LA MUERTE DE MELLA: La historia está ahí, no hay más que buscarla

Interrogatorio policial de la fotógrafa italiana Tina Modotti

Teníamos este fragmento de un artículo de la prensa Mexicana guardado para el día de hoy, pues un 27 de septiembre de 1933 llegaban a Cuba las cenizas del líder comunista Julio Antonio Mella traídas desde México. De eso se encargó una comisión que presidía otro viejo comunista, anti Machadista y con los años obediente Fidelista, el señor Juan Marinello Vidarrueta.

La dictadura Castrista, e incluso buena parte del pueblo Cubano, ha hecho creer y está convencido que fue el entonces presidente de la nación, el general mambí Gerardo Machado, quien mandó a dos sicarios cubanos a matar a Mella a México. Así se encargó de decírselo a la gente y como bien sabemos todos, lo que Castro decía iba a misa. Si no ya sabes a lo que te exponías, y aun te expones, si intentabas contradecirle.

Julio Antonio Mella fue asesinado la noche del 10 de enero de 1929 muy cerca del centro histórico cultural situado en la esquina de Abraham González con Morelos, en ciudad México, y fue víctima de dos disparos de un revólver calibre 38. La primera bala le atravesó el codo izquierdo y el intestino, y la segunda le perforó fatalmente un pulmón.

Julio Antonio Mella

Mella había llegado a México, el entonces nido comunista en América, y en 1928 esta fotógrafa italiana llegó a su vida "atraída" por sus ideales en contra del imperialismo y de Estados Unidos en especial. En las investigaciones posteriores el juez Alfredo Pino Cámara la interrogó pues en el momento de los hechos era su acompañante, pero la fotógrafa cayó en varias contradicciones.

Primero dijo que quien disparó lo hizo desde un automóvil en la oscuridad, mientras ella caminaba tomada del brazo izquierdo de Mella, algo que el juez calificó de imposible ya que la primera bala que lo hirió le entró por ese brazo precisamente. Encima no pudo ser un acto sorpresivo "desde la oscuridad" porque los disparos alcanzaron a Mella mientras este corría tratando de escapar. Además el juez recogió la declaración de tres testigos que presenciaron los hechos.

Uno fue un panadero de nombre Luis Herberiche que se encontraba en la puerta de su negocio en ese mismo momento, y los otros fueron dos niños nombrados Anacleto Rodríguez y José Flores, que estaban a la puerta de su casa en la calle Abraham González. Los tres afirmaron lo mismo, que vieron a tres personas, dos hombres y una mujer que venían desde la calle Bucareli y uno de los dos hombres sacó una pistola y disparó mientras el otro (Mella) corría.

En el careo con Tina, el panadero Herberiche declaró: «No tengo ningún motivo para engañar a la justicia. Soy un comerciante al que no le gusta verse implicado en estos hechos. Siento mucho desmentir a la señora, pero lo que dije es la verdad y lo sostengo». Sin embargo...

Otras fuentes señalaron a los agentes secretos de la policía Cubana Miguel Francisco Sanabria y José Agustín López Valiñas, este último autor de los disparos. Agregar que en su declaración, uno de esos testigos aseguró que el asesino de Mella les interceptó por delante y no por detrás y mucho menos desde un auto, con lo cual la Modotti tuvo que ver - por narices - de quien se trataba y nunca lo dijo. Esto dio motivos a que, "otros iluminados", dieran un giro "amoroso pasional" a los acontecimientos.

Los periódicos de la época publicaron estos y muchos otros detalles, pero la justicia nunca pudo esclarecer quién mató a Mella y por qué.

Nunca sabremos si Tina estuvo siquiera enterada de que lo iban a matar. En este interesante artículo del periódico "La Jornada" de México, fechado el 19 de junio del 2005, se publica el siguiente fragmento: "Para los comunistas la justicia mexicana, la policía y los jueces eran el «enemigo», había que defender el ideal, la causa suprema, el Partido". 

Sin embargo, y según este rotativo, en 1941, poco antes de su muerte, Tina Modotti estuvo charlando con el exiliado y comunista murciano Jesús Hernández Tomás, que había sido ministro de instrucción publica y sanidad del gobierno republicano español y que luego de la victoria de Franco y huir a la URSS, fue enviado a México por los rusos con la precisa misión de reorganizar el PCE y de paso intentar sacar de la cárcel al agente de la KGB Ramón Mercader, el asesino de Trotsky en 1940.

Mercader
MERCADER: Una vez libre lo hicieron coronel de la KGB y condecorado con la orden Lenin. 

Además Fidel Castro le dio cobijo un tiempo en nuestro país hasta su muerte en la Habana en 1978, pues su madre, Caridad Mercader, era una cubana nacida en Santiago de Cuba hija de ricos ciudadanos Cántabros que habían emigrado a Cuba. Encima se casó con el exitoso comerciante textil catalán Pablo Mercader Marina.

En sus memorias, "Yo fui un ministro de Stalin", por cierto, memorias que le costaron bien caro por decir lo que no debía de la URSS y su "amado líder", Hernández Tomás afirmó que Vittorio Vidali, un agente ruso asentado en México, fue quien había participado en la captura, tortura y asesinato del comunista y sindicalista catalán Andreu Nin en la guerra de España. La peligrosa comunista Dolores Ibarruri, alias "la pasionaria" (que después con los años sintió mucha pasión por Fidel Castro) fue quien dirigió la campaña en su contra y que le costó finalmente la expulsión del partido.

Pero retornando al tema, ese día se lo recordó a Tina, diciéndole que por ello se arrestó a Vittorio Vidali, pero que otros funcionarios ordenaron su inmediata liberación. Agregó que este Vidali - muy cabreado - le espetó un día a Mella: “No lo olvides nunca: de la Internacional se sale de dos maneras, ¡o expulsado o muerto!”.

Ante esto Tina, con un rencor inesperado, le respondió: «Lo hubieras fusilado. Hubiera sido una buena acción, te lo aseguro. No es más que un asesino que me arrastró a cometer un crimen monstruoso. Lo odio con toda mi alma. Pero estoy obligada a seguirlo hasta el final. Hasta la muerte». 

¿Crimen monstruoso?.

"Esa muerte se produjo en un taxi la noche del 5 de enero de 1942, por «congestión visceral generalizada», como reza el acta de defunción, y no por un «ataque del corazón» como siempre dijo Vidali. La «congestión» sirvió a la prensa para anunciar en primera plana: «Envenenada Tina Modotti, típica eliminación estalinista». En la hemeroteca de la UNAM están disponibles esos diarios, aunque nunca se supo con exactitud como fue que murió esta señora.

Hay preguntas que gravitan por su propio peso.... ¿Mintió el ex ministro español Jesús Hernández sobre Vidali o incluso la amarga confesión de Tina?.... ¿Mintieron acaso los testigos de la calle Abraham González?. Es que el panadero y los niños fueron cómplices contratados por Gerardo Machado y la embajada cubana y por lo tanto ¿se puede señalar con exactitud que haya sido Machado quien lo mandó a matar?, hombre por dios.

Presidente Gerardo Machado con gafas de la mano de la esposa del presidente de EEUU, Calvin Coolidge

Es más, y con esto terminamos, en su declaración Tina dijo que Mella tenía contactos con José Magriñat, y que este incluso le había alertado que dos matones habían arribado a México para asesinarle. De hecho, dijo la fotógrafa, con Magriñat es con quien iban a entrevistarse en ese preciso momento, la que se efectuaría en un restaurante situado en la esquina de las calles de Bolívar y República de El Salvador. ¿Por qué acusar entonces a Magriñat como el agente "provocador"?. Dijo, además Modotti, que el propio Mella gritó moribundo: "¡¡Magriñat tiene que ver con esto!!".

No olvidemos un par de detalles. Primero, decir que Modotti no era ninguna santa. Fue una agente secreta del Komintern (Tercera internacional Comunista) y para ellos cumplió misiones en Polonia, Rumanía y Hungría y que, cuando estalla la guerra civil, llegó a España con el seudónimo de "María del Carmen Ruíz".

Es más, que estando en México Modotti fue acusada del intento de homicidio del entonces presidente Pascual Ortíz Rubio. Esto lo declaró el fotógrafo Edward Weston, su amante mientras estaba casada aún con el pintor y poeta Richy Robo. Este Weston declaró además, que en su estudio la policía encontró la parafernalia que se iba a emplear en el asesinato de este mandatario. Este intento de asesinato lo cometió un tal Daniel Flores, quien fue sentenciado a 19 años y encontrado muerto en su celda posteriormente. Después de este romance, la "Matahari Italiana" se le arrimó a Julio Antonio Mella.

Segundo, que fue el presidente Gerardo Machado precisamente quien ordenó la liberación de Mella y aprobó su posterior partida hacia Guatemala. Si tan malo era Machado, ¿Por qué no le liquidó allí mismo?. Como bien dice el título de este artículo, es difícil aceptar que algunos ídolos caigan de su pedestal y no por su propio peso, si no por el de la verdad. Como a menudo le sucede a quien no tiene acceso a la otra historia, no a la que te obligan consumir. Por eso lo repetimos, en ocasiones la verdad está ahí, no hay más que salir a buscarla.

Puntos de Vista // Fuente: La Jornada, México, 19 de junio del 2005.
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