Un verano en Tenerife

“La poesía es lo accidental, lo accesorio; la prosa es lo medular”: Dulce María Loynaz. 

En Puerto de la Cruz, localidad turística al norte de la isla de Tenerife, se conmemora todos los años el nombramiento, como hija adoptiva a la mas universal de todas las escritoras Cubanas, la habanera Doña Dulce María Loynaz. 

Esta escritora viajó por medio mundo, desde los Estados Unidos a Europa, pasando por Turquía, Siria, Libia, Palestina y Egipto, país este ultimo donde quedó tan encantada después de visitar Luxor, escribió su famosa "Carta de amor a Tut Ank Amen". De ella es este último fragmento....

"Si las gentes sensatas no se hubieran encolerizado, yo te habría sacado de tus cinco sarcófagos, te hubiera desatado las ligaduras que oprimían demasiado tu cuerpo endeble y te hubiera envuelto suavemente en mi chal de seda. Así te hubiera yo recostado sobre mi pecho, como un niño enfermo, y como a un niño enfermo habría empezado a cantarte la más bella de mis canciones tropicales, el más dulce, el más breve de mis poemas".

Visitó México en 1937 y varios países del área, pero fue en 1947 que viaja a Tenerife repitiendo la visita en 1953. De esta primera visita quedó fascinada, y fue entonces cuando en 1953 comenzó a escribir su obra "Un verano en Tenerife".  

Busto en Puerto de la Cruz.

Esta obra, escrita en tiempo bitácora de viajes pero con fina prosa, fue publicada en 1958 y, en agradecimiento, las autoridades culturales de la isla le premiaron con el nombramiento de hija adoptiva, además develaron un busto en la Atalaya del portuense Parque de Taoro. 

Señalar además que su esposo, el entonces periodista Pablo Álvarez Cañas, era originario de esta isla, y trabajaba en Cuba como cronista social del prestigioso periódico "Diario de la Marina". 

---El entonces presidente de Canarias, Manuel Hermoso Rojas, anteriormente alcalde de Santa Cruz de Tenerife por el partido coalición Canaria, la visitó en su casona del Vedado en 1993 y le agradeció su contribución hecha a la isla dentro de su obra "Un verano en Tenerife".---

España la premió además con el Cervantes en 1992, ( premio algo criticado por algunos aduciendo cierto déficit en cuanto a la cantidad de obras escritas) la Cruz de Alfonso X, el Sabio, y el Premio Isabel la Católica de periodismo. Casi nada. Doña Loynaz murió en la Habana en 1997, la ciudad que jamás quiso abandonar en vida.

La jovencita Loynaz a los 15 años

No recordamos si fue en Tenerife o en la península donde la nombraron "Camarera mayor de la Virgen de la Peña de Francia" (especie de hermandad que tiene el santuario de esta virgen en Salamanca), y que la poetisa le regaló un manto bordado por artesanas cubanas con nuestra bandera de la estrella solitaria. 

Parece que Dulce heredó la vena poética de su padre, el general de brigada del ejercito libertador cubano de origen dominicano, Enrique Loynaz y del Castillo, autor del himno invasor.... 

"A las Villas valientes Cubanos, a occidente nos manda el deber, de la Patria a arrojar los tiranos, a la carga, a morir o vencer". 

Algunos dicen que no le hizo asco al régimen comunista de Fidel Castro, sin embargo no se conoce ninguna pleitesía de su parte. Supo navegar la tormenta que le tocó, encerrada en su casa encantada con todos aquellos recuerdos. La dictadura no se metió con ella, esperó pacientemente mientras la olvidaban en aquella casona 19 y E en el Vedado - bastante deteriorada por cierto -  y que sepamos nadie se preocupó en reparar.

Dicen que allí se quedó viviendo una tal Julia Bauzá, hija de un mecánico de la familia.

Dicen también.... 

Que en uno de sus viajes a España, el poeta Federico García Lorca la acogió en su casa de Granada, y que se enamoró de su hermano Manuel Enrique que la acompañó en el viaje. Dicen que este aceptó, supuestamente, la relación amorosa del granadino. De hecho siempre resultó llamativo que la poetiza siempre se lamentara de que Lorca había dedicado mas atención a su hermano que a ella.... "Los poetas son reacios a hablar de otros poetas", dijo aquella vez.

Lorca, con un amigo cubano, en la Playa de Marianao (1930) [University of Miami Library. Cuban Heritage Collection (Federico García Lorca Papers)

Lorca le devolvió la visita en la Habana en Marzo del 1930, y cuando el poeta vio la fortaleza del Morro, la Catedral, sus calles, la bahía, entre otras bellezas capitalinas, pronunció extasiado una bella frase ..."Esta isla es el paraíso. Si me pierdo, que me busquen en Andalucía o en Cuba". Allí, en la casona del vedado, fue donde Lorca finalizó su obra "La Zapatera prodigiosa". 

Se quedó tan a gusto en Cuba, que extendió su estancia hasta el 12 de Junio. Se sabe incluso que quedó maravillado con las piezas teatrales del teatro costumbrista Alambra, las que contaban con personajes como el policía, el negrito, el gallego y hasta el gay, todos interactuando, lo cual era impensable en la España de aquella época. 

Dulce
En una conferencia en New York, Lorca dijo de la Habana lo siguiente: 

"Pero ¿qué es esto? ...¿Otra vez España? ... ¿Otra vez la Andalucía mundial?... Esta ciudad es como el amarillo de Cádiz con un grado más, el rosa de Sevilla tirando a carmín y el verde de Granada con una leve fosforescencia de un pez". 

Pero dejemos en paz a Lorca. De alguna manera Dulce María puso a Tenerife en el contexto mundial, pues su obra dio nombres a calles e inspiró premios literarios para escritoras femeninas canarias como Elsie Ribal y Cecilia Domínguez, entre otras. Dejó constancia, además, de su admiración por el Teide y el Drago, por los campesinos Canarios, por Agustín de Betancourt y por supuesto, por conocer el legado de Humboldt.

Entre otros de sus grandes reconocimientos en España estuvo la Orden de Isabel la Católica y el premio Cervantes, lauro que recogió en visita a este país en 1992. Fue su ultimo viaje que hizo. En Cuba quedó, hasta que se perdió para siempre a una de las mas grandes poetizas contemporáneas de habla hispana. 

Maldita Hemeroteca


Por Jorge García / Webmaster. Fuente: puertodelacruz.com, prensa de Tenerife y artículos de internet.
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