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| Armando Orozco en la Habana |
Sabemos que la muerte es algo inevitable, porque cuando toca y nos llega ya no hay nada que hacer. Sin embargo, evitable si sería que no se le llamara antes de tiempo y eso fue lo que le pasó precisamente al atleta cubano Armando Orozco Varela, que la llamó cuando aun no le tocaba. Un poco enredado pero entendible. Resulta que este lanzador del martillo tuvo una de las mejores marcas alcanzadas en la isla y junto otro colegas de la especialidad, como Enrique Samuells, Alberto Sánchez y Roberto Janet, era de lo que mas valía y brillaba en esta modalidad en Cuba, sobre todo a partir de que alcanzara un disparo de 70.02 metros el 25 de junio de 1978. De hecho el record actual cubano - en poder de Janet en 2015 - no está muy lejos con 78,02.
Hay que entender que este es un deporte netamente técnico y que, con los años, las marcas van siendo mayores de manera que para lograr un envío de tal magnitud en los año 70, no estuvo nada mal. El record olímpico lo implantó el canadiense Ethan Katzberg en los últimos juegos de París 2024, mientras que el mundial, que data del 1986, es el astronómico 86,74 del entonces soviético Yury Sedykh. Aun así, Orozco se las arregló para estar dentro de la élite cubana de esta disciplina, quedando 5to en la copa mundial de Montreal en Canadá 1979, con un envío de 69: 62 M.
Si usted busca información en cuba sobre esta atleta le dirán que murió de forma accidental, y entonces usted podrá pensar que lo más probable haya sido de un accidente de tráfico, pues no. "El trágico accidente" al que se refieren en esa prensa fue mientras jugaba a la Ruleta Rusa, ese peligrosísimo reto en donde se coloca una o más balas dentro de un tambor de un revólver, se le de vueltas al cilindro sin ver en dónde quedó el proyectil y se aprieta el gatillo.
Simulando jugar a la ruleta rusa con un revólver Magnum en el set televisivo de la serie 'Cover Up', el actor se disparó la bala de fogueo que en teoría no debía hacerle daño, sin embargo se colocó tan cerca la boca del cañón en su cabeza, que la onda expansiva del disparo le produjo una hemorragia craneal de la que no pudo recuperarse. Por otro lado el músico Terry Kath, guitarrista de la legendaria banda Chicago y un gran amante y coleccionista de armas, se voló los sesos el 23 de abril de 1978 con una pistola de nueve milímetros de manera parecida.
Maldita Hemeroteca

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