| Manzanillo a principios del siglo XX. // ... |
En la última sesión de la Asamblea de Representantes en Jamaguayú, el 18 de septiembre de 1895, Máximo Gómez fue nombrado general en jefe o generalísimo del Ejército; Antonio Maceo, lugarteniente general; y Tomás Estrada Palma, agente diplomático en el extranjero, quedando el Ejército Oriental dividido en dos cuerpos.
El primer Cuerpo quedó a cargo del general Maceo; mientras que la jefatura del segundo Cuerpo se le encargó a Bartolomé Masó, y ambos quedaron a las ordenes de Máximo Gómez como general en jefe. Sin embargo desde ese mismo momento Maceo intentó capitalizar ambos cuerpos en uno solo, apareciendo de nuevo los fantasmas del fracaso de 1868.
Léalo usted mismo:
Masó:
"La idea de llegar no a Pinar del Río, sino a La Habana desde la Sierra Maestra, es ilusoria. ¿Qué hombres harían la jornada de infantería? ¿Con que caballos? ¿Dónde se aprovisionaría ese Ejército? En caso de derrota, ¿a dónde se retirarían a reponerse? En los llanos no hay emboscadas, tiroteos ni pequeños fuegos, hay que presentar batallas ¿Con qué artillería? ¿Con qué armas? ¿De dónde viene el parque?. Eso en cuanto a nuestro Ejército.".
Lo mismo pensaban todos, menos Gómez y Maceo.
Hay historiadores que plantean - convencidos además - que el verdadero objetivo de llevar la guerra hasta Pinar de Río no era otro que llamar la atención internacional de cara a una invasión norteamericana, como sucedió después, de manera que esa posición negativa de Masó, que al parecer no estaba enterado de nada, le trajo muchos problemas. Tanto fue así, que Antonio Maceo orquestó una campaña en su contra. Le acusó de opositor, entre otras gravísimas acusaciones, todas infundadas, y que luego de un duro bregar para demostrar su inocencia, Masó pudo finalmente desmontarla.
El 2 de octubre el general Jesús Rabí, a las órdenes de Maceo, y en calidad de recién nombrado por Maceo como jefe interino del segundo cuerpo, se presentó ante el comandante Belisario Ramírez, que estaba a las órdenes de Masó, para comunicarle verbalmente y en un papel firmado además, por él mismo, que a partir de ese momento la jefatura del segundo cuerpo le pertenecía. Que el lugarteniente le habían nombrado nuevo jefe de ese segundo Cuerpo. Sin embargo Masó, que solo recibía ordenes de Gómez, pasó olímpicamente de Rabí y de su colérico jefe.
El 20 de octubre Maceo vuelve a la carga y envía de nuevo a Rabí con otra comunicación, donde le ratificaba al general Masó que ya no era jefe de nada, y que entregara sus tropas al general Rabí. Teóricamente esa comunicación de Maceo era una soberana mentira, toda vez que Gómez no había firmado nada. Sin embargo la actitud bastante ambigua del dominicano en esta crisis, no deja de llamar la atención.
La campaña de Maceo surtía sus frutos.
El 27 de octubre Santiago García Cañizares, muy molesto y confundido con lo que estaba ocurriendo, propuso al Gobierno en Pestán que Masó fuera destituido en la Jefatura del segundo Cuerpo, afirmando una mentira echada a correr por Maceo de que Masó "no atacaba las órdenes de Máximo Gómez" y se negaba a entregar sus tropas, lo cual era totalmente falso; y partiendo de esta falsedad, dejó entrever en una parte importante de la tropa que Bartolomé Masó tenía una idea preconcebida contra la invasión y, por ello, contra la mismísima Patria.
A final todas las patrañas de Maceo salieron a flote, en el momento en que Bartolomé Masó recibió la orden de Máximo Gómez, enviada el nueve de octubre desde el cuartel general de la Matilde de Imías, e inmediatamente Masó entregó sus tropas de forma disciplinada. Dicha entrega tuvo lugar el 4 de noviembre a través del general Jesús Rabí, enviado de nuevo por Antonio Maceo. Con lo cual podría deducirse que Máximo Gómez sí estaba al tanto de todo "mientras se hacía el sueco".
El 13 de noviembre, el Consejo de Gobierno reunido en la Yagua, recibió una comunicación de Maceo con graves acusaciones contra Masó. Fue entonces cuando el Gobierno, ante estos hechos, determinó la formación de una comisión compuesta por el secretario de interior, Santiago García Cañizares, y el subsecretario de la Guerra, el general Mario García-Menocal.
Dicha comisión, quedaría encargada de estudiar las acusaciones de Maceo, así como escuchar las alegaciones de Masó en su defensa. Con todo, no cesaron las amenazas de Maceo, alentadas por los enemigos de Masó a través de más rumores y falsedades. Maceo, totalmente altanero, desacreditó la comisión alegando que a donde había que llevar a Masó era ante un consejo de guerra, entendiendo que ese no era asunto de su competencia. Pero esto no era todo.
El 1 de diciembre de 1895 el diferendo llegó a su cenit. Las graves acusaciones de Maceo provocaron que Máximo Gómez, desde el cuartel general de La Reforma, enviara a Masó la orden de su cese como jefe. La comisión que había creado el Gobierno para investigar el caso, formada -como dijimos- por el secretario de Interior, Santiago García Cañizares, y el subsecretario de la Guerra, el general Mario García-Menocal, dictaminó:
"Nada hay en el expediente realizado por Maceo contra Masó, que justifique los cargos, y estimando que si alguno hubo fue por exceso de celo en el cumplimiento del deber. No hubo indisciplina, no hubo demora. Ni hubo, por tanto, tratos con traidores".
Por otra parte, el general Bernabé Boza, jefe de Estado Mayor del general en jefe, se vio obligado a publicar lo siguiente sobre la destitución de Masó:
"Si honrando la verdad histórica me he visto obligado a publicar este suceso, cumplo mi deber y lo hago con gusto, de manifestar que en nada pudo afectar la envidiable reputación del Venerable Patricio Oriental en tan enojoso asunto."
Por el contrario, como resultado de las falsedades, la comisión sopesó llevar al instigador Maceo a un consejo de guerra, en cambio fue el mismo Masó quien se opuso argumentando: «Maceo es un gran general, un gran patriota y la causa le necesita».
Cuando Masó cesó su mando el mando del segundo Cuerpo, pasó a ocupar el de vicepresidente de la república en armas, de manera que al efectuarse las segundas elecciones de 1897 resultó elegido presidente de la misma y con el apoyo de la gran mayoría.
El 10 de noviembre, el mayor general Mario García-Manocal, presidente del Consejo Territorial, expresando el sentir general de los jefes militares veteranos, escribió a Masó una extensa carta expresándole la necesidad urgente de crear un frente común integrado por todos los veteranos, con la idea de obtener a toda costa la independencia de Cuba ante el peligro norteamericano.
El general Menocal entendía que Bartolomé Masó era la única figura con prestigio capaz de aglutinar a todos los cubanos bajo una sola bandera y por encima de cualquier credo político 0 interés particular. Dicho consejo envió un cable al presidente norteamericano William McKinley, donde le pedía que mantuviera el gobierno militar y que se crearan cuanto antes los organismos electivos para constituir un gobierno cubano permanente, tal cómo establecía la "Joint Resolution" del 19 de abril de 1898, por la que Estados Unidos había entrado en guerra contra España.
Masó decidió entonces salir de su retiro de la política y se puso al frente del Consejo de Veteranos. En su respuesta del 15 de diciembre, McKinley le comunicó finalmente al Consejo de Veteranos que garantizaba la no anexión, pero que Cuba debería de quedar unida a Estados Unidos por vínculos especiales de intimidad y fuerza para asegurar su perdurable bienestar. (Enmienda Platt).
No obstante Bartolomé Masó, contrario al intervencionismo norteamericano, quedaba «marcado» como «enemigo» por Washington tras su actuación al frente del Consejo de Veteranos. Cuando empezó la campaña, presidencial, el gobierno interventor norteamericano no consideraba en Cuba más poder con quién tratar que el generalísimo Máximo Gómez, que por su parte estaba perfectamente identificado con su candidato Tomás Estrada Palma. Y aunque el pueblo prefería a Masó por sus mayores méritos militares, al final los vínculos de Palma, así como su larga relación con los Estados Unidos, hicieron el resto.
Encima Masó "se suicidio" al mostrarse coherente con sus ideas. El diario "El Mondo" publicó una carta suya al general José Lacret, que terminaba diciendo:
"Ese derecho es el de la fuerza, del que ha nacido la Ley Platt, esa decantada Ley que tan horrorosa decepción nos ha hecho sufrir. Es la tendencia que tienen siempre de dominar a los débiles e imponerles su Ley, y atacar a su vez a la autonomía de los Estados”.
Se había disparado él mismo en un pie, como se suele decir. En el mes de julio Máximo Gómez se entrevistó con Estrada Palma, y en aquella entrevista la suerte quedaba echada para el iniciador de Bayate. Así, el día 3 de octubre, el general Leonard Wood nombró la Junta General de Escrutinios, formada exclusivamente por cinco partidarios de Estrada Palma:
--Méndez Capote como presidente
--Enrique Villuendas, como secretario
--Diego Tamayo, Martín Murúa Delgado y Alfredo Zayas como vocales.
Los partidarios de Masó protestaron ante el general Wood, pero este adujo que la Junta se formó antes de proclamarse oficialmente la candidatura de Masó. Luego acudieron a Washington, pero sus razonamientos fueron desoídos. Quedaba clara la postura de EEUU a favor de Estrada Palma porque apoyaría la implantación de la Enmienda Platt. El 31 de diciembre de 1901 se efectuaron unas elecciones presidenciales donde los compromisarios de Estrada Palma fueron electos.
Este enfrentamiento de Masó con Estrada Palma, como el anterior con Antonio Maceo, no han sido tratados con la seriedad ni la profundidad que requieren, salvo en la vetada obra de Rufino Pérez Landa, "El grito de Bayate", de 1943, donde el escritor sugiere que a los otros alzamientos no se le dio el valor que realmente tuvieron.
Que de haberlo hecho, hubiera significado tener que engrandecer la figura del único hombre que se atrevió a enfrentar a Maceo. Al final la historia mal contada terminó por hacer claudicar a la de Guantánamo, donde a diferencia de los cinco tiros al aire que disparó Saturnino Lora en la pacífica Baire, sí se batió el cobre desde el mismo día 24 que se dio la orden.
Maldita Hemeroteca
Condensado y adaptado de "Revisión histórica del 24 de Febrero de 1895. Historiador, Dr Guillermo Calleja Leal. Vocal de la Comisión de historia militar Española.









