba en toda su etapa colonial.

Maldita Hemeroteca.
Fuente: ABC
"Las Calles de la Habana"
compendio del historiador
Emilio Roig de Leuchsenring