CALIXTO GRACIA: El más afortunado

Hospital Príncipe Alfonso de Santiago de Cuba, donde atendieron al general Calixto García.

El término rebelión, al menos desde el siglo XIX, significó para España el delito más grave cometido contra la corona. No había nada peor que un alzamiento contra el sistema político establecido, con el objetivo de derribarlo por la fuerza por medio de la violencia insurreccional y la utilización de armas.

Sin embargo, con solo repasar un poco la historia del general holguinero Calixto García Íñiguez, uno se percata de lo afortunado que fue este hombre al haber salido indemne, cada vez que tuvo en riesgo su vida. El trato que recibió, luego de haber sido detenido en todos aquellos levantamientos en que se vio envuelto y donde fue capturado, siguen llamando mucho la atención en nuestros días. Aunque su vida guerrera fue bastante extensa, de hecho tomó parte en las tres guerras, trataremos de sintetizarla lo más que podamos.

Por ejemplo el 5 de septiembre de 1874 fue sorprendido por tropas españolas al mando del teniente Ariza, en la zona de San Antonio de Bagá. Y aunque Calixto intentó suicidarse para no caer en manos de sus enemigos, consigue ser evacuado por sus captores, trasladado a Veguitas, donde el doctor Federico Baglietto le hizo la primera cura al general, más tarde a Manzanillo donde Sabas Marín lo embarca en el vapor "Venadito" a Santiago de Cuba, quedando internado en el hospital Príncipe Alfonso donde le salvan la vida finalmente.

Un vez repuesto de esa herida, fue trasladado al castillo del Morro como prisionero y desde allí a la Península. El barco que le transportó llegó a Santander y Calixto García fue ingresado en el penal de Santoña el 5 de mayo de 1875. Poco después se le envió a Madrid, para ser internado en el cuartel de San Francisco, en un régimen de prisión sensiblemente atenuado, puesto que podía recibir visitas de familiares y amigos, entre ellos Eusebio Hernández y Raimundo Menocal.

Además contó también con la asidua compañía de la española Paula Ruiz, con la cual tendría un hijo fuera de su matrimonio de nombre Raimundo Domínguez Eguaraz. No obstante la privación de libertad se le antojaba excesivamente dura, y a las pocas semanas pidió instalarse en una vivienda particular alegando problemas de salud. No consiguió tal propósito, pero el 24 de septiembre de 1875 se le evacuó al hospital militar. 

VISITA AL GENERAL SALAMANCA 

Estando en Madrid, Calixto García visitó varias veces al general Manuel de Salamanca y Negrete en su oficina del paseo de la Castellana. En una de ellas coincidió con su más enconado enemigo de Cuba, el de Melones de enero de 1874, el coronel Federico Esponda y Morell, el creador de las tres celebres unidades de combate "Los Murciélagos", "Los doce Apóstoles" y "Los Gíbaros". 

Calle Fuencarral en Madrid, donde vivió Calixto Garcia junto a su familia. 

El 9 de enero de 1874 Calixto fue atacado por fuerzas bajo las órdenes de este coronel en su campamento de Melones, contaba con oficiales bajo sus órdenes como Antonio Maceo y Belisario Grave de Peralta. Al ver que sus fuerzas quedaban dispersas por el enemigo, llevó acabo una táctica muy usada por los mambises; la emboscada. La caballería mandada por Maceo salió en retirada emboscándose a corta distancia, el enemigo pensando en una retirada, se apoderó del abandonado campamento cubano comenzó a apoderarse del botín supuestamente abandonado. 

 Ese fue el momento que aprovechó Calixto para contra atacar con todo el empuje de las fuerzas cubanas, sorprendiendo al enemigo en plena labor de aprovisionamiento y con lo cual resultaron fácilmente derrotados. La columna española se pudo retirar gracias a la ayuda de la guerrilla que había salido desde Fray Benito, lugar cercano a apoyarles. Solo agregar que fue Salamanca quien autorizó el regreso a Cuba de Antonio Maceo. Falleció en la Habana el seis de febrero de 1890, cumpliendo con sus funciones de capitán general.

PAZ DE ZANJÓN

Una vez que las maquinaciones de fuga de Calixto fueron descubiertas, fue recluido en la ciudadela de Pamplona hasta el 8 de junio de 1878, fecha en la que, tras el Pacto del Zanjón, por el cual acababa la Guerra de los Diez Años, quedó en libertad. Viendo hasta aquí, no nos negará que resultó bastante raro ese trato bastante dispensando para alguien que fue acusado de rebelión contra la corona, delito por el cual había decenas de cubanos, e incluso españoles, habían pagado frente a un paredón, o en el terrible garrote vil. 

No tardó en abandonar España viajando vía París. En la capital francesa se entrevistó con Betances, quien le hizo llegar el dinero que, donado por Aldama que había de servirle para regresar a los Estados Unidos. Embarcó en el Havre, camino de Londres y desde aquí, a bordo del barco Alicia, arribó a Nueva York en septiembre de 1878. Una vez en Cuba, de nuevo se incorpora a la lucha en el fallido intento conocido como la guerra chiquita. Se unió a los insurrectos desembarcando cerca de Aserradero, en Santiago de Cuba, junto con trece hombres el 7 de mayo de 1880. 

Fue así como pudo apoyar la insurrección de Belisario Grave de Peralta en San Lorenzo de La Rioja, en Holguín, reanudando las hostilidades el 24 de agosto de 1879. Sin embargo fue el general Blanco Erenas quien acabó con este nuevo conato de rebelión, cuando el uno de junio se produce la rendición de los generales José Maceo y Guillermón Moncada, pese al gran arraigo que tenía este último en zonas como Guantánamo y Baracoa. 

EL AFORTUNADO CALIXTO 

Las autoridades españolas les permitieron abandonar la isla luego de recibir una importante compensación económica, mientras que a Calixto García, aislado por completo y depuesto las armas apenas nueve meses de haber comenzado el conflicto; se produce otro hecho muy llamativo. Habiendo cometido una segunda insurrección y violando lo acordado en el Zanjón, aún así las autoridades le permitieron a su madre Lucía, como a su esposa Isabel y a sus hijos, acompañarlo en este nuevo destierro.

Bajo arresto, es conducido a la Habana en el buque San Francisco de Borja. Otra vez fue objeto de una tolerancia relativamente especial. Si antes había contado con la protección del brigadier Marín, ahora le ampararía el general Blanco Erenas rumbo a Santander, en esta ocasión en el Méndez Núñez. No pasaría aquí mucho tiempo; el 7 de septiembre de aquel año, una semana después de su llegada a la ciudad cántabra, inició un largo periplo que le llevaría a su nuevo centro de reclusión. 

La goleta Concordia le condujo primero a Cádiz, y más tarde a Alicante, donde quedó encerrado en el castillo de Santa Bárbara el 23 del citado mes. Allí permanece hasta el 12 de octubre de 1880 en que fue puesto en libertad; pero cada mes debía presentarse en el ministerio de Ultramar. No solo eso, es que consigue establecerse en Madrid capital; y con la ayuda del rico banquero don Pedro Sotolongo y Alcántara, director del Banco Hispano-Colonial, se le permite trabajar en el Banco de Castilla. 

DEPORTADO SUI GÉNERIS

Para mejorar sus ingresos, Calixto dio clases particulares y colaboró, además, en la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner. Su nueva situación le permitió rehacer su vida familiar, llamando a su lado a su mujer e hijos que se hallaban refugiadas en Nueva York. En la primavera de 1882 llegaron a Madrid y todos se instalaron en la calle Fuencarral, No 90, 2do izquierda, uno de los seis domicilios que ocuparían sucesivamente hasta 1895. 

Mayor General Calixto García Íñiguez.
En la foto se puede apreciar la hendidura que tenía en la frente, por donde le salió la bala que se disparó por debajo de la mandíbula, y que se la hacía tapar con algodón y cera.

Aquí crecieron y estudiaron sus hijos, de entre los cuales, Carlos, llegó a ser odontólogo. Calixto García se integró entonces en la vida española durante más de tres lustros y desde 1889 gozaba de total libertad, pudiendo incluso viajar al extranjero, una circunstancia que aprovechó para visitar una vez más París. 

Aún así, a pesar de la distancia y de la acogida que había encontrado en España, no había perdido de vista, en ningún momento, cuanto se relacionaba con Cuba. En contacto con Martí, a través de Gonzalo Quesada, estaba al corriente de la insurrección que iba a estallar en el Baire. Cuando se produjo el alzamiento, en febrero de 1895, Calixto García se hallaba enfermo en Madrid, pero deseando volver a tierras cubanas para sumarse, por tercera vez, a la guerra.

RUMBOA A CUBA NUEVAMENTE

El ya citado Betances, delegado de los revolucionarios en París, y a quien escribiría solicitando fondos para marchar, llevando a su familia a Jamaica, sería el encargado de organizar el regreso del viejo general. El 13 de octubre consiguió salir para la capital francesa, donde fue recibido y atendido por la colonia cubana. Tras unas semanas embarcó en el Havre, el 9 de noviembre de 1895, con destino a Nueva York, donde llegó el 18. Todavía faltaba la última etapa para completar su viaje, y a preparar la expedición que la hiciese posible dedicó todos los esfuerzos.

En la noche del 25 de enero de 1896 partió de la costa americana a bordo del Hawkins, viejo barco, que se hundiría el 27. Rescatado por un buque americano, el Leander Beabe, volvería a intentarlo sin tardar mucho. En un primer momento el 24 de febrero, su nuevo barco, el Bermudas, fue descubierto y apresado por el Gobierno estadounidense, aunque liberado. 

Traía 2 cañones, 300 libras de dinamita, 100 200 fusiles, medio millón de tiros, revólveres, machetes, equipos más 107 hombres. Más tarde, consiguió hacerse a la mar el 18 de marzo, arribando a Cuba, en la playa de Marabi, cerca de Baracoa. Esta vez sí consigue desembarcar 1070 fusiles Remingtons, 100 carabinas LEE, 80 fusiles Mausers, un cañón con sus obuses, así como mil cartuchos. 

El 1 de Julios de 1896 libra la acción de los Moscones y del 23 al 26 de Julios de 1896 lleva a cabo el combate de Yerba de Guinea, al noroeste de Santiago de Cuba, donde dejó derrotada una fuerte columna enemiga. Sin embargo, su consagración se produce en el ataque a cañonazos de Victoria de las Tunas entre los días 18 al 30 de Agosto, tomándola y ocupándola varios días.

RETORNO DE ERENAS A CUBA 

Cuando asesinan al residente Cánovas en el balneario de Santa Águeda, en Mondragón, Weyler es relevado de sus funciones en Cuba y el sustituto en el gobierno, Práxedes Mateo Sagasta, envía a Erenas de nuevo a Cuba como capitan general el 3 de octubre de 1897.

A la isla llegó con una misión, la de conseguir la paz, decretar la amnistía de los rebeldes y ofrecer un plan de autonomía que al final resultó un fracaso. La respuesta del mayor general Máximo Gómez a este ofrecimiento fue la de ajusticiar a todo aquel que le hablara de rendición si no llevaba implícita la libertad de Cuba, mientras que por el otro lado ya se daban los pasos con el presidente MacKinley para la invasión norteamericana.

Entre 1897 y 1898 el general Erenas, en su papel de gobernador militar en jefe de las operaciones, se preparó como pudo para defenderse ante una posible invasión y, cuando se produjo, a partir de que el acorazado USS Maine saltara por los aires el 15 de febrero, hizo un fallido llamado a la unión entre españoles y cubanos para repelerla. Intentó fallidamente incluso convencer al generalísimo Máximo Gómez para que se una al ejercito en contra de los invasores Yankees, ajeno a que ya, desde mucho antes, los mambises la estaban esperando como "agua de mayo".  Ya para entonces el caudillo holguinero no quería saber de él ni por correspondencia. 

DE NUEVO CALIXTO Y EL TIRO DE GRACIA

El nombrado lugar teniente general es quien, precisamente, coordina aquel ataque mancomunado entre los marines norteamericanos y los mambises por la playa de Daiquirí, en Santiago de Cuba. Los combates comenzaron en junio, cuando los marines capturaron la Bahía de Guantánamo y 17.000 soldados desembarcaron en Siboney y Daiquirí, al este de Santiago de Cuba que era la segunda ciudad más grande de la isla.

En ese momento, las tropas españolas estacionadas en la isla incluían 150.000 regulares y 40.000 guerrilleros y voluntarios, mientras que los rebeldes dentro de Cuba sumaban hasta 50.000. La fuerza total del ejército estadounidense en ese momento ascendía a 26.000 soldados, lo que requirió la aprobación de la Ley de Movilización del 22 de abril que permitía un ejército de al principio 125.000 voluntarios (luego aumentó a 200.000) y un ejército regular de 65.000.

El 22 de junio, las tropas estadounidenses desembarcaron en Daiquiri, donde se les unieron Calixto García al mando de unos 5.000 rebeldes. Atacaron las alturas de San Juan el 1 de julio de 1898, incluyendo las caballerías afroamericanas Novena y Décima y los Rough Riders comandados por el teniente coronel Theodore Roosevelt, mientras las fuerzas lideradas por el general de brigada Jacob Kent cargó contra la colina de San Juan y empujó a las tropas españolas hacia el interior, causando 1.700 bajas. 

Por otro lado los comandantes estadounidenses decidían un nuevo curso de acción, el almirante Cervera abandonó el puerto sólo para ser derrotado por Schley, en lo que ha sido llamado el desastre de la bahía de Santiago de Cuba. El 16 de julio, los españoles acordaron la rendición incondicional de los 23.500 efectivos que rodeaban la ciudad. Unos días después, el mayor general Nelson Miles zarpó de Guantánamo hacia Puerto Rico desembarcando cerca de Ponce, marchando hacia San Juan prácticamente sin oposición española. 

Con la claudicación de Santiago, Erenas deja organizada la evacuación de los soldados españoles, y el 30 de noviembre parte para Madrid donde muere siete años después a los 73 años. A pesar de ser vasco de nacimiento, su cadáver fue sepultado en el cementerio de Montjuic en Barcelona. Al finalizar la guerra fue electo diputado a la asamblea de Santa Cruz por el quinto ejercito de occidente, después de sesionar algunos días en ese lugar se traslada la asamblea al Cerro en la Habana. 

De allí salió el 18 de noviembre junto a una comisión de cinco miembros hacia Estados Unidos. Después de breves días en Nueva York, se trasladaron a Washington donde llegaron el 2 de Diciembre en busca de plata para el licenciamiento del ejercito rebelde. De aquella misión no pudo regresar a Cuba vivo, pues el frío clima de Washington lo mató de neumonía. Calixto fallece el el 11 de Diciembre en el Hotel Raleig donde se encontraba hospedado, fue enterrado en el cementerio de Harlingston. 

Su cadáver fue trasladado a la isla el 9 de febrero de 1899, llegando a la Habana el día once. Fue sepultado en un panteón provisional cedido por la familia Laudemard, hasta que fue trasladado finalmente a un monumento edificado en la plaza de Holguín que lleva su nombre. Total, que llegado a este punto, no nos cabe ninguna duda que Calixto, además de patriota, fue el mambi más afortunado que hubo. 

Maldita Hemeroteca.
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