martes, 1 de agosto de 2023

La desgracia a veces de ser Cubano

La diva, en el circulo rojo, rodeada de artistas Cubanos durante su visita a a la Habana en 1951

La vedette internacional Josephine Baker visitó la Habana en varias ocasiones. Se dicen que fueron cinco e incluso en una de ellas, ya con la revolución castrista en el poder, lo hizo acompañada de sus 12 hijos adoptivos porque no podía tenerlos de forma natural, debido a una extirpación de útero a que fue sometida.

Si no la conoce muy bien, le digo que se trataba de la primera vedette y estrella internacional del mundo entre los años 1920 y 1940. No solo eso, que por sus servicios como agente de inteligencia francesa durante la segunda guerra mundial, se encuentra sepultada en el panteón de los héroes del cementerio de Mónaco. La Baker murió de un derrame cerebral en 1975.

Sin embargo, durante su visita de 1955 resultó víctima de una inconcebible e inaceptable muestra de discriminación. A ver que lo de inaceptable es obvio, no podía ser de otra manera si de racismo se trata, pero inconcebible si que llama la atención porque en Cuba, aunque seguía existiendo, se cuidaban mucho de mostrarlo públicamente a esos niveles. Recordemos que la capital cubana era un imán para el turismo norteamericano, precisamente el país de nacimiento de la "Venus de ébano" como le llamaban.

Aun así el hecho sucedió en el hotel Nacional, donde su gerencia le prohibió alojarse por el color de su piel. Luego, con los años, a raíz del cumpleaños 70 del hotel, tres de sus hijos fueron a Cuba a recibir un tardío homenaje para limpiar, de cierta manera, aquel inconcebible desagravio cometido. Le entregaron un bastón con empuñadura de plata que llevaba su imagen.

Rita
Pero si esto le parece mal, que tal si le cuento el humillante escarnio a que fue sometida en otra de aquellas visitas. En este caso por otra artista cubana, que encima no era blanca ni por el color de sus dientes, la señora Rita Montaner, sí, sí, la única. 

Lo leí en una artículo publicado por el Diario de la Marina en 1951 y que el historiador bayamés, Ramón Fajardo, citó en su libro "Rita Montaner, testimonio de una época". Según Fajardo, Rita había regresado del extranjero en 1950, coincidiendo con una visita de la Baker a la Habana, y no se le ocurrió otra cosa más inteligente que burlarse a su costa. 

¿Cómo lo hizo?, pues como bien lo sabe hacer el Cubano que en muchas ocasiones no respeta ni a nada ni a nadie, por medio del choteo. Fue el dos de Febrero de 1951 en las tablas del teatro Martí, que a la Montaner se le ocurrió caracterizarla despectiva y humillantemente y cito a Fajardo: 

“Vestuario excéntrico y, en parte, harapiento; espigas de millo o plumas que son un verdadero adefesio, joyas de brillantes que provocan un contraste en ese conjunto; y un maquillaje que reproduce el exotismo logrado por Josephine Baker en su rostro mediante el empleo de afeites. A esa personificación, Rita incorpora todo lo que, a su juicio, existe caricaturizable en la Baker”.

Según reflejó en algún momento el músico Eliseo Grenet, todo se debió solamente a que a la Baker se le había ocurrido interpretar los temas "Mamá Inés" y "Espabílate" en París y por otro lado Fajardo asegura que lo hizo influenciada por el talento de la Cubana precisamente, del que quedó maravillada cuando fue a verla al teatro "Le Palace Music Hall" de la capital Francesa. 

De aquella visita la Baker había dicho: 

“Es una artista maravillosa, nunca escuché a nadie que cantara la música cubana con tanta intención y genialidad.”. 

Durante su activismo político a raíz del asesinato racista en EEUU del niño Emmett Till, del cual publicamos aquí lo sucedido


En cambio, ¿sabe lo que dijo la Montaner de ella?.. 

"Le diré: para mí su único mérito fue la oportunidad con que se presentó en París. Bailadoras de Charleston y de jazz hay mil tan buenas, o mejor que ella, en los Estados Unidos y en Europa… Ahora que, naturalmente, se presentó en París, donde nadie había explotado aún el género y triunfó…" 

Y agregó

"Hay que admitir, además, que tiene un cuerpo muy bello […] Pero yo no pensé jamás en hacer pendant a la Baker. Mi modo de entender el arte es distinto; quizás porque soy cubana y me entusiasma más la belleza que el dinero […]”.

Sepa que hablar mal de Rita en Cuba es lo mismo que hacerlo de Benny Moré, de José Raúl Capablanca o de cualquiera de los míticos personajes de nuestras guerras de independencia que no se pueden tocar ni con el pétalo de una flor. Ni siquiera al hijo del maestro, que en la vida real fue un puto asesino de negros. 

¿Qué necesidad tendría Rita de faltarle el respeto de esa forma a una mujer que, con solo su presencia en la Habana, ponía a la isla en el universo artístico?. Pero espera que hay más. Mientras que las opiniones de los críticos de arte se encontraban divididas, el publico en el teatro Martí colgó el cartel de "sold out" día sí y el otro también, porque el Cubano es así, se burla hasta de sus propias desgracias y miserias. Porque no me negará usted que ser cubano a veces, es una puta desgracia. 

Maldita Hemeroteca

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