jueves, 12 de enero de 2023

La muerte de Mella: La historia está ahí, no hay más que buscarla

Interrogatorio policial de la fotógrafa italiana Tina Modotti

Aprovechando la visita del esbirro del ministerio de cultura cubano a México, Alpidio Alonso, para rendirle tributo al busto de Julio Antonio Mella, sí aquel que junto con su ayudante Fernando Rojas, otro sicario aun peor, agredió de un manotazo al periodista independiente Mauricio Mendoza durante la concentración frente al Ministerio de Cultura Cubano hace un par de años, vamos con este artículo que teníamos guardado.

Lo recuperamos de un despacho noticioso sobre las llegadas a Cuba de las cenizas de Mella, un 27 de septiembre de 1933. De ahí que la visita de este sinvergüenza no tenga sentido por ningún lado mas que escapar un poco de la tremenda situación por la que atraviesa el país sometido por la tiranía que él represente en su cargo de ministro.

 Esas cenizas llegaban a Cuba durante el gobierno de los cien días, y de recibirlas se encargó una comisión que presidía otro viejo comunista, anti Machadista y con los años obediente Fidelista, el señor Juan Marinello Vidarrueta.

La dictadura Castrista le ha hecho creer a una buena parte del pueblo Cubano que a Mella lo mató Machado. Castro aseguraba que el entonces presidente de la nación y ex general de brigada mambí, Gerardo Machado, había mandado a dos sicarios cubanos a darle muerte. Así se encargó de decírselo a la gente y como bien sabemos todos, lo que Castro decía iba a misa, no porque tuviera razón, si no porque no había huevos de discrepar y contradecirle.

Julio Antonio Mella fue asesinado la noche del 10 de enero de 1929, muy cerca del centro histórico cultural situado en la esquina de Abraham González con Morelos, en ciudad México, y fue víctima de dos disparos de un revólver calibre 38. La primera bala le atravesó el codo izquierdo y el intestino, y la segunda le perforó fatalmente un pulmón.

Julio Antonio Mella

Mella había llegado a México, el entonces nido comunista en América Latina, y en 1928 la fotógrafa italiana Tina Modotti llegó a su vida "atraída" por sus ideales en contra del imperialismo, y de Estados Unidos en especial. En las investigaciones posteriores el juez Alfredo Pino Cámara la interrogó, pues en el momento esta señora era su acompañante, sin embargo la fotógrafa cayó en varias contradicciones.

Primero dijo que quien disparó lo hizo desde un automóvil en la oscuridad, mientras ella caminaba tomada del brazo izquierdo de Mella, algo que el juez calificó de imposible ya que la primera bala que lo hirió le entró por ese brazo precisamente. Encima no pudo ser un acto sorpresivo "desde la oscuridad", porque los disparos alcanzaron a Mella mientras este corría tratando de escapar. 

Además el juez recogió la declaración de tres testigos que presenciaron los hechos. Uno fue un panadero de nombre Luis Herberiche, quien se encontraba en la puerta de su negocio en ese mismo momento, y los otros fueron dos niños nombrados Anacleto Rodríguez y José Flores, que estaban a la puerta de su casa en la calle Abraham González. Los tres afirmaron lo mismo, que vieron a tres personas, dos hombres y una mujer que venían desde la calle Bucareli, y uno de los dos hombres sacó una pistola y disparó mientras el otro (Mella) corría.

En el careo con Tina, el panadero Herberiche declaró: «No tengo ningún motivo para engañar a la justicia. Soy un comerciante al que no le gusta verse implicado en estos hechos. Siento mucho desmentir a la señora, pero lo que dije es la verdad y lo sostengo». 

Sin embargo...

Otras fuentes señalaron a los agentes secretos de la policía Cubana Miguel Francisco Sanabria y José Agustín López Valiñas, este último el supuesto autor de los disparos. Agregar que en su declaración, uno de esos testigos aseguró que el asesino de Mella les interceptó por delante y no por detrás y mucho menos desde un auto, con lo cual la Modotti tuvo que ver - por narices - de quien se trataba y nunca lo dijo. 

Esto dio motivos a que, "otros iluminados", dieran un giro "amoroso pasional" a los acontecimientos. Los periódicos de la época publicaron estos, y muchos otros detalles, pero la justicia nunca pudo esclarecer quién fue quien mató a Mella y por qué, ni nunca sabremos tampoco si Tina estuvo siquiera enterada de que lo iba a pasar.

En este interesante artículo del periódico "La Jornada" de México, fechado el 19 de junio del 2005, se publica el siguiente fragmento: "Para los comunistas la justicia mexicana, la policía y los jueces eran el «enemigo», había que defender el ideal, la causa suprema, ósea el Partido". 

Sin embargo, y según este rotativo, en 1941, poco antes de su muerte, Tina Modotti estuvo charlando con el exiliado y comunista murciano (De Murcia en España) Jesús Hernández Tomás, que había sido ministro de instrucción publica y sanidad del gobierno republicano español y que luego de la victoria de Franco y huir a la URSS, fue enviado a México por los rusos con la precisa misión de reorganizar el Partido Comunista Español.

De paso intentar sacar de la cárcel al agente de la KGB Ramón Mercader, el que asesinó al disidente ruso Trotsky de un hachazo en la cabeza en 1940. Imagen debajo

Mercader
Una vez libre lo hicieron coronel de la KGB y lo condecoraron con la orden Lenin. Además, Fidel Castro le dio cobijo un tiempo en nuestro país hasta su muerte en la Habana en 1978, pues su madre, Caridad Mercader, era una cubana nacida en Santiago de Cuba, hija de ricos ciudadanos Cántabros, que habían emigrado y casado con el exitoso comerciante textil catalán Pablo Mercader Marina.

En sus memorias, "Yo fui un ministro de Stalin", por cierto, memorias que le costaron bien caro por decir lo que no debía de la URSS y su "amado líder", Jesús Hernández Tomás afirmó que Vittorio Vidali, un agente ruso asentado en México, fue quien había participado en la captura, tortura y asesinato del comunista y sindicalista catalán Andreu Nin en la guerra de España. 

Agregó además que la peligrosa comunista Dolores Ibarruri, alias "la pasionaria" (que después con los años sintió mucha pasión por Fidel Castro) fue quien dirigió la campaña en su contra y que le costó finalmente la expulsión del partido. Como consecuencia Vittorio Vidali, alias Enea Sormenti, Comandante Carlos José Díaz o Carlos Contreras y además amante de Tina, fue arrestado, pero ciertos funcionarios ordenaron su inmediata liberación.

Hay preguntas que gravitan por su propio peso.... ¿Mintió el ex ministro español Jesús Hernández sobre Vidali o incluso la amarga confesión de Tina?.... ¿Mintieron acaso los testigos de la calle Abraham González?. Es que acaso el panadero y los niños fueron cómplices contratados por Gerardo Machado y la embajada cubana y por lo tanto ¿se puede señalar con exactitud que haya sido el presidente cubano quien lo mandó a matar?, hombre por dios.

--- En una ocasión, Palmiro Togliatti - secretario del Partido Comunista Italiano durante casi cuatro décadas - expresó lo siguiente: “Vidali es muy bueno para disparar, pero no demasiado para pensar.---

Es más, estando en el hospital porque llegó con vida junto con la Modotti, a Mella le dio tiempo para hacer una declaración de lo que él pensaba había sucedido. Al comisario del segundo turno, Fernando Carrillo, Mella le dijo lo siguiente:  

"-Estoy seguro que mis agresores fueron dos individuos, enviados expresamente por el gobierno de Cuba, pues yo soy de ideas comunistas, contrarias a las del gobierno cubano. Haga constar en el acta que hace dos años me desterré de Cuba porque me pretendían matar".

Luego Mella agregó el nombre del señor José Magriñat, su encuentro momentos antes de la balacera, así como la información sobre los dos matones enviados desde Cuba. Dicho esto, el comisario Carrillo leyó en voz alta esta declaración a la que Mella asintió y la ratificó en todas sus partes, e incluso tuvo fuerza para implantar su firma. Sin embargo no logró sobrevivir y murió.

Presidente Gerardo Machado con gafas de la mano de la esposa del presidente de EEUU, Calvin Coolidge

Tina firmó igualmente esta declaración y agregó que el propio Mella le había contado de su encuentro con el señor Magriñat, que fungía allí en México como paparazzi, y su supuesta alerta de que dos matones habían arribado al país para asesinarle. 

De hecho, dijo que aquella reunión con Magriñat se había efectuado en un restaurante situado en la esquina de las calles de Bolívar y República de El Salvador y que ... lea bien .... que estando en la acera herido el propio Mella gritó moribundo: "¡Magriñat tiene que ver con esto!". 

No obstante el detective mexicano Valente Quintana, famoso por sus efectivas redadas delincuenciales, citó a Magriñat a sus oficinas y dijo que este le declaró que nada tenía que ver con el asunto de Mella, y que en cambio le aseguró que "el amigo de la muchacha italiana (Vittorio Vidali, en ese momento alias ) había sido el asesino".(3). 

Quintana remitió a Modotti al sicólogo criminalista Maximiliano Langsner para analizarla; y este especialista que  conversó con Tina Modotti hasta la una de la madrugada, llegó a una misma conclusión que la de Quintana de crimen pasional. De echo el policía Valente decidió dejar a la Modotti en prisión domiciliaria, por esto y por las sospechas que esta generó además en sus inexactas declaraciones.

No olvidemos un par de detalles. Primero que la Modotti esta no era ninguna santa. Fue una agente secreta del Komintern (Tercera internacional Comunista) y para ellos cumplió misiones en Polonia, Rumanía y Hungría y que, cuando estalla la guerra civil, llegó a España con el seudónimo de "María del Carmen Ruíz". 

Es más, que estando en México Modotti fue acusada del intento de homicidio del entonces presidente Pascual Ortíz Rubio. Esto lo declaró el fotógrafo Edward Weston, su entonces amante, mientras la italiana estaba casada aún con el pintor y poeta Richy Robo. 

Este Weston declaró además, que en su estudio la policía encontró la parafernalia que se iba a emplear en el asesinato de este mandatario. Este intento de asesinato lo cometió un tal Daniel Flores, quien fue sentenciado a 19 años y encontrado muerto en su celda posteriormente. Después de este romance, la "Matahari Italiana" se le arrimó a Julio Antonio Mella.

Y segundo, que fue el presidente Gerardo Machado precisamente quien ordenó la liberación de Mella y aprobó su posterior partida hacia Guatemala. Si tan malo era Machado, ¿Por qué no le liquidó allí mismo en Cuba?. 

Algo más sobre Tina Modotti 

En las memorias de Tina Modotti, el biógrafo Pino Cacucci (5) apunta a este Vidali como el asesino de Mella, aunque su opinión fue rechazada como era de suponer por los stalinistas, en especial el periodista José Steinsleger, uno de los que sostenían la versión de Machado como autor intelectual del asesinato, que le tachó de mentiroso.

Que Hernández le contó que al parecer este Vidali - un día muy cabreado - le espetó a Mella en su propia cara: “No lo olvides nunca, de la Internacional se sale de dos maneras, ¡o expulsado o muerto!”, y que ante esta confesión, Tina, con un rencor inesperado, le respondió: 

«Lo hubieras fusilado. Hubiera sido una buena acción te lo aseguro. No es más que un asesino que me arrastró a cometer un crimen monstruoso. Lo odio con toda mi alma, pero estoy obligada a seguirlo hasta el final. Hasta la muerte». ¿Crimen monstruoso, cual crimen?.

Su cadáver en el tanatorio

Como dijo la Modotti, "Estoy ligado a él hasta la muerte" sí, lo que ella nunca imaginó como iba ser esa muerte. La muerte de Tina no fue natural como rezan algunos diarios de izquierda mexicanos, si no que se produjo en un taxi la noche del 5 de enero de 1942 por «congestión visceral generalizada». Así reza el acta de defunción, y no por un «ataque del corazón» como siempre dijo su amante Vidali y los stalinistas que le apoyaban

La «congestión» sirvió a la prensa para anunciar en primera plana: «Envenenada Tina Modotti, típica eliminación estalinista». Por otro lado el Universal - algo más precavido - anunciaba en portada el 7 de enero de 1942 el siguiente titular: 

“Tina Modotti falleció en forma extraña y repentina en un automóvil”: “Comenzó a sentirse indispuesta con agudos dolores de vientre, tomó un auto de alquiler para dirigirse al Hospital General (…) en solicitud de auxilios médicos, pero en el camino falleció”. Es lo que tiene el Karma 

En fin que el que quiera comprobar información, no tiene mas que remitirse a la hemeroteca de la UNAM en donde están disponibles todos esos diarios, aunque a decir verdad, nunca se supo con exactitud como fue en realidad que murió esta señora.

Como bien insinúa el título de este artículo, es difícil aceptar que algunos ídolos caigan de su pedestal y no por su propio peso, si no por el peso de la verdad. Como a menudo le sucede a quien no tiene acceso a la otra historia, esa que te obligan consumir, o a la que acostumbran a representar secuaces de esta calaña, como el tal Alpidio y su séquito castrista. 

Puntos de Vista 

Fuentes: La Jornada, México, 19 de junio del 2005. 
(5) Véase: Pino Cacucci, Tina. La vita avventurosa di una donna straordinaria: Tina Modotti, TEA, Longanesi, Milán, 1994. Traducción al español: Tina Modotti, Editorial Planeta, Barcelona, 2001. 
(3) Universal , 12 de enero de 1929.


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