viernes, 1 de septiembre de 2023

Breve repaso a la alimentación de los esclavos en Cuba


Esclavos cortadores de caña de azúcar 

La dieta de los esclavos era dependiente, en principio, de la zona geográfica
donde estaban ubicados, de los tipos de cultivo y tamaño de las haciendas; su alimentación dependía, así mismo, de las fluctuaciones de los precios de los productos alimenticios importados, y de la situación política internacional que podía dificultar el tráfico Inter colonial.

El primer código negro de 1768, establecía en su ordenanza numero 14, que la alimentación para los esclavos que fueran mayores de 16 años consistía en tres libras de carne semanales (197 gramos diarios), seis libras de casabe (394 gramos/día) u otros productos equivalentes, como plátanos, batatas, etc., mientras que para los niños que no habían alcanzado todavía esa edad, era justo la mitad de esa misma dieta. 

Esto fue corroborado por el académico Williams J. Luffman en su censo de 1789: «La ración semanal de un negro que trabajaba en el campo es de tres a cuatro cuartos de judías para caballos, arroz o maíz, con tres o cuatro arenques ahumados, o un trozo de carne salada de vaca o cerdo de un kilo de peso. Para cuando las fincas tienen provisiones como ñame, patatas dulces, (boniato) plátanos y bananas, se sirven en lo posible en una misma proporción.»

Según datos aportados por más de 50 libros de contabilidad de numerosos ingenios, el investigador cubano Manuel Moreno Fraginals plantea en su libro "El ingenio" que un acuerdo tácito en cuanto a cantidad de alimento per cápita diario de un esclavo adulto era ligeramente superior a los 200 g de carne o pescado salado, ya que durante la primera mitad del siglo XIX una parte del desarrollo pesquero bacaladero de Noruega estableció sus bases en las plantaciones cubanas. 

A mediados de siglo XIX y con una población cercana al millón de habitantes, la isla de Cuba importaba anualmente, en cifras redondas, 8.000 toneladas de bacalao, 16.000 toneladas de tasajo, 700 toneladas de carne salada de vaca y de cerdo, 800 toneladas de jamón y 200 toneladas de tocino. Esto daba una importación de 25,7 kilogramos anuales por cada habitante de la isla.

Según Fraginals, como todas las actividades de los esclavos la alimentación del esclavo en Cuba era, también,
dependiente de lo que decidieran sus propietarios y, a pesar de que la actividad colonial estaba legislada, su cumplimiento dependía de la buena voluntad e intereses de sus amos. 

Por ejemplo el reglamento de 1842, en su artículo 6, especificaba que
a los amos debían suministrarle a sus esclavos de campo dos o tres comidas al día, con tal de que fueran suficientes para mantenerlos y reponerlos de sus fatigas laborales. Esta dieta - por lo general - estaba compuesta de  seis u ocho plátanos, o su equivalente en
boniatos, ñames, yucas u otros tubérculos alimenticios, ocho onzas o 230 gramos de carne o
bacalao y, cuatro onzas, o 115 gramos, de arroz o harina. 

Otra de las fuentes que consultó Fraginals fue la del testimonio del rancheador Francisco Estévez ("Diario Del Rancheador" de Francisco Estévez y Cirilo Villaverde). Desde el 5 de enero de 1837 al 19 de mayo de 1842, este rancheador se dedicó a capturar esclavos prófugos en los montes de la zona de Pinar del Río y de uno de sus testimonios, copiados por su hija y transcritos por Cirilo Villaverde, dice así:

«Se daba al esclavo diariamente unos 200 gramos de carne o pescado salado (base cruda), que debieron proporcionar, aproximadamente 70 gramos de proteína animal, 13 gramos de grasa, y unas 380 calorías. Los 500 gramos de harina de maíz (u otro sucedáneo) entregaban un suplemento de 15 gramos de proteína de origen vegetal y calorías, más que suficientes, para el trabajo diario.» 

(Lo cita Moreno Fraginals, 1983 en las páginas 38-39.) 

Agrega el historiador cubano que, tanto en Sancti Spíritus como Puerto Príncipe (Camagüey), zonas ganaderas por excelencia, se les proporcionaba carne fresca de vaca, porque les resultaba más barata que adquirir tasajo o carne deshidratada de caballo, mulo o burro. 

---Según Andrés Zayas, un teniente mambí de la zona de Bolondrón, en Matanzas, el funche compuesto con plátano verde asado y carne tasajo era una de las comidas favoritas; agregando que esa era la razón por la cual los ingenios solían tener platanales sembrados, y donde los esclavos comían a placer. ---

En el ingenio Las Coloradas, Las Villas, propiedad de la familia Bilbaína de los Valle Iznaga, (Procedentes de Amorebieta) se sacrificaban 11 vacas para los 260 esclavos de su dotación, lo que significaba media libra de carne diaria por cabeza, equivalente a 11 reses mensuales o 2 reses y media semanales, mientras que para los que trabajaban en la construcción del ferrocarril Habana-Güines, de 1836, se les proporcionaba media libra de tasajo o carne fresca, media libra de plátanos machos y 18 onzas de harina de maíz.

De igual período es la siguiente descripción que hace el cirujano y ex militar cubano, Francisco Barrera y Domingo, que fungió como médico de esclavos en las grandes plantaciones de azúcar del occidente de la isla. Este médico nos cuenta que los alimentos suministrados a los negros durante la navegación de África hasta Cuba América, era el origen del deteriorado adelgazamiento primario: 

«El principal alimento que le dan es comúnmente el arroz, los chícharos o guisantes [ sic.], las habichuelas negras, y las habichuelas blancas, y también frijol caritas, como llaman en las Américas; algún poco de carne salada en salmuera, y un mollejón (bola) de harina cocida con estas legumbres para cada uno.» (Barrera y Domingo, 1953: Pág 123.) 

LOS COSTOS 

A juzgar por los cálculos de José Antonio Saco en su obra "Historia de la esclavitud" y que fueron incluidos por Fernando Ortiz en "Los negros esclavos" (1975: pág 204) vemos lo costos siguiente: 

«Hasta 1856 el costo de alimentar, vestir y curar a los negros de los ingenios ascendía por término medio a $3 y medio al mes, o sea $42 al año; pero de 1856 acá, habiendo aumentado el precio de algunos comestibles, el costo se computa de $4 a $4.5 mensuales, que serán al año entre $60 o $72»

ALIMENTOS POR TRANSACCIONES 

Por otro lado la etnóloga y antropóloga norteamericana, Theresa Singleton, asegura que era tanta la comida, que los esclavos podían darse el lujo de almacenarla para efectuar futuras transacciones. Asegura que con el tasajo que los esclavos iban acumulando, en las pequeñas ventas que quedaban cerca de los ingenios, las llamadas tabernas, los negros adquirían todo tipo de productos y en especial el aguardiente. 

El dinero obtenido en estas transacciones también se usaba para comprar joyas y ropa a los comerciantes turcos, así como números de lotería a los billeteros. Para los cimarrones, término adoptado en América para los esclavos que escapaban de su cautiverio y que buscaban lo más intrincado del monte un escondite, tenían que agenciarse la alimentación por su cuenta y, aun así, "se buscaban la vida".

Por otro lado, según contó el cimarrón cubano Esteban Montejo al escritor Miguel Barnet y que luego este llevó al libro "Biografía de un Cimarrón", lo que más le gustaba era las viandas y la carne de cerdo... 

"Yo creo que por eso yo he durado tanto; por la carne de puerco. La comía todos los días y nunca me hacía daño. Para conseguir cochinos yo me acercaba a la sitiería por la noche y hacía que nadie me sintiera. Me le tiraba por el cuello al primero que veía y con una soga bien apretada me lo pasaba al hombro y echaba a correr, tapándole el "jocico" (hocico). 

Cuando encontraba donde acampar me lo acostaba a un lado y me ponía a mirarlo. Si estaba bien criado y pesaba veinte libras más o menos, entonces tenía la comida asegurada para quince días. De cimarrón andaba uno medio salvaje. Yo mismo cazaba animales como las jutías. 

La jutía es muy correntona y para cogerla había que tener fuego en los pies. A mí me gustaba mucho la jutía ahumada [...] Antes yo cogía una jutía y la ahumaba sin sal y me duraba meses. La jutía es la comida más sana que hay, aunque lo mejor para los huesos es la vianda. El que come vianda todos los días, sobre todo malanga, no tiene problemas en los huesos". 

FIN DE LA ESCLAVITUD 

Finalmente el 19 de enero de 1880, hace ahora 143 años, el Congreso de los Diputados votó la abolición de la esclavitud en Cuba, un proceso que culminaría seis años después con la liberación del último esclavo, precisamente al señor Esteban Montejo, en la imagen de arriba, un publicitado anciano que murió en 1974 con 114 años mientras residía en un asilo en Cuba, poniéndose fin así a uno de los pasajes más vergonzantes en la historia de la humanidad.

Antes de terminar, nos gustaría agregar que lejos de esa imagen anti esclavista con la que se han dibujado a los rebeldes cubanos que lucharon por lograr la independencia de España, no fue así necesariamente. Muchos de los que iniciaron aquella rebeldía fueron y eran esclavistas, de hecho el primer apellido de aquellos esclavos era el mismos de sus dueños, pero negándoles el segundo.  

Esa es la razón por la cual los esclavos no tenían si no un solo apellido y a su vez la manera en que los notarios, para evitar tener que reflejar en los documentos la palabra esclavo, negro moreno, ponían "sin otro apellido", evitándose con ello relacionar lo plasmado con la raza. 

Sin contar que, como lo aseguró el Rafael Fermoselle Bacardí en el libro de Ismael Sarmiento, "Mirada Crítica a la historiografía cubana en torno a la marginalidad del negro en el Ejército Libertador (1868-1898), los trabajos más duros y agotadores dentro de aquellas fuerzas mambisas, eran exclusivamente destinados para ellos. 

---Ningún mambí blanco se desempeñaba como rastrojeros, asistentes, jolongueros o convoyeros  e  incluso, en fuentes consultadas siempre aparecen recogidos con el apelativo de NEGRO delante. Por ejemplo. "El negro Juan Pérez, convoyero" "El negro Simón Díaz, jolonguero".---

Ningún mambí negro integró jamás un consejo de gobierno. Es más, en la ultima etapa de la guerra de independencia, los ex esclavos eran el 4o% del ejercito libertador, en cambio a los mejores puestos de la etapa civil apenas llegaron al 2%, y que sepamos España no tuvo nada que ver en todo esto. No vaya tan lejos, 140 años después, apenas dos negros llegaron a alcanzar altos puestos en la etapa Castrista. Pero esto sería tema para otro día.


Maldita Hemeroteca 

Fuentes: Barnet, Miguel. Biografía de un cimarrón. Academia de Ciencias de Cuba / Instituto de Etnología y Folklore, 1966. Singleton, Theresa A. "Slavery and Spatial Dialectics on Cuban Coffee Plantations". World Archaeology, vol 33, no. 1, 2001, pp. 98-114. Thomas, Hugh Cuba, la lucha por lalibertad, 1762-1970. Grijalbo, 1973. Manuel Moreno Fraginals. "El Ingenio"

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