viernes, 3 de noviembre de 2023

La milagrosa historia de la Cubana María Asunción Ariza


Esto que vamos a contar aquí sucedió hace 87 años, y aunque no tiene nada de gracioso, el protagonista de la historia lo era de sobra. Incluso en sus últimas horas de vida. 

Se trata del escritor y dramaturgo español, Don Pedro Muñoz Seca, natural de Cádiz, ciudad donde nació un 20 de febrero de 1879, aunque luego vivió en Madrid. Entre sus obras más famosas se cuentan, "El sofá, la radio, la peque y la hija de Palomeque", "El alfiler", "¿Qué tienes en la mirada?", "¡Pégame, Luciano!", "Los ilustres gañanes", "La perulera", "Una mujer decidida", "La Academia", "La Oca" o "Anacleto se divorcia", entre otras tantas y donde casi siempre se criticaba a los republicanos.


Don Pedro

"Confieso con harto afán y sentimiento profundo, que soy lo más holgazán que Dios ha puesto en el mundo". 

Así decía Don Pedro en una de sus comedias. Aunque su obra magna, «La Venganza de Don Mendo» - la más representada de la historia del teatro español–, se estrenó con rotundo éxito el 20 de diciembre de 1918 en el Teatro de la Comedia de Madrid, Don Muñoz estrenó más de doscientas obras teatrales entre ellas su comedia «La Tonta del Rizo» el 18 de julio de 1936 en Barcelona. 

Para entonces ya los represores de izquierdas le seguían sus pasos. Cuando se inició la guerra civil, estaba con su esposa en Barcelona por el estreno de "La tonta del rizo", pero la noche anterior tuvo lugar el estallido donde fue detenido por las milicias anarco sindicalistas que dominaban la Ciudad Condal. 

Desde el momento mismo de su detención, la familia recurrió a todas las personas influyentes y amigos, y como casi siempre pasa, muy pocos hicieron por sacarle de la cárcel. Nadie, ni de la cultura ni de la política, fueron capaces de liberarle de aquellas milicias que estaban creando el terror en la capital con detenciones y asesinatos, muchas veces injustificados, pues ya nos dirá usted que tiene de valiente matar a una monja o un cura.

La familia al completo. Don Pedro Muñoz fue delatado y detenido en 4 de agosto de 1936 en la ciudad de Barcelona. 

Es más, cuando la familia recurrió a Niceto Alcalá Zamora, entonces teniente alcalde de Madrid, este le respondió: "Lo unic0 que puedo hacer por ustedes es decirle en que cementerio será sepultado". 

Su orden de detención fue "firmada" por el delegado de orden público Segundo Serrano Poncela, un miembro de las Juventudes Socialistas Unificadas, amigo y protector de Santiago Carrillo, quien en realidad era el que "firmaba las ordenes en blanco", mientras los jefes de milicias se encargaban de poner la fecha y los nombres.

Lo detuvieron en su misma casa, a pesar de que le habían aconsejado abandonar el hotel en el cual se había alojado. Según contó el periodista Alfonso Ussía en la Razón, (artículo fechado el 28-11-2015) cuando Don Pedro fue llevado detenido a Madrid, hicieron una parada en el camino en el hotel Regina de Valencia, y fueron tan miserables sus captores que la factura de la consumición, 57 pesetas, la tuvo que pagar él.

Acusado de albergar ideas monárquicas y católicas, fue trasladado a Madrid y encarcelado en la recién creada prisión de San Antón, una "checa"* habilitada por esos mismos días en el antiguo Convento de San Antón. Y es aquí donde se produce "el pollo del arroz con pollo", la milagrosa liberación de Doña María Asunción Ariza Díez de Bulnes.

Había conocido a la mujer que fue el amor de su vida de una conocida familia de Puente Genil. Cuando le comunicó a sus padres su intención de casarse, y estos fueron a Córdoba a conocer a su futura nuera, el padre le dijo: 

“Asunción me ha parecido extraordinaria, inteligente, profundamente religiosa… Todo muy bien. En mi opinión, con un solo defecto. A tu lado, es bastante bajita”. 

Don Pedro le respondió:

No anda usted equivocado.
Es tan bajita Asunción,
Que cuando, se halla a mi lado
Me llega hasta el corazón.

La señora Díez de Bulnes tuvo 9 hijos con Don Pedro, y aunque también fue detenida, al final fue puesta en libertad gracias a que tenía en su poder el pasaporte que demostraba la ciudadana cubana. En cambio su marido no corrió con la misma suerte. La llanura de "Paracuellos de Jarama" fue su destino.

Don Pedro fue víctima de una de aquellas sacas (en cuba se les llama cordilleras) de reos que fueron ejecutados sumariamente en esa localidad el 28 de noviembre. Lo fusilaron junto con otros 112 presos de San Antón. Sus únicos delitos fueron ser de derechas, católico y monárquico, y por supuesto hacer uso de la libertad de expresión. Humorista hasta el final, sus últimas palabras, dirigidas al pelotón de fusilamiento, fueron:

«Podéis quitarme mi hacienda, mi patria, mi fortuna e incluso —como estáis al hacer— mi vida. Pero hay una cosa que no podéis quitarme: ¡el miedo que tengo ahora mismo!».

Otras fuentes aseguran que le decía a sus captores: 

"¡Empiezo a creer que no tienes la intención de contarme entre tus amigos!"

En una ocasión su nieto contó al periódico "La Razón" que en Paracuellos, mientras su abuelo se fumaba un pitillo, fusilaron a los primeros cincuenta inocentes del día, mientras su abuelo fue incluido en la segunda tanda. Muere junto a un padre agustino. Para que sus ejecuciones fueran más eficaces, los verdugos usaban ametralladoras con soporte fijo al terreno.

Don Pedro y su esposa cubana Doña María Asunción Ariza

Su grito de «Viva España, viva Cristo Rey» es silenciado por una ametralladora con 14 impactos, trece más el tiro de gracia". Así lo declaró después de la guerra un prisionero al que obligaron a enterrar su cadáver y que fue testigo de su ejecución. Este testigo, que se tomó el trabajo de contar los impactos, aseguró que lo reconoció en el acto cuando llegó y que fue enterrado en la zanja No 5.

Agregó además, que sus últimas palabras fueron: «Ahí va el último actor de la escena; hasta al morir, con la sonrisa en los labios. Este es el último epílogo de mi vida». Este señor fue testigo igualmente de la muerte de un padre y sus dos hijos, los que cayeron juntos en la misma zanja después de la andanada. 

Más horrible aún, contó como dos ancianas fueron asesinadas a culatazos y enterradas en dos zanjas pequeñas al oeste, concretamente en las 5 y 6. Uno de los que "le viró la cara" a Don Pedro fue Rafel Alberti, cuando la familia acudió a pedir ayuda. Ni siquiera por ser colega y paisano movió un dedo en su favor. Como iba hacerlo, si el menda dirigía el Comité de Intelectuales Antifascistas junto a su pareja María Teresa León. 

Este Alberti fue condecorado por Fidel Castro en 1991 con la máxima orden que concede la dictadura, la José Martí, quien debió sacudirse en su tumba ese día. En realidad siempre fue un penoso adulón del "tiranosaurio en jefe".

Solo agregar, para el que no lo sepa que entre el día 7 de noviembre y el 4 de diciembre del año 1936, los comunistas fusilaron sumariamente en Jarama a un total de 2,500 personas, una cifra que está aun está por precisar. ¿El delito?... ser monárquicos, católicos y opuesto al bando republicano. Este genocidio no cuenta en la memoria histórica que constantemente pregona la actual izquierda "progre" de España. 

Maldita Hemeroteca // Fuente: Internet​ // la Razón.es 

** Las checas fueron cárceles, estilo unión soviética, creadas y controladas por grupos radicales de izquierdas y anarquistas, donde se torturaba y asesinaba sin ningún tipo de garantía a todos los rivales políticos.

Tags