Calle Obispo en la Habana 1910.

Según el historiador y profesor cubano, Leví Marrero Artíles, en Cuba fueron censadas en 1862 un total de 459 sastrerías, estimándose su renta anual en 2 millones 174.000 pesos y como media 4.736 por establecimientos. En el caso de las 145 que había en La Habana, la renta media era de 7.800 pesos, que para el año que estamos hablando era una cantidad de dinero bastante considerable.

Uno de los más famosos sastres de la Habana se llamó Antonio Nicanor Mella Brea, que tenía su establecimiento en la calle Obispo, No 105. Había nacido en la Republica Dominicana pero su familia se asentó en la Habana. En uno de sus viajes a New Orleans, EEUU, conoció a la irlandesa Cecilia Mc Partland Reilly y con ella se regresó a la Habana.

Tuvieron dos hijos no reconocidos, Nicanor Mac Portland, nacido el 25 de marzo de 1903 en La Habana, y Cecilio Mac Partland, el 6 de enero de 1906, pero resulta que por problemas de salud Cecilia se tuvo que regresar a los EEUU, y Antonio Nicanor y su esposa legal Mercedes Bermúdez, se hicieron cargo de la custodia de los dos niños.

El 2 de mayo de 1910 doña Mercedes les cambió los nombres a los niños, y los legalizó como ciudadanos cubanos. A Nicanor le llamó Julio Antonio Mella Mc Partland; y a Cecilio lo nombró Nicasio Mella Mc Partland. Este último emigró muy temprano de Cuba, al parecer a Sur América, mientras que el primero ya sabemos el personaje que fue.

Comunista a su manera, Mella fue asesinado en la esquina que formaban las calles Abraham González y Morelos, en el distrito federal en México. Había contraído matrimonio con la señorita Oliva Margarita Zaldívar Freyre el 19 de julio de 1924 en La Habana, hija del ingeniero de minas Oscar Zaldívar Peyrellade y Oliva Freyre Cisneros. 

De esa unión nació Natasha Mella Zaldívar, el 19 de agosto de 1927 en Ciudad México. Natasha se fue a vivir a Camagüey, a la casa de su abuelo materno Oscar Zaldívar, pero luego comenzó un periplo por Noruega y Berlín con su madre, que para entonces era una funcionaria diplomática del gobierno cubano. Regresó a Cuba al iniciarse la Segunda Guerra Mundial.

El 20 de diciembre de 1950, contrajo matrimonio en La Habana con Antonio de la Torriente Morales, hijo de Leandro de la Torriente y María Luisa Morales. Tuvieron una hija a la que llamaron Ileana de la Torriente Mella, nacida el 10 de abril de 1952 en La Habana. Sin embargo, una vez que Fidel Castro se apoderó del poder en Cuba, ambas, madre e hija, pensaron que eso del comunismo no era para ellas, y en 1961 "ojos que te vieron ir nunca más come back".

Miami fue la ciudad donde Natasha falleció el once de febrero del 2014, en tanto que Ileana se casó el 21 de enero de 1984 en ese mismo pueblo con el abogado Louis LaFontisee Jr., fallecido hace un par de años. Su padre Antonio de la Torriente Morales, divorciado ya de su madre, falleció en 2007, en tanto que su mamá murió de cáncer el once de febrero de 2014, a los 86 años.

 ¡Ah!, el sastre Antonio Nicanor, pues una vez se quedó viudo, se casó de nuevo el 13 de febrero de 1919 con Dolores Melón Robatto, y murió en la Habana el 21 de diciembre de 1929, solo veinte días antes de que mataran a su hijo en Mexico. Pero fíjese los vericuetos que tiene a veces la vida. 

Resulta que el padre de este sastre, abuelo a su vez de Julio Antonio Mella, Don Matías Ramón Mella, fue un patriota dominicano que luchó en las filas de Juan Pablo Duarte y Díez, quien llegara a ser presidente de su país en los tiempos en que combatió a España. De hecho, el disparo de su trabuco la noche del 27 de febrero del 1844 en la Puerta de la Misericordia, anunció el inicio de las hostilidades. 

Su habilidad como estratega contribuyó significativamente a lograr la independencia dominicana, incluso se dice que tanto las técnicas de guerra irregular, la tea incendiaria, como las cargas al machete, las trajo a Cuba el entonces anexionista Máximo Gómez, después que saliera derrotado junto a Valeriano Weyler y Dominicana volviera a ser independiente. Ahora bien, si combatieron frente a frente, eso no lo sabemos.

Maldita Hemeroteca