El dueño de la finca.

Así quedó el busto de Ernst Thälmann luego del huracán Mitch. // 

Con frecuencia se solía señalar a Fidel Castro como "El dueño de la Finca", en referencia al poder que tenía en Cuba para tomar decisiones y no ser cuestionado por nadie, y esta historia que por poco llega a lacerar la soberanía nacional, fue un ejemplo de su aberrante uso y abuso del poder.

El 18 de agosto de 1972 el Aktuelle Kamera, el noticiero de la televisión estatal de la entonces República Democrática Alemana (R.D.A.) emitió un sorprendente reportaje. Informaba sobre la ceremonia de transferencia de soberanía de una isla en el Caribe que Fidel Castro, "le había regalado" a Alemania oriental.

Se trataba del islote "Cayo Blanco del Sur", una franja de tierra de 7 km2, 500 metros de ancho y 15 de largo, ubicada en el Golfo de Cazones. La entrega del rebautizado "Cayo Ernst Thälmann", porque hasta el nombre le cambió, se materializó en el año 1974 a raíz de la visita a Cuba del siniestro mandatario de esa parte de la Alemania dividida impuesto por los Soviéticos, Erick Honecker.

Dos años antes de esta visita, el 20 junio 1972 Fidel Castro le visitó allá en Berlín, y fue entonces que ocurrió algo realmente vergonzoso y propio de un tirano de esta calaña. Dueño y señor de la isla de Cuba, Castro se atribuyó el derecho de disponer de de una porción del territorio nacional Cubano como si suyo fuera, en concreto esta isla al suroeste de la famosa Bahía de Cochinos.

El pretexto para justificar esta muestra de poder fue cambiarle el nombre a la isla por el de Ernest Thämann, un antiguo líder del Partido Comunista Alemán que había sido fusilado en 1944 durante la segunda guerra mundial. Desde entonces aquella porción de costa pasó a llamarse "Playa República Democrática Alemana".

Para consumar su cohecho, el 18 de agosto de ese mismo año se erigió un busto de Ernst Thälmann en la playa y se realizó una ceremonia de transferencia de soberanía, en la cual estuvieron presentes el embajador de la R.D.A. y representantes cubanos. Entre ellos, uno que al pasar de los años fue fusilado, el general Arnaldo Ochoa Sánchez, como se aprecia al fondo en la foto. En agradecimiento, los Alemanes comunistas se harían cargo del 6% de la cuota azucarera de la isla.

Así repartía Castro nuestra isla como si fuera su dueño

Lejos estaba Castro de imaginar siquiera que el comunismo terminara cayendo. Por eso, cuando las Alemanias se unificaron en 1998, lo que un día fue una muestra escandalosa de malversación del territorio nacional Cubano ocultado al pueblo, pasó a ser un inocente "simbolismo amistoso".

De hecho, una vez que se efectuó la reunificación de las dos Alemanias en 1990, al nuevo gobierno no se le ocurrió jamás hacer ningún tipo de reclamo de esa increíble muestra de poder cometida por estos dos dictadores. Fue la madre naturaleza la que se encargó de poner en su sitio aquel espantoso busto.

Un ciclón - el Mitch - lo arrancó de cuajo de su base, y el comunista alemán que una vez fuera el mas leal y obediente pro soviético de todos, quedó tirado en la arena. Ni siquiera el mismo Castro se tomó el trabajo de colocarlo en su sitio de nuevo.

¿Qué fue de Erick Honecker?

A diferencia de Fidel Castro que se fue de este mundo "de rositas", a este terrible y criminal dictador si le acosó la ley. Como Castro, Honecker se había opuesto a las reformas políticas y económicas introducidas por el líder soviético Mijaíl Gorbachov, aplicadas en toda Europa Oriental a finales de la década de 1980. 

Tras la debacle del campo socialista, y en especial de su sistema divisorio, fue acusado de ser el responsable de la muerte de al menos 200 ciudadanos que intentaron saltar el vergonzoso muro que los separaba de la libertad. Purgó dos años de cárcel por la muerte probada de 68 de ellos, pero su grave estado de salud le puso en libertad en 1993.

Murió el 24 de mayo de 1994 a los 81 años de edad estando refugiado en Chile, víctima de un cáncer en el hígado. Había llegado a ese país luego de su liberación en 1993 tras un complicado proceso diplomático, y gracias a que Sonia - su hija - estaba casada con un ciudadano chileno. Fue así que pudo residir de Alemania y refugiarse en Chile donde fue sepultado.

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