Este veintiuno de septiembre se cumplen setenta y dos años del inicio del proceso legal contra los asaltantes de los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes de Bayamo, ocurridos en 1953.
Hasta el año 1992 en que hizo su aparición la internet y las aun primitivas redes sociales, los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos, concentraban la atención y condicionaban la manera en que los ciudadanos percibían la realidad, entre ellas la política, imagine entonces como sería, y sigue siendo, en un régimen como el cubano.
Por ejemplo en el periodo republicano la popular revista Bohemia se convirtió en la principal voz de la oposición, no solo contra Fulgencio Batista, lo fue durante varios gobiernos, como el del presidente Carlos Prío Socarras también, pero luego tras el golpe de Batista llegó a apoyar también la insurrección en su contra.
Fue por eso que el 26 de julio de 1953, cuando el sangriento asalto a los cuarteles, esa revista envió a reportar a un joven periodista local llamada Marta Rojas Rodriguez, cobertura que la dio a conocer por un medio que no solo era favorito en Cuba, si no en varios países de Hispanoamérica. No solo cubrió los hechos, también las sesiones del juicio que siguió después.
Resulta que el hijo de Fructuoso Rodriguez, el miembro del directorio revolucionario que fuera asesinado en el apartamento numero siete de la calle Humboldt en el vedado, la Habana, junto a otros jóvenes que se escondían como José Machado, Juan Pedro Carbó Serviá y Joe Westbrook, todos masacrados, encontró un documento que comprometía a esta señora periodista.
Osvaldo Fructuoso Rodriguez, que como muchos recordarán se fue a vivir a Miami en el año 1991, y tuvo que suplicarle a la dictadura Cubana para que le dejaran entrar y poder estar junto con su madre muy enferma, dijo que su madre había encontrado un documento dentro papelería de Fulgencio Batista abandonada en palacio, (trabajó allí) una carta de Marta Rojas remitida al antiguo mandatario.
La viuda, la señora Marta Jiménez Martínez, se había volcado en encontrar al asesino de su esposo y de los demás jóvenes para que fuera llevado ante la justicia, sobre todo a raíz de un proceso de un antiguo opositor de nombre Marcos Rodriguez, que a la postre resultó fusilado. En la búsqueda Marta encontró ese documento archivado en el registro original de la Secretaría de la Presidencia de Batista, como el numero cinco del Legajo No 23.
Ella no fue la única que solía piropear al dictador, lo hicieron escritores que fueron premio nobel e incluso destacados políticos que, con el triunfo revolucionario de 1959, pasaron a engrosar las nominas del nuevo Partido Comunista. Por ejemplo veteranos militantes Blas Roca, Carlos Rafael Rodriguez o Juan Marínelo, sin ir tan lejos.
**Nacido en La Habana el 18 de abril de 1932, Alfredo Sadulé era hijo de un soldado que llegó a ocupar el puesto de chofer personal de Fulgencio Batista en 1934, y luego pasó a ser el jefe de la guardia del dictador a partir de 1952. Estudio en la Escuela de Cadetes y trabajó en la Cámara Municipal del ayuntamiento de Marianao.
--Jiménez Soler, Guillermo. Las empresas de Cuba 1958. 2014. --Wilfredo Cancio Isla en el Nuevo Herald 18 de mayo 2008. ----Entrevista a Alfredo Sadulé en Hialeah, Miami, por Abel Sierra Madero y Lillian Guerra. Julio 21 del 2014.
--Acosta Rubio, Raúl, Cuba, todos los culpables. Relato de un testigo (Lo que no se sabe del dictador Batista y su época), Miami, Ediciones Universal, 1977.
Por ejemplo en el periodo republicano la popular revista Bohemia se convirtió en la principal voz de la oposición, no solo contra Fulgencio Batista, lo fue durante varios gobiernos, como el del presidente Carlos Prío Socarras también, pero luego tras el golpe de Batista llegó a apoyar también la insurrección en su contra.
Fue por eso que el 26 de julio de 1953, cuando el sangriento asalto a los cuarteles, esa revista envió a reportar a un joven periodista local llamada Marta Rojas Rodriguez, cobertura que la dio a conocer por un medio que no solo era favorito en Cuba, si no en varios países de Hispanoamérica. No solo cubrió los hechos, también las sesiones del juicio que siguió después.
--El 11 de enero de 1959, a raíz de la entrada de Fidel Castro en la Habana, la tirada del primer número de Bohemia, conocido como la "edición especial", alcanzó un millón de copias vendidas en pocas horas.--Pero pasó el tiempo y seis años después Batista fue derrocado el ultimo día de 1958, y entonces Marta, que tenía que comer y mantener su casa como todo hijo de dios, siguió trabajando en los medios revolucionarios que fueron apareciendo como el diario Trabajo, Revolución, Verde Olivo, etc.
En 1965, integró el staff del periódico Granma, el órgano oficial del Partido Comunista del régimen y su portavoz, y es aquí, con la globalización de los medios gracias a la internet, cuando se le complicó la vida a esta señora que, gracias a la férrea censura del régimen, había conseguido esquivar una historia pasada.
Resulta que el hijo de Fructuoso Rodriguez, el miembro del directorio revolucionario que fuera asesinado en el apartamento numero siete de la calle Humboldt en el vedado, la Habana, junto a otros jóvenes que se escondían como José Machado, Juan Pedro Carbó Serviá y Joe Westbrook, todos masacrados, encontró un documento que comprometía a esta señora periodista.
Osvaldo Fructuoso Rodriguez, que como muchos recordarán se fue a vivir a Miami en el año 1991, y tuvo que suplicarle a la dictadura Cubana para que le dejaran entrar y poder estar junto con su madre muy enferma, dijo que su madre había encontrado un documento dentro papelería de Fulgencio Batista abandonada en palacio, (trabajó allí) una carta de Marta Rojas remitida al antiguo mandatario.
'Para usted, para Martha [Fernández, esposa de Batista], para todos los suyos salud. Mi deseo sincero, nacido de un afecto que por vocación siento por usted, y por si fuera poco, de agradecimiento también, es que se logre a plenitud lo que es máxima ambición suya:
Ver una Cuba próspera, sin odios ni revanchismos, ver superada entre cubanos `la crisis de la concordia' de que habla su amigo leal, el conciliador [Andrés] Rivero Aguero''. 'PD: 'Se portó usted valiente y grande y sigue amplio y generoso, lo admiro'', Marta Rojas R.
Esta documentación fue confirmada además por un periodista del rotativo miamense "Nuevo Herald, Agustín Alles Soberón, un antiguo reportero de esa misma revista Bohemia, que admitió que Marta Rojas era bien recibida en la finca Kuquines*, finca-residencia del matrimonio enclavada en el la zona del Guatao, muy próxima a la conocida "Autopista del Mediodía":
"Las relaciones entre Marta [Rojas] y Batista eran excelentes, ella cubría las conferencias de prensa en la finca Kuquine y Batista la elogiaba mucho, hasta le hacía chistes a veces''.
Pero la cosa se complica más, porque el asunto es que esta señora, además de lisonjera profesional, era una supuesta corrupta a juzgar por las declaraciones hechas por el hombre que más cerca se encontraba de Batista en aquellos años, su ayudante personal, el capitán Alfredo Saludé**, uno de los "elegidos" que abordó los aviones que despegaron desde el aeropuerto de Columbia en Marianao, aquel primero de enero de 1959 en dirección a Santo Domingo.
Al parecer el vasto imperio de la comunicación que Batista manejaba entonces no le era suficiente. Digamos "RHC Cadena Azul", el canal doce a colores de su propiedad, en apariencias, de Pumarejo, o la difusora CNC de la calle O y numero 216, en el Vedado, eran entidades que si bien no aparecían a su nombre, sí de sus testaferros.
De manera que al dictador no le quedó más remedio que echar mano de un añejo método, los sobres repletos de dinero que repartía "a trocha y mocha" entre periodistas de varios medios ajenos a su control, o que su línea editorial se apartaba más de lo debido. Exactamente lo mismo que hacen ahora, lo único que en vez de sobres son amenazas, coerciones y hasta cortes del servicio privado de la internet.
El capitán Sadulé, que lo mismo era ayudante personal de Fulgencio en Palacio como de su esposa Martha en la finca Kuquines, dijo que la entrega de sobres era algo muy habitual por aquellos días. Que varios periodistas pasaban por la finca a recogerlos como precio a su imparcialidad.
Los sobres eran recogidos en persona por la mayoría, y en caso de que se tratara de un peje gordo de las comunicaciones, como el director de Bohemia Miguel Ángel Quevedo por ejemplo, enviaba alguno de sus empleados. Aquellos sobres llevaban la intención de crear una atmósfera de prensa favorable al dictador, sobre todo en un momento en que su popularidad se encontraba bastante tocada.
Así lo dijo Saludé:
Los sobres eran recogidos en persona por la mayoría, y en caso de que se tratara de un peje gordo de las comunicaciones, como el director de Bohemia Miguel Ángel Quevedo por ejemplo, enviaba alguno de sus empleados. Aquellos sobres llevaban la intención de crear una atmósfera de prensa favorable al dictador, sobre todo en un momento en que su popularidad se encontraba bastante tocada.
Así lo dijo Saludé:
"Bueno, Miguel Ángel [Quevedo, dueño y editor de Bohemia y Carteles] no iba a Kuquine a recogerlos, pero venían sus cancerberos. Y en la campaña del 50, perdón del 54, se les daba dinero a todos, inclusive, a la revista. (...). Todas aquellas periodistas iban a Kuquine, Marta Rojas, y... Enrique [de la Osa]Toda esa gente tenía un asignación fija, sobre todo después que Marta se hace famosa cubriendo los eventos del asalto al Moncada para Bohemia". (...) Ella cogía dinero, ella y todos, cinco, diez, quince, veinte, las tarifas estaban así...(...) todos los periodistas de Cuba cogían dinero; de nosotros por supuesto. Yo hacía los sobres, me daban la lista y yo hacía los sobres. (...) Con billetes desde quinientos a cinco mil, era la asignación de un periodista".
Dicen que Marta estuvo como una loca buscando el citado documento en aquellos archivos de Palacio, pero lógicamente ya había sido sustraído y dado a conocer después en el rotativo Miamense. Nacida en Santiago de Cuba en 1928, Marta Rojas murió en el mes de octubre del año 2021 víctima de un infarto, pero en vida no se sabe la de premios que recibió por parte del régimen castrista, como el Nacional de Periodismo José Martí en 1997 por ejemplo.
*Kuquine: Residencia campestre del dictador Fulgencio Batista en la carretera del Guatao, en la Habana, muy cerca del antiguo y desaparecido autocine "Novia del Mediodía". Se llamaba así porque la primera esposa de Batista, Elisa Godínez, le llamaba "Kuki" cariñosamente.
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Maldita Hemeroteca
Fuentes:--Acosta Rubio, Raúl, Cuba, todos los culpables. Relato de un testigo (Lo que no se sabe del dictador Batista y su época), Miami, Ediciones Universal, 1977.

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