El caso Padilla, sin que quede más remedio.


Se cumplen hoy 52 años del "Caso Padilla", y no se habla de otra cosa dentro de la diáspora cubana. 

Tal parece que la historia de un hombre que, luego de haber estado detenido más de un mes en los siniestros calabozos de la policía política Castrista, y que después fuera obligado a entonar un "mea culpa" delante de sus propios compañeros, siga provocando ese sentimiento morboso de piedad y compasión entre los Cubanos. 

Sin embargo su caso fue tan sonado, que llegó a suscitar la reacción de un buen grupo de importantes intelectuales en todo el mundo. Personalidades como Juan Goytisolo, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Margarite Duras, Mario Vargas Llosa, Susan Sontag o Carlos Fuentes, entre otros, hicieron llegar una carta al dictador Fidel Castro pidiendo la liberación del poeta. 

En sus inicios Padilla había sido corresponsal de la agencia de noticias "Prensa Latina", entonces dirigida por el colombiano Gabriel García Márquez y el argentino Rodolfo Walsh en su sede de Nueva York, y más tarde fue su corresponsal en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS.

Allí, en la tierra "del proletariado comunista", residió Padillla por varios años. En fin, que el simple hecho de escribir un libro de poemas titulado "Fuera de juego", que fue incluso galardonado por un jurado de la unión de artistas y escritores de Cuba, fue lo que a la postre le condenaría. Así de simple.

Padilla fue arrestado y presionado por los órganos de seguridad del estado durante su reclusión, siendo mas tarde llevado ante sus compañeros de la UNEAC. Allí habló "hasta por los codos", y su penosa “autocrítica” pasó a ser uno de los capítulos más sórdidos de la historia del estalinista Fidel Castro en la isla.  

--"Fuera de juego" había sido premiado por un jurado designado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) e integrado por José Lezama Lima, José Z. Tallet, Manuel Díaz Martínez, César Calvo y J.M. Cohen. ---

El poeta Heberto Padilla se constituyó en referencia de la intelectualidad internacional, que sin dejar de ser solidaria con la revolución, veía sus errores y la posibilidad de criticarlos. En esa labor el poeta se dejó seducir. No se negó a jugar ese peligroso rol, mostrando su vena más crítica a través de su poesía... Hasta un día. En marzo de 1971, tanto él, como su esposa Belkis Cuza Malé, fueron arrestados por la policía política. 

Fue entonces que escritores e intelectuales latinoamericanos y europeos, le enviaron una carta abierta a Fidel Castro pidiendo su liberación. Por ejemplo Ítalo Calvino, Simone de Beauvoir, Julio Cortázar, Marguerite Duras, Carlos Fuentes, Jean Paul Sartre y Mario Vargas Llosa, entre otros, consiguieron que Padilla fuera liberado. 

No obstante esta liberación llevaba consigo un precio que pagar, y el día 27 de abril Padilla, ofreciendo su alma al diablo, se mandó una penosa autocrítica que muchos se apresuraron a calificar de vergonzosa. En cambio otros la vieron de otra manera, son esos que piensan que mediante aquella inmolación, el poeta tiraba al medio la represión del castrismo, en especial contra los intelectuales y artistas Cubanos. 

Sin embargo dentro de aquella quema, de la que no se salvó ni su propia esposa, Padilla denunció las supuestas conductas "contra-revolucionarias" de varios de sus propios compañeros y colegas de profesión, como por ejemplo César López, Pablo Armando Fernández, Manuel Díaz Martínez, Norberto Fuentes o el propio Lezama Lima, que no asistió a la penosa puesta en escena. 

Uno que estuvo allí presente, el escritor contestatario Reinaldo Arenas, también sería una víctima de ese tenebroso sistema y con mucha menos suerte que Padilla además. Una más dentro de un oscuro periodo de brutal censura, que sería conocido posteriormente como el quinquenio gris. "Con la revolución todo, sin la revolución nada", sentenciaba amenazante el "magnánimo líder".

Padilla pudo salir de Cuba, un año después que su esposa, y radicarse en Nueva York en 1980, luego en Madrid para después regresar a los Estados Unidos. Sus amigos dijeron que su espíritu se había roto luego de las jornadas de detención y autocrítica. El 25 de septiembre de 2000, a los 68 años de edad, murió de un paro cardíaco en su residencia de Auburn, en el estado de Alabama. 

Con los años este material salió del cautiverio donde lo tenían recluido y, de alguna manera, no muy clara que digamos, llegó a las manos del cineasta Pavel Giraud que la convirtió en una película que ha sido recientemente estrenada, viralizando al difunto Heberto Padilla por medio mundo. 

Maldita Hemeroteca



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El primero de esos poemas dice así: 

EN TIEMPOS DIFÍCILES 

--A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia. 

--Le pidieron las manos,
porque para una época difícil
nada hay mejor que un par de buenas manos. 

--Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lagrimas
para que contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro. 

--Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el-alto-sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difíciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera? 

--Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente. 

--Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros. Le dijeron
que eso era estrictamente necesario. 

--Le explicaron después
que toda esta donación resultaría inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difíciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira. 

--Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difíciles
esta es, sin duda, la prueba decisiva. 
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