FILIBERTO PEISO: El primer comunista del ejercito libertador


Victoria de las Tunas, en Cuba, fue tomada en tres ocasiones durante la guerra de independencia del siglo XIX. La ultima fue protagonizada por el general Calixto García Íñiguez, pero hubo una primera toma, el 16 de agosto de 1869, y una segunda, el 23 de septiembre de 1876, ambas capitaneadas por el mayor general Vicente García González, más conocido como "El León de Santa Rita". 

Pero más allá de la valentía demostrada por estos mambises en ese segundo asalto, estuvo la mano de un ciudadano francés llamado Charles Filibert Peissot, (Filiberto Peisó a la Cubana) que su trabajo de inteligencia resultó decisivo en el éxito. El agente "Aristipo", considerado como el primer comunista del ejercito libertador, le describió al general García la posición exacta y cantidad de tropas españolas, sus guarniciones así como los fortines y puntos vulnerables de la ciudad.

No solo la tomaron, las tropas cubanas permanecieron en la ciudad hasta el día 26, cuando el general García decide destruirla pegándole fuego. Las Tunas fue totalmente arrasada, al punto de que no quedó en pie ni su propia casa. El francés Peissot había sido uno de aquel medio centenar de comuneros franceses que llegaron a Cuba deportados por España, básicamente en papel de mercenarios.

Sin embargo en vez de Cuba fue enviado a México en 1862 a luchar con las tropas de Maximiliano Robespierre, hasta que 1867 regresa a Cuba deportado, radicándose en la ciudad de las Tunas y, luego de una corta estancia en el campamento de Guamo, lo asignan a un destacamento. Así lo describe el propio general Vicente García en su diario de campaña, una vez Peissot escapó y se unió a su tropa junto a dos de sus compatriotas y compañeros de expedición:

«El prefecto Ángel Vega trajo tres conciudadanos franceses que, para presentarse a su cónsul, buscaron la protección de nuestras fuerzas. Manifestaron que el Gobierno español los contrató en Barcelona para trabajar por sus respectivas profesiones en La Habana, lo mismo que a más de 40 de sus compatriotas, y que en vez de eso, se les desembarcó en Nuevitas y se les diseminó para tomar las armas en distintos batallones del ejército.

Fueron traídos al Guamo, donde les mudaron sus nombres por otros españoles y se les indicó que si desertaban serían fusilados, y que los cubanos lo harían también con todo el que se les presentaba; que negándoseles facilidad para ver a cónsul alguno de su nación y que no queriendo pelear contra los principios republicanos que con las armas sostuvieron en su patria, decidieron venir al campo insurrecto a los efectos antes indicados».

A la ciudad de las Tunas ingresa como infiltrado, se supone que gracias a la ayuda de Pedro Agüero González, primo del general Vicente García. Allí conoció a la cubana doña Iria Mayo Martinell y contrajo matrimonio. Fue Iria, precisamente, quien aprovechando su avanzado estado de gestación, pasaba adosada en su barriga la información a los mambises.

El pasaje triste de esta historia viene ahora. 

Una vez que el general García se retira de las Tunas, el galo Aristipo y su mujer Iria deciden marcharse juntos al ejercito libertador. Sin embargo, en un combate el 7 de julio de 1877 cayó baleado, mientras que su esposa, prisionera, recién parida y agotada por las largas marchas hasta Bayamo, resultó macheteada al negarse a seguir andando.

Según los historiadores, el cadáver del francés fue desmembrado y exhibido en la plaza de armas, mientras que el niño recién nacido fue criado por una esclava de la familia del poeta tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, el Cucalambé, quienes eran ricos terratenientes y dueños del ingenio "El Cornito", en las afueras de la ciudad.

Por cierto la desaparición del Cucalambé en 1861 con apenas 32 años, así como el paradero de su cadáver, siguen siendo una gran incógnita en Santiago de Cuba. Algunas fuentes apuntan a un defalco cometido durante su empleo como pagador, pero se trata de una información que no es concluyente ni por suicidio, ni por haber sido asesinado por supuestos cómplices.

Con los años las Tunas fue tomada por tercera vez por tropas del general Calixto García y, coincidentemente, esa vez fue ayudado por otra espía, la propia hija del general canario (De la Laguna en Tenerife) y gobernador de Puerto Príncipe, Emilio March García-Mesa, María, y que luego lo lamentó mil veces cuando vio el daño que le había ocasionado su padre. 

En este tercer asalto murió el coronel Ángel de la Guardia, aquel escolta que tuvo que abandonar el cadáver de José Martí en el potrero dos Ríos el 19 de mayo de 1895, y que coincidentemente cayera muerto en el mismo sitio donde estaba destacado el hijo de Martí, el entonces soldado Francisco Martí y Sayas-Bazán, quien ese día se bautizaba como mambí artillero. Cosas que tiene la historia.

Solo nos resta añadir que el boticario de las Tunas, el Bayamés Joaquín Romero, alias Arístides, fue otro de los informantes-espías del general Vicente García que marcharon aquel día a la manigua. En su caso fue ascendido a teniente del ejército libertador. 

Maldita Hemeroteca 
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