SUICIDIOS: Doctor Manuel Fernández Supervielle.


Si usted pregunta en Cuba quien fue el doctor Manuel Fernández Supervielle, probablemente muy pocos sepan responderle acertadamente. No solo en Cuba, fuera de ella también, no vaya usted a creer. 

El doctor Manuel Fernández Supervielle, militante del Partido revolucionario auténtico, tomó posesión como alcalde de La Habana el 10 de septiembre de 1946, luego de una carrera política de 10 años. En esos momentos su colega, Ramón Grau San Martín, un corrupto por los cuatro costados, era quien llevaba las riendas de la nación Cubana. 

El doctor Supervielle alcanzó la alcaldía gracias a la voluntad del pueblo, sin embargo las dificultades que presentó para poder cumplir sus promesas, hizo que - abochornado - se pegara un tiro un domingo 4 de mayo de 1947 del cual se cumplieron los 77 años recientemente. Según se dijo, una de sus principales promesas incumplidas había sido la de garantizar una eficiente distribución de agua en la capital, de hecho una nota encontrada en uno de sus bolsillos así lo probaba:  

"Me privo de la vida porque a pesar de los esfuerzos que he realizado por resolver el problema del agua en La Habana, por múltiples inconvenientes y obstáculos que se me presentaron, me ha sido imposible, lo que implica para mí un fracaso político y el incumplimiento de la palabra que di al pueblo". Todo parece indicar que el defalco cometido por su gobierno a la hacienda publica y del cual era ajeno, le privó de sus deseos.

Toma de posesión de la alcaldía

En la Avenida de las Misiones, del lado opuesto de la antigua "Manzana de Gómez", se encuentra un busto que le recuerda. Sin embargo, observe primeramente que la imagen no dice nada, ni siquiera quien fue, apenas muestra su nombre y no resalta el alto nivel de vergüenza de un servidor publico que, prefirió privarse de lo más valioso que es la vida, por no poder cumplir su promesa con las clases menos favorecidas. 

Agregar además, que el doctor Supervielle, nacido en la Habana el 24 de septiembre de 1894 y que fue uno de los redactores de la constitución Cubana de 1940, constituye una muestra de la gran diferencia que pudo existir entre aquellos políticos tan vilipendiados por este régimen de ahora, que no solo agua, no es capaz de garantizar nada, de buscar soluciones ni mucho menos rendir cuentas por ello, demostrando que la eliminación de una republica democrática y multi partidista, aunque no perfecta, no evita la corrupción. Por el contrario, que al ser de un partido único no tiene quien la combata, ni mucho menos quien se atreva. 


Maldita Hemeroteca 
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