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MISTERIOS DE NUESTRO IDIOMA: LA J POR LA G.

Legajos del Archivo General Militar de Madrid. // 

En un principio la letra J no formaba parte del abecedario latino que dio origen al idioma español, al menos fonéticamente hablando. La historia recoge que fue el gramático italiano Gian Giorgio Trissino, allá por el 1500, quien comenzó a diferenciarla de la I usada por los romanos en sus numeraciones.

En vez de escribir el dieciocho tal y como lo conocemos hoy, XVIII, los Romanos sustituían la ultima I por una J, lo que explica que la hayan diferenciado con un punto encima. Otros, en cambio, aseguran que fue Pierre de la Ramee allá por el 1520 en fin, que la J fue la ultima letra en incorporarse al alfabeto con sonido propio.

Siglos después se empleó para sustituir a la X, por ejemplo "Don Quixote de la Mancha", del novelista y dramaturgo Don Miguel de Cervantes y Saavedra, o como la seguimos viendo en los casos de Mexico, Texas, Xerez, Oaxaca, entre otros muchísimos ejemplos. Dicho esto, dentro de una brevísima referencia, se puede decir que en Cuba y en España brillaba por su ausencia, incluso en el siglo XIX. 

En el Archivo General Militar de Madrid se encuentra un material de incalculable valor referente a la guerra hispano-cubana, en una sección denominada “Documentación incautada al enemigo”. En esa sección se custodian materiales de diversa procedencia y condición recogidos por las tropas españolas como cartas, mapas, notas, telegramas o breves partes de guerra pertenecientes al ejército cubano.

Varios de ellos han sido publicados en la Internet, casi siempre en formato PDF, donde se puede comprobar que todos esos textos, la mayoría redactados del siglo XIX e incluso en el XX, la letra J brillaba por su ausencia. En su lugar se empleaba la G e imaginamos que el proceso de formar parte de las palabras como tal, demoró tiempo en ser asimilado. 

Veamos este ejemplo de un fragmento del Diario del general Máximo Gómez durante la primera guerra de independencia:



En esta edición, publicada en Ceiba del Agua en 1941, en la pagina 17 aparece un apunte sobre el general Antonio Maceo donde Gómez escribe la palabra GEFES y no JEFES, y así a lo largo de su extenso diario que reunió casi 600 folios. Incluso, en los periódicos y revistas españolas publicadas en ese siglo en Cuba o llegadas desde España, la J seguía ausente. 
En el siglo XVIII se adoptaron la «J» y la «U», quedando establecidas las 26 letras del alfabeto latino básico tal como las conocemos actualmente.
De ahí se desprende el porque algunos vocablos indígenas se escriben y se pronuncian en Cuba con la letra J, por ejemplo HUTÍA o HICOTEA como era habitual. En el argot mambí (rebelde) la palabra HUTÍA significaba cobarde, a día de hoy se sigue empleando con tal propósito aunque ya menos, mientras que HICOTEA apuntaba a un traidor, o al menos alguien en el que no se podía confiar. Otro ejemplo:


En el libro del investigador Ismael Sarmiento Ramírez, "Mirada critica a la historiografía cubana en torno a la marginalidad del negro en el Ejercito Libertador (1868-1898)" se hace referencia a una serie de críticas bastante hirientes, hechas por algunos líderes de la insurrección Cubana contra el general Antonio Maceo, como Matías Vega Alemán, Ignacio Mora Pera, Miguel Bravo Santié, entre otros.

En una de esas cartas, el brigadier tunero Juan Fernández Ruz dirigida a Francisco Vicente Aguilera acusaba a Maceo de ser un "HICOTEA", y lo decía por el fracaso de la guerra chiquita. No vamos a entrar en viejas rencillas, celos o incongruencias entre orientales y camagüeyanos, pero más allá de los sentimientos y razones que tuvieran todos, solo queremos ejemplificar con esto la manera en que se escribían esas palabras y no como lo hacemos hoy. 

Otra teoría menos aceptada por un problema de fechas, apunta a que fue debido a la influencia del idioma inglés, sobre todo a partir de la invasión norteamericana de 1898. Quizás aquellos soldados la pronunciaban como es usual en su idioma, tal y como hacen por ejemplo con HEART, HILL, HIT, HAPPY o HOUSE, etc, y que a la larga resultó mucho más cómodo para el cubano. 

Otra de las hipótesis apuesta a la manera de hablar de los soldados hispanos que llegaron desde Andalucía, que en su caso sigue siendo habitual el empleo de la jota en sustitución de otras letras, como en JARTO por HARTO o PEJETA por PESETA. Señalar que la mayoría de los marinos que acompañaron al almirante Cristóbal Colón cuando descubrió América, eran Sevillanos. Sin embargo, nada prueba una u otras conjeturas. 

La real academia de la lengua Española, La RAE, acepta el vocablo HUTÍA como voz araucana que describía un mamífero roedor en las Antillas del tamaño de un conejo, pero lo hace con H, mientras que por otro lado en textos del 1520, digamos los redactados por el encomendero Bartolomé de las Casas, se hace referencia a los "galápagos de agua dulce" llamados por los indígenas "Hycoteas".

Actualmente en zonas de Colombia, países andinos o en la Republica Dominicana, a la tortuga de río se le sigue llamando hicotea, no así en Cuba donde esa H desapareció por completo. 

Maldita Hemeroteca