miércoles, 30 de agosto de 2023

Historias no confesables de aquella Habana


¿Sabías para quien trabajó el pelotero cubano del almendares Sungo Cabrera? o que Castrista era muy amigo de la famosa bailarina de Tropicana, la China Villamil?. ¿Sabías de lo que era capaz la gente en el casino de Tropicana?.

Como mismo nos quedamos sorprendidos de la otra "profesión" del fallecido pianista Bebo Valdés, el padre de Chucho el de Irakere, digamos en sus "ratos libres". Lo "robamos" de un compendio de anécdotas personales vividas por familiares, amigos, periodistas, artistas y conocidos que, de una u otra forma, estuvieron vinculados con aquella farándula que hacía temblar a la Habana antes del 1959. En especial la que asistía al emblemático cabaret Tropicana.

Algunos son de muy buena tinta, como los narrados por Naty Revuelta, la amante de Fidel Castro y madre de la hija rebelde de Fidel Castro, Alina Fernández, o la periodista y escritora Cubana Rosa Lowinger, autora del libro "Tropicana Night: The Life and Times of the Legendary Cuban club", de obligada referencia.

Rosa Lowinger, ganadora de múltiples premios, es además curadora y conservadora de arte que ha escrito varios artículos sobre la cultura cubana , el arte moderno y la arquitectura. Se la considera una experta en viajes culturales a Cuba, centrados en la vida nocturna de los años 1950. De ella, precisamente, es que reproducimos estos fragmentos que esperamos disfrutes.


El arquitecto Max Borges Recio regresó a Cuba graduado de la Harvard Graduate School of Design y construyó uno o dos edificios, entre ellos el club náutico de la Habana. Luego Martín Fox, el dueño de Tropicana, lo contrató para diseñar su propia casa en La Habana, que fue una de los primeras construcciones de Cuba que intentó unir el estilo colonial con el modernismo internacional.

Entonces, cuando llegó el momento de construir en Tropicana el salón conocido como "Arcos de Cristal", Martín volvió a contratarlo. Esta vez lo único que le pidió fue que no cortara ningún árbol, ya que Arcos de Cristal estaba construido de tal manera que los árboles crecían en su interior.

Aquel salón estaba compuesto de seis arcos de hormigón, que como cintas se elevan hacia el cielo en una parabólica que se volvía cada vez más pequeña a medida que se extendía hacia el escenario principal, y entre esas bóvedas de hormigón hay ventanas de vidrio asimétricas. 

El clima tropical de Cuba se prestaba perfectamente a la experimentación y lo que Borges logró fue disipar la ilusión del espacio interior. Todo el espacio se lee como si estuvieras afuera. Martín Fox, un campesino increíble, un tipo rudo, un jugador, era el responsable del edificio modernista e importante de Cuba, si no del Caribe. Arcos de Cristal costó una fortuna para ese tiempo y el presupuesto siguió disparándose. (Borges y su familia se exiliaron en 1959)


Un rumor que escuché fue que fue pagado en parte por las deudas contraídas por el príncipe Aly Khan, quien se presentó en Tropicana con Rita Hayworth del brazo y jugó toda la noche. Cualquier celebridad que llegara a La Habana se dirigía directamente a Tropicana. Incluso la hija del generalísimo Franco, María del Carmen Franco y Polo, lo visitó una noche.

Algunas de las coristas se casaron con industriales adinerados, y luego quisieron transformarse en mujeres de la clase alta sociedad. Cuba es un país super sexual y todo el tema de la prostitución es muy complicado.

El padre de Chucho Valdés, Bebo Valdés, el gran pianista y arreglista afrocubano de Tropicana en los años 50 y que solía ser abordado por turistas, buscaba las prostitutas. Los estadounidenses del sur solo querían chicas negras, me dijo Bebo una vez. Y luego estaba Pepe, un gay estafador que también trabajaba en Tropicana.

En Arcos de Cristal todos los programas eran exagerados. El coreógrafo Roderico Neyra, alias Rodney, estaba loco y le dejaban salirse con la suya porque era brillante y atraía tantísima gente. Un vez se le ocurrió para un espectáculo llenar Arcos de Cristal con hielo y crear una pista de patinaje.

Por otro lado se podía ver a una diosas de la carne como la bailarina Clarita Castillo, bañándose dentro de una copa repleta de champan. Además se traían leones y elefantes al escenario, y una vez las coristas entraron en un zepelín. 

Cabrera Infante y Marlon Brandon

Rodney había contraído la lepra a una edad muy temprana, y cuando llegó a Tropicana ya se había convertido en un cascarrabias, mal hablado y a la vez gracioso, capaz de llamar a sus bailarinas guajiras, putas y todo tipo de insultos, aunque lo hacía con cariño. Las coristas lo entendían y lo amaron. Se trataba de un hombre que en sus primeros días tuvo que ser rescatado una y otra vez después de que la policía lo llevara al leprosorio local.

En aquellos días ir a La Habana era como ir a los Hamptons en Long Island. A principios de 1956, Marlon Brando se fue a Cuba de improviso. En el vuelo se topó con Gary Cooper, que se dirigía a visitar a Ernest Hemingway en su finca en las afueras de La Habana.

Brando pasaba el rato allí con la estrella del béisbol cubana Sungo Carrera, (Clemente Carrera que jugó en las ligas negras de EEUU entre los años 30 y 40). Sungo había trabajado una vez como guardaespaldas de Lucky Luciano y esa vez acompañó a Brando. A Brando le encantaba tocar la batería, así que trató de comprar la que estaba usando la orquesta de Tropicana, pero el baterista se negó: "Es que la estoy usando", le dijo.

Los bailarines se volvían locos al ver a Brando en el público y ese día, una vez finalizado el espectáculo, se fueron con Sandra Taylor y Berta Rosen, dos de las coristas más esculturales, para explorar los clubes under ground. Por supuesto con Sungo Carrera vigilandolas y el entonces crítico de cine el jovencito Guillermo Cabrera Infante.

La noche en cuestión, Marlon Brando entró en Shanghai con las dos coristas, Cabrera Infante y Sungo Carrera. El Shanghai presentaba espectáculos de sexo en vivo con un hombre conocido como Superman. Era famoso por tener un pene erecto de 17 pulgadas. (45 centímetros).

Marlon Brando en la Habana 1956

Escuché que primero tendría sexo con un artista en el escenario y luego invitaría a una mujer del público. Para evitar daños se envolvería una toalla alrededor de la base de su pene y así calculaba hasta dónde podía llegar la penetración. Esa noche Brando quiso conocerlo, fueron presentados y Brando dejó a las dos coristas y se fue con Superman.**

Tropicana era el único casino-cabaret de propiedad cubana en una ciudad donde todos los casinos eran propiedad o estaban dirigidos por miembros de la mafia. Eso no quiere decir que Martín Fox no tuviera tratos con ellos.

El gerente de crédito de Tropicana era uno de los muchachos de Meyer Lansky. Martín era un jugador brillante en ese sentido: trabajaba en ambos extremos, daba una pieza tanto a Lansky como a Trafficante, sobornaba a la policía mientras mantenía la maquinaria de la familia Batista bien engrasada con dinero en efectivo.

Para los mafiosos, Cuba era un sueño hecho realidad, un lugar para operar legalmente, sin preguntas, siempre y cuando Batista y sus secuaces recibieran lo suyo. Los mafiosos les pagaron generosamente, comenzando con un soborno de $ 250,000 por cada licencia de juego que oficialmente costaba $ 25,000. 

Según Ofelia, la esposa de Martín, cuando Santo Trafficante le dejaba un mensaje telefónico él decía: Dile que llamó El Solitario. Santo iba a Tropicana con frecuencia, pero rara vez se veía a Lansky que se mantuvo con un perfil bajo, e incluso vestía de manera conservadora. Su única extravagancia era el llamativo anillo en el dedo meñique que llevaban también sus hombres. 

Al centro, el nieto de José Martí César Romero hijo de María Mantilla

En los Estados Unidos Lansky fue considerado un criminal por el Comité Kefauver, ( Special Committee on Organized Crime in Interstate Commerce) en cambio en Cuba era un empleado del gobierno, contratado por Batista para limpiar la corrupción del juego. A mediados de los años 50, la mafia estaba haciendo planes aún mayores para Cuba, entre ellos convertir la Isla de los Pinos, al sur de La Habana, en el Montecarlo caribeño.

Fin de esta parte 

Hoy, aunque nos duela, hay que admitir que situaciones como estas, de corrupción, crimen y decadencia, también alimentaron la desgracia que llegó después en 1959. Negar que la reputación de la isla estaba tocada por la corrupción del turismo, es negar lo innegable. Cuando alguien se refiere a Cuba, en los términos “prostíbulo del Caribe”, hay que agachar la cabeza. 

Desgraciadamente el cambio que se suponía acabaría con todo aquella depravación, lo que hizo fue dispararla hacia todas las capas sociales prácticamente. El sexo por necesidad se hizo - y sigue siéndolo - el pan nuestro de cada día. Hoy mucha gente va a la Habana por diversas razones, de estudios, sana diversión o asuntos familiares, pero incluso hasta estos últimos buscan lo que todos sabemos.

Sobre Superman

** Existieron rumores de que este "Superman" en realidad era un gay del barrio de los sitios que murió en Cuba trabajando como jardinero una vez llegó la revolución. Se le conocía como "Enrique la Reina" y eso, sumado a la conocida bisexualidad de Marlon Brandon, pues imagínese la escena. 

Según aseguró el gran músico Quincy Jones en una entrevista en Vulture, que Brandon era el hijo de puta mas agradable que había conocido, pero que en cuestiones de sexo era capaz de follarse un buzón. 

Por otro lado el sitio sensacionalista TMZ, aseguró que Brandon era gay y que, en días de bajón, por sus predios pasaron desde Richard Pryor, Marvin Gaye, James Deam o James Baldwin supuestamente.

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