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Iremes o Diablitos. |
"Ekue uson obonekué, erubé embori mapá, eriero" o lo que es lo mismo; "Chivo que rompe tambó, con su pellejo paga".
Dos conceptos:
2- Lidia Cabrera lo define de esta manera el término «abakuá»: Sociedad secreta mágico religiosa, exclusivamente integrada por hombres, con ritos esotéricos e iniciados que por el tributo de un gallo y de un chivo a Ekue, la entidad misteriosa que adoran y por su capacidad y méritos pueden llegar a desempeñar en ella distintos cargos. Deberán observar hacia sus padres y cofrades una conducta irreprochable. Guardar el secreteo que los une y defenderlo hasta la muerte.
Continúa explicando la autora:
Hasta mediados del siglo parece que no se infiltró en las Potencias o agrupaciones de ñáñigos el sincretismo que había de contaminarlas, al menos en apariencia, cuando consintieron algunos africanos en admitir en ella a negros criollos, a mulatos y finalmente a blancos, a través del famoso mestizo Andres Petit, considerado traidor por unos y venerado por otros.
A partir de esa fecha las agrupaciones Abakuá se distinguieron por sus crímenes y rivalidades sangrientas, sobre todo al desaparecer los viejos aristocráticos y puntillosos esclavos que tenían a orgullo mantener el orden en sus “Juegos” e impedían que se juramentase a hombres indeseables por su género de vida maleante. Durante muchos años la Potencias ñáñigas fueron refugio de delincuentes, y para el pueblo en los últimos tiempos de la colonia el nombre de ñáñigo se convirtió en sinónimo de hampón.
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Los ñáñigos se extendieron por las zonas portuarias de La Habana, Matanzas y Cárdenas, donde llegaron a tener fuerza como gremio incluso a la hora de facilitar puestos de trabajo.
De carácter secreto y compartimentado, sólo admitían como miembros a varones ‘no afeminados’ y prohibieron la entrada de mulatos, para que no desvirtuasen las creencias africanas, aunque con el tiempo los mulatos obtendrían el permiso de juramentación
De carácter secreto y compartimentado, sólo admitían como miembros a varones ‘no afeminados’ y prohibieron la entrada de mulatos, para que no desvirtuasen las creencias africanas, aunque con el tiempo los mulatos obtendrían el permiso de juramentación
Su creador fue Andrés Facundo de los Dolores Petit (1829-1878), uno de los jefes del capitalino juego Bakokó IFOR, de quien aseguran que era congo, lucumí, espiritista, ñáñigo y católico, célebre también por sus aportes a la Regla de Palo con la elaboración del cuerpo conceptual y ritual de la variante Kimbisa, quien también influyó en la diseminación de esta asociación entre otras personas nacidas en Cuba.
Ante este suceso, se produjeron enérgicas protestas por parte de los integrantes de las viejas potencias de ñáñigos negros quienes estaban negados a reconocer como “hermanos” a los hombres blancos jurados como Abakuá. Luego de numerosas reyertas y enfrentamientos, en 1872 se pacta la paz y como acuerdo se establece la posibilidad de continuar las sectas con independencia y separadas la de los blancos de las de miembros negros.
A partir de aquí, ya no importaría no ya el color de la piel, ni siquiera la posición que ocupara el juramentado en la sociedad, de manera que el ñáñiguismo, que hasta entonces era “cosa de negros”, pasaría a ser entonces “cosa de cubanos”. Muchos ñáñigos fueron encarcelados por las acusaciones que contenía un informe “del sub-inspector de Vigilancia del Noveno Distrito habanero, José María del Cristo, al señor Teniente Coronel Jefe”, a fines de 1870.
En el que se calificaba a los ñáñigos como “instrumentos para la maldad”. Según el diario comunista, el referido informe contenía que “uno de los fines abakúa era político, contra la esclavitud y contra España. Y se mencionaba a un ñáñigo insurrecto llamado Caoba”. Cientos de ellos fueron deportados a los penas de Hacho, en Ceuta, España, y la isla de Fernando Poo, próxima a Guinea Ecuatorial.
Nota:
Iremes de la foto:
Ireme es el nombre que recibe el Diablito, en dialecto ñáñigo. Es, según Lidia Cabrera, un «Espíritu ancestral. Fantasma. Espectros de los Antepasados y fundadores de Tribus» Íremes se consideran todos los individuos que componen el gobierno de una “tierra” o Potencia, e intervienen en la liturgia. Carpentier dice que el Diablito es un «bailarín pintorescamente disfrazado. Su papel ritual viene a ser el de sacristán», o sea, aquella persona encargada de cuidar los instrumentos rituales, y de apoyar a los líderes en la ceremonia.
Maldita Hemeroteca