Diversas fuentes ya han confirmado el fallecimiento en la Habana el pasado día 25 de la asesina refugiada bajo la protección del régimen Castrista, Assata Shakur, JoAnne Deborah Byron o Joan Chessimard, que al parece ser era su verdadero nombre.
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| Vivió en la Habana con total impunidad. |
Hasta el día de su muerte, está mujer estaba siendo reclamada por el FBI y la justicia de Estados Unidos, tras cometer el asesinato de un policía en New Jersey en 1973, de nombre Werner Foerster. Había sido detenida y sentenciada a cadena perpetua, pero logró escapar de prisión de máxima seguridad de Hunterdon County, dos años después.
Tras años como fugitiva, llegó a Cuba en plena Guerra Fría, donde recibió asilo político por parte del dictador Fidel Castro. Desde entonces vivió en La Habana bajo protección estatal y con total impunidad, alejada del foco público pero vinculada a temas culturales y folclóricos en la capital Cubana.
En 1988 publicó su autobiografía donde lo negaba todo, y donde alegaba además que había matado "por miedo a su vida", sobre todo en un país donde los condenados a muerte permanecen hasta treinta años en el corredor esperando que le asignen su día, mientras agotan decenas de apelaciones.
En mayo de este año, el secretario de Estado Marco Rubio, volvió a denunciar que el gobierno cubano "proporciona refugio a terroristas y delincuentes”, en referencia directa a Shakur. Su muerte cierra un capítulo complejo en la historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
No solo ella, también se refugiaban en la isla otros terroristas igualmente procedente de los Estados Unidos, como Charlie Hill, quien se benefició por más de cincuenta años de la acogida del régimen Castrista. En su caso, era requerido la justicia norteamericana por haber asesinado a un oficial de policía en el estado norteamericano de Nuevo México, y más tarde huir a Cuba secuestrando una nave aérea.
Por otro lado estaba el caso de Ishmael Muslim Ali, de nombre Ronald Labet, encontrado culpable y sentenciado a cadena perpetua al disparar y provocar la muerte de ocho personas en las Islas Vírgenes. Labet, que se se encontraba viviendo en Cuba como si tal cosa, había escapado tras aprovechar un traslado a la ciudad de Nueva York en la Noche Vieja de 1984. Una vez libre, secuestró un avión forzando al piloto a poner rumbo la Habana.
Su presencia en Cuba fue durante décadas un punto de fricción entre Washington y La Habana. Estados Unidos solicitó en múltiples ocasiones su extradición, incluso durante el acercamiento bilateral en la era del presidente Barack Obama, sin éxito.
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| En 2005, la activista pasó a formar parte de la lista de terroristas más buscados del FBI: la agencia llegó a ofrecer una recompensa de hasta dos millones de dólares por su captura. |
En mayo de este año, el secretario de Estado Marco Rubio, volvió a denunciar que el gobierno cubano "proporciona refugio a terroristas y delincuentes”, en referencia directa a Shakur. Su muerte cierra un capítulo complejo en la historia de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
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